Los masajes del médico de Himmler que salvaron cientos de miles de vidas

Felix Kersten Foto: Wikimedia Commons Dominio Público

El terapeuta logró en esas sesiones salvar la vida de decenas de miles de presos condenados a una muerte segura en los campos de concentración nazis.

En 350.000 personas cifra el historiador François Kersaudy (1948) las vidas salvadas por este médico de pasaporte finlandés, uno de los fisioterapeutas más prestigiosos de la época que recibió en 1939 la petición de atender a Himmler y, tras vencer sus dudas iniciales, se convirtió en su médico personal o, en palabras de Reichsführer, en su «Buda mágico».

Y en lugar de recibir honorarios, pidió que le remuneraran mediante la liberación de los judíos y combatientes. El Congreso Judío Mundial cifra en 60.000 judíos las vidas que no fueron exterminadas gracias a la mediación de Felix Kersten pero Kersaudy sostiene que son muchas más en su libro «El médico de Himmler», publicado en español por Taurus.

Así, ha explicado el historiador a un grupo de periodistas, en febrero de 1945 los nazis decidieron que volarían los campos de concentración con todos sus prisioneros y guardas dentro conforme los aliados se acercaran a una distancia de 8 kilómetros, una información que llegó a oídos del Congreso Judío en Estocolmo, que pidió ayuda a Kersten para que intentara impedirlo a través de Himmler.

El médico tardó ocho días pero logró convencer durante sus sesiones al jefe de las SS que desistiera de volar los campos en los que se hacinaban 350.000 personas, ha señalado el autor, especialista en la Segunda Guerra Mundial.

Pero antes había salvado más vidas, entre 3.000 o 4.000, indica Kersaudy, que considera que su libro podría haberse titulado «Las listas de Kersten», ya que sus listas de personas a las que librar de la muerte fueron más de cien y, a pesar de ello, este médico es prácticamente un desconocido frente a figuras como la de Oskar Schindler.

El médico aprovechaba que Himmler se había hecho «dependiente» de él y de sus tratamientos, lo que explica «su inmensa influencia» sobre él líder nazi, «a veces más que Hitler», indica el historiador, que ha estudiado los diarios, notas y declaraciones de los principales protagonistas de la historia.

Así, Kersten explicaba en sus diarios: «Podía ayudar a las personas sobre todo cuando Himmler estaba muy enfermo. En estas circunstancias, se hallaba muy desvalido […] y era muy influenciable. De ahí que cuando empezaba una crisis tenía que llegar con mis listas. En esos momentos, firmaba casi todo lo que se le ponía por delante. Pero una vez restablecido, era casi imposible hacerle firmar una liberación».

«Kersten conocía las debilidades de Himmler, un hombre que tenía un poder inmenso pero que al mismo tiempo era muy débil», indica el autor, que destaca el narcisismo del jerarca nazi y cómo la existencia del médico y su influencia en el jefe de las SS era desconocida para Hitler, pues en caso de saberlo lo habría eliminado.

La labor del terapeuta no fue reconocida hasta mucho después debido a que un conde sueco, que había participado en el rescate que Kersten organizó de 20.000 mujeres de campos de concentración, sostuvo que toda la operación había sido obra suya y le amenazó con expulsarle a Finlandia, ya bajo influencia soviética, si le desmentía.

El Congreso Judío Mundial estableció en 1947 que había salvado en Alemania a 100.000 personas de diversas nacionalidades, incluidos 60.000 judíos, a riesgo de su propia vida.

Otros reconocimientos llegaron más tarde: desde Holanda en 1950 y desde Suecia en 1956. Y Charles de Gaulle le otorgó la legión de honor en 1960 por haber salvado a miles de franceses, pero durante el viaje a París para recibir la condecoración, Kersten sufrió un infarto y murió.

Su historia será recuperada en un documental para la televisión francesa, dice el escritor, que señala que, «lamentablemente», Vladimir Putin no tiene un médico como Kersten.

«Putin se ha vuelto loco», considera este historiador, que destaca que el presidente ruso tiene en común con Hitler que carece de consejeros y su entorno le tiene miedo: «Hitler estaba aislado y Putin también». EFE

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