El 10 de marzo del 1943 el terror nazi llegó a los países balcánicos con el objetivo de concretar su agenda racista liquidando a los judíos de la zona. Si bien la comunidad judía búlgara soltó un suspiro de alivio cuando 48,000 judíos búlgaros fueron salvados del exterminio por parte del Rey Boris III, desgraciadamente la colectividad judía de Macedonia no corrió la misma suerte.
Para esa fecha representantes del Comisariado bajo el liderazgo de Kiril Stoimenov, llevaron a cabo la tarea dictada por el acuerdo firmado entre Theodor Dannecker, representante del genocida Adolf Eichmann, y Alexander Bélev . El acuerdo consistía en deportar 20.000 judíos a las regiones alemanas del este.
El operativo comenzó a las 2 de la madrugada donde centenares de civiles junto con las fuerzas del Comisariado despojaron a los judíos de sus casas y pertenencias para ser trasladados a lo que fue por tragedia su destino final.
Para esa época un gran número de soldados búlgaros habían sido infectados por el Tifus. Los médicos tuvieron la surte de salvarse como también quienes portaban pasaporte español.
Hoy la segunda generación de sobrevivientes pide preservar la memoria de sus seres queridos, con el objetivo de mostrar al mundo que el terrible y nefasto acto que más marcó la historia del siglo 20, no solo afectó a los judíos de la Europa Occidental, sino también a la comunidad sefardí, como ocurrió en Macedonia donde principalmente son descendientes de judíos que fueron expulsados de España y Portugal durante la inquisición.
Pero aquellos muertos que no fueron recordados, se convirtieron en víctimas por segunda vez. Su sacrificio y sufrimiento fueron arrastrados por oleadas de la fría indiferencia. La memoria se borró como si nunca hubieran vivido, fueron los huérfanos de los Balcanes.
75 años después, hijos y nietos de los sobrevivientes realizan en la misma fecha una marcha en honor a sus antepasados, en especial a quienes su vida fue cegada por el terror que provocó la segunda guerra mundial.
Esta marcha representa la victoria del pueblo judío, la presencia con la bandera de Israel marchando por el mismo recorrido donde 12,000 miembros de la colectividad fueron enviados a Campos como Treblinka y Auschwitz, la victoria, porque junto con el himno de Israel como broche final, Israel no solo honra la memoria de su pueblo sino que con la frente alta repite al mundo «Am Israel Jai! El pueblo de Israel vive!».