Latinos en Israel: sensaciones luego de las primeras elecciones en su nuevo hogar

Axel hizo Aliá a Israel desde Buenos AIres.

Transformarse en ciudadano israelí implica adquirir derechos y obligaciones con el Estado. Entre ellos, se destaca la posibilidad de votar en las elecciones para decidir quiénes serán los representantes nacionales que integrarán el Parlamento (Knéset) por los próximos cuatro años.

Para quienes llegan de América Latina, el sistema electoral israelí es algo complejo, con más diferencias que semejanzas. Más aún cuando se celebran cuatro elecciones en solo dos años, y se vislumbra una quinta jornada electoral en el corto plazo.

Axel llegó a Israel hace un año y medio desde Argentina. Siempre le interesó la política israelí, pero siente que «es muy diferente verla a la distancia a ser parte de la sociedad: los preconceptos, imágenes e ideologías, cambian bastante al vivir acá».

«Personalmente me da mucho orgullo poder votar y expresar mi opinión política«, indicó el joven de 28 años que hoy vive en Ramat Gan.

Asimismo, nunca se imaginó que en el tan corto plazo de haber hecho Aliá, tendría la posibilidad de ir a las urnas en dos oportunidades diferentes: «Espero que tengamos un ciclo más largo sin la necesidad de ir a elecciones, para poder mantener un período de estabilidad y no recurrir al gasto económico que significa un proceso electoral», concluyó.

Olím jadashim de distintos países de Latinoamérica votaron por primera vez en Israel.

Con él coincidió León Cohen, quien hizo Aliá desde México junto a su familia en noviembre de 2019, y el martes tuvo la oportunidad de votar por segunda vez en Israel: «Es frustrante, como sionista, que en este país lleno de democracia tengamos que volver otra vez a las urnas y con los mismos personajes».

«Me preocupa la situación como padre que recién hizo Aliá buscando algo mejor para sus hijos, me preocupa pensar hacia adelante», precisó Cohen, quien hoy reside en la ciudad de Kfar Saba, en el centro del país.

A su vez, hizo hincapié en una llamativa diferencia respecto a la jornada electoral entre México e Israel. En su país natal, una vez que la persona asiste al circuito donde debe votar, le pintan un dedo con tinta indeleble que dura varios días. Esto impide que la persona intente sufragar nuevamente, y así buscan evitar el fraude. En Israel, simplemente uno debe presentarse con su documento de identidad.

Por otra parte, Gabriela, una joven brasileña que vive en Israel hace un año, destacó el cansancio que percibió por parte de la población israelí a la hora de ir a votar: «Acá la gente aprovechó para ir a la playa y descansar, porque el voto es optativo». Esto le llamó poderosamente la atención, en comparación con lo que sucede en su país natal.

«Creo que muchos latinos esperábamos otro resultado (…) pero siempre es un orgullo sentir que podemos elegir cómo queremos nuestro futuro en Israel«, sintetizó.

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