Por Carmit Valensi
Tras tres meses de relativa calma durante la transición política, el nuevo régimen de Siria se enfrenta a un grave desafío de seguridad: un ataque deliberado contra sus fuerzas por parte de partidarios del régimen de Assad desde la región alauita en el oeste del país.
Según algunos informes, más de mil personas de la comunidad alauita han sido asesinadas, la mayoría de ellas civiles.
Se trata de un grave desarrollo para el presidente al Sharaa, sobre todo teniendo en cuenta sus esfuerzos por proyectar una imagen moderada, inclusiva y tolerante.
De estos acontecimientos surgen tres lecciones clave:
Control limitado sobre el territorio—Aunque el régimen no inició el ataque, los acontecimientos ponen de relieve su débil control sobre el terreno y su dificultad para imponer su autoridad sobre las fuerzas que actúan en su nombre.
Además, el incidente revela la fuerza de la oposición de los partidarios de Assad, que han logrado convertir una confrontación política en un conflicto sectario, aumentando la presión sobre el nuevo régimen.
Por cierto, vale la pena señalar que las redes sociales están plagadas de desinformación y noticias falsas, incluidas imágenes de víctimas atribuidas a acontecimientos actuales pero que en realidad fueron tomadas durante el pico de la guerra civil bajo el gobierno del presidente Assad.
Condena de la violencia pero acciones insuficientes: Al-Sharaa adoptó una actitud de estadista, pronunciando un discurso público en el que llamaba a la calma y comprometiéndose a castigar severamente a los responsables de dañar a civiles.
También ordenó el envío de ayuda humanitaria a las zonas afectadas.
Sin embargo, a la luz de los perturbadores videos que aparecieron durante el fin de semana, el impacto de estas medidas parece insignificante.
Daños al estatus del régimen y a sus oportunidades internacionales—Incluso si la violencia disminuye en el corto plazo, sus daños se sentirán en el largo plazo.
Es probable que entre las comunidades drusa y kurda crezca la resistencia al desarme y a la entrega de armas al régimen.
Mientras tanto, la voluntad de la comunidad internacional de levantar las sanciones contra Siria —anteriormente condicionadas a la continuación de un proceso de transición pacífico e inclusivo— puede verse disminuida.
Al mismo tiempo, dentro de la secta alauita están surgiendo voces que piden a Israel que los ayude, de manera similar al apoyo que brinda a los drusos.
Siria se encuentra actualmente en uno de sus períodos más frágiles desde la caída de Assad.
Siria se encuentra en una encrucijada: el final de un capítulo sangriento o el comienzo de un ciclo interminable de violencia sectaria, que podría hacer caer el ambicioso proyecto de al Sharaa.
Sólo el tiempo lo dirá.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
desinformar es pate de vuestro trabajo ?