Los beneficios estratégicos para EEUU e Israel de ofrecer F-35 a Emiratos Árabes Unidos

Netanyahu, Trump, Zayed y Zayani en la firma de los Acuerdos de Abraham en Washington, DC, 14 de septiembre de 2020 Foto: GPO Avi Ohayon

La normalización oficial de las relaciones entre Israel y Emiratos Árabes Unidos (EAU) es una victoria poco común para la estrategia política y militar general de Estados Unidos en el Medio Oriente y tiene importantes implicaciones globales. Si Israel opta por aceptar una medida de riesgo apoyando la venta de cazas F-35 a Emiratos Árabes Unidos, ambas partes podrían ver beneficios inmediatos y a largo plazo.

Para Israel, la nueva apertura con los países árabes en el Golfo Pérsico ofrece oportunidades políticas, estratégicas y financieras incomparables. Con el caso de los Emiratos Árabes Unidos como modelo, Israel tiene la oportunidad no solo de mostrar su conocimiento tecnológico para proteger a los Estados del Golfo de las amenazas planteadas por Irán y otros adversarios potenciales, sino también de extender sus propias medidas defensivas más allá de sus fronteras y más cerca de su adversario más ardiente. Más allá de las colaboraciones en el sector de la seguridad, muchas otras empresas israelíes, desde plantas de desalinización hasta las que producen energía nuclear segura, pueden expandir sus mercados y acumular beneficios, no solo en términos económicos sino también en términos de percepción pública.

La audaz medida de EAU para normalizar formalmente su relación con Israel conllevó un riesgo considerable. Los cálculos en Abu Dabi se basaron en factores de seguridad de las amenazas que emanan de Irán, la falta de confiabilidad percibida del compromiso de Estados Unidos con los acuerdos de seguridad a largo plazo en la región y las posturas de confrontación adoptadas por los gobiernos inspirados en los Hermanos Musulmanes en Qatar, Turquía y Libia. El proceso de normalización entre Israel y Emiratos Árabes Unidos, si bien estuvo en curso durante años, se formalizó con la mediación de Estados Unidos. Ese factor fue parte del cálculo de riesgo-beneficio de Abu Dabi: al suavizar las relaciones con Israel, está tratando de solidificar aún más su relación con Washington.

La cooperación entre Abu Dabi y Jerusalén sobre amenazas compartidas podría haberse mejorado sin una normalización abierta, pero una apertura de relaciones normalizadas mediada por Estados Unidos sugirió varios beneficios clave que hicieron que valiera la pena para EAU. El más inmediato de estos posibles beneficios es la venta de los F-35 a los Emiratos.

Este tema ha provocado mucho debate, principalmente en Israel, que gira en torno al compromiso estadounidense de mantener la ventaja militar cualitativa (QME por sus siglas en inglés) de Jerusalén según lo ordenado por el Congreso en 2008. Ese compromiso aseguró a Israel que continuaría poseyendo ventajas tecnológicas y de otro tipo que le permitirían disuadir a las fuerzas enemigas más grandes.

Aquellos en Israel que se oponen a la venta de F-35 a Emiratos Árabes Unidos señalan la inestabilidad del orden político en el Medio Oriente como razón suficiente para temer el resultado final de la venta. Mientras otros opositores a la venta argumentan que, si Emiratos Árabes Unidos obtienen los avanzados cazas furtivos, a EE. UU. le resultaría muy difícil evitar venderlos también a Arabia Saudita, lo que erosionaría aún más el QME de Israel en la región.

Ambos argumentos tienen mérito. Sin embargo, Abu Dabi dio el paso de normalizar las relaciones con Jerusalén para salvaguardar su sistema político de amenazas tanto internas como externas. Si el primer acto de posnormalización es una campaña israelí para persuadir al Congreso o a la administración Trump de que rescindan la venta del F-35 a Emiratos Árabes Unidos, la confianza en el desarrollo de la relación en ciernes entre Abu Dabi y Jerusalén, así como entre Abu Dabi y Washington, se dañará.

A diferencia de los habitantes de los vecinos de Israel, Egipto y Jordania, con quienes Jerusalén ha mantenido fríos acuerdos de paz durante muchos años, el pueblo de los Emiratos parece estar adoptando la decisión de su Gobierno. El Gobierno de Emiratos Árabes Unidos y su pueblo ahora consideran tanto a Israel como a EE. UU. como socios confiables. La construcción de alianzas basadas en la confianza y confiabilidad proporcionaría a Israel una profundidad defensiva mucho mayor y le daría a Estados Unidos la oportunidad de negar un mayor acceso a Rusia y China en la región, todo mientras mantiene allí una presencia nortemericana más ligera.

En cuanto a los sauditas, como líderes del mundo musulmán, hasta ahora han hecho de la resolución del problema palestino un requisito previo para la normalización de las relaciones con Israel. Con amplios informes de colaboración encubierta entre Israel y Arabia Saudita, ¿qué mensaje enviaría a Riad si Jerusalén presionara a Washington para que retire los F-35 de la mesa?

Es importante tener en cuenta que el QME de Israel no depende únicamente de los aviones. Israel, a través de su relación con EE. UU., y por sí solo, tiene ventajas militares tácticas cualitativas sobre sus adversarios potenciales, y estas deben mantenerse. La estrategia general sería cambiar las enemistades existentes y potenciales por una aceptación, si no por la normalización total, de las relaciones entre Israel y los Estados de la región. Para lograrlo, todas las partes deberán asumir algunos riesgos menores.

Además, si EE. UU. no ofrece los F-35 a Emiratos Árabes Unidos o potencialmente a Arabia Saudita, se puede esperar que intervengan tanto los competidores adversarios de EE. UU., como los aliados europeos. No solo obtendrían las ventajas económicas y políticas de tales acuerdos, sino que, además, en el caso de China y Rusia, debilitarían tanto  a Estados Unidos como a Israel.

Fuente: BESA Centro Begin-Sadat de Estudios Estratégicos

El Dr. Amin Tarzi es director de Estudios de Medio Oriente en la Marine Corps University. Las opiniones y conclusiones expresadas en este documento pertenecen al autor y no representan necesariamente los puntos de vista del Cuerpo de Marines de EE. UU. ni de ninguna otra agencia gubernamental de EE. UU. Cualquier referencia a este artículo de opinión debe incluir la declaración anterior.

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