Los iraníes, preocupados por la crisis económica y apáticos ante los comicios

Gan Bazaar de Teherán Foto: Agencia de noticias Tasnim vía Wikimedia Commons CC BY 4.0

Para este año se espera una inflación del 39 % y un crecimiento del 2,5 %, después de que en 2019 la economía se hundiera un 6,8 % como consecuencia directa de las sanciones estadounidenses contra Irán y de que el pasado año se recuperase a un 1,5 %, según datos del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Los problemas económicos y los altos precios de los alimentos y la vivienda afectan de modo diario en los aspectos más básicos de la vida de la población, que expresa haber perdido su confianza en el sistema, lo que influye en la participación electoral.

Según los resultados publicados por la agencia de encuestas iraní ISPA, de las 6.650 personas entrevistadas solo un 38 % va a votar en las presidenciales, aunque otros sondeos auguran un 45 % de participación, que es no obstante muy baja para los estándares de la República Islámica.

DECEPCIONADOS CON EL SISTEMA

Gran parte de la población ha perdido la esperanza y ya no ve casi diferencia entre los dos bloques políticos del país: conservadores y reformistas. Del centenar de ciudadanos de distintas clases sociales y tendencias, solo uno dijo que iba a votar, pero obligado.

«Necesito mi trabajo y, si no voto, me despiden porque en mi oficina controlan los documentos de identidad para comprobar que contienen el sello de las elecciones», afirmó Zahra, una funcionaria de 58 años.

Los otros 99 aseguraron que no van a votar. Algunas de las razones ofrecidas fueron que «ninguno de los candidatos es digno» o que «el sistema no permitirá al presidente solucionar los problemas del país».

Reza, de 38 años, dijo en el Gran Bazar de Teherán que «aunque en vez de siete ladrones estuviesen calificadas (como candidatos) personas dignas, el futuro presidente no tiene ningún poder».

«Esto no es solo mi opinión, lo han revelado los propios gobiernos del sistema que a lo largo de más de 40 años desde la revolución no han hecho nada a favor de la gente mientras las instituciones paralelas (y no elegidas por votación popular) han crecido día a día», lamentó este ingeniero.

MIEDO E INDIFERENCIA

Incluso el Gran Bazar de Teherán, donde tradicionalmente los comerciantes tenían una postura clara y al menos apoyaban a alguno de los candidatos, se muestra sin interés ante esta cita con las urnas.

Para estas presidenciales han sido registrados siete candidatos y los conservadores, con una mayoría de cinco, compiten contra dos de tendencia más reformista. El favorito es el clérigo ultraconservador y jefe del Poder Judicial, Ebrahim Raisí, a quien muchos consideran que el sistema le ha allanado el camino.

En opinión de Omid Baqerí, un tendero con varios años de experiencia en el corazón del bazar, la elección del presidente no depende de los ciudadanos, varios de los candidatos están de relleno y «la situación del país es miserable y preocupante».

«(El nuevo presidente) es algo que desde antes ha sido determinado, eso ya lo sabe todo el mundo. Irán ha superado todos sus límites porque esa persona ha sido elegida desde antes y han traído a cuatro espantapájaros para que hablen», dijo en su tienda.

Tanto los comerciantes como los clientes del bazar se mostraban desilusionados ante estas elecciones y muy pocos estaban dispuestos a hablar por miedo a las consecuencias.

CULPABLES DE LA SITUACIÓN

Mientras parte de la población culpa al sistema en general de la crítica situación, durante la campaña los candidatos conservadores la han atribuido a la mala gestión del Gobierno del moderado presidente Hasan Rohaní, quién desde 2013 está en cargo, y han efectuado promesas de ayuda social de difícil cumplimiento.

El problema económico se debe en una considerable medida a las sanciones impuestas por EE.UU. a Irán tras la retirada de Washington en 2018 del acuerdo nuclear, pero en el descontento general creado en el país tienen una mayor cuota los factores internos.

Varios de los entrevistados, que pidieron no ser identificados, indicaron que se sienten «atrapados» y «condenados a sufrir»: «Si protestamos nos matan», lamentó uno de ellos.

La corrupción de las autoridades revelada estos años y la dura represión de las protestas que estallaron contra la carestía se suman a las críticas por la falta de libertades políticas y sociales en el país.

Abdolnaser Hematí, exgobernador del Banco Central y uno de los candidatos moderados, aseguró que el sistema no tiene derecho a decidir sobre el estilo de vida de la población y que los jóvenes están cansados de está situación: «Hablo del 60 por ciento de los jóvenes que ha dicho que no va a votar», agregó. EFE

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