Hace más de un año, los hospitales en el norte de Israel operan parcialmente en búnkeres subterráneos para protegerse de los ataques de Hezbolá. Este es el caso de los hospitales de Nahariya, Safed y Haifa.
Aunque el personal y los pacientes celebran este retorno, los directores de los centros médicos mantienen su preparación para volver a refugiarse si fuera necesario.
El retorno fue posible el 8 de diciembre, 11 días después de que entrara en vigor un alto el fuego temporal de 60 días entre Israel y Hezbolá.
En toda la región, los centros médicos cuentan con refugios fortificados, en los que almacenan alimentos y suministros ante posibles cortes de comunicación e infraestructura. En total, los hospitales del norte trataron a 1.578 civiles y 3.391 soldados.