Las comparaciones son odiosas, pero el odio siempre es comparable 

27 marzo, 2022 , ,
La sinagoga ortodoxa Ohel Jakob (en Múnich) después del ataque incendiario, 9 de noviembre de 1938. Foto: Wikipedia - CC BY-SA 3.0 de

José I. Rodríguez 

El conocido refrán español que reza “las comparaciones son odiosas” intenta señalar que no conviene hacer comparativas entre dos o varias situaciones que por muy similar que fueran pudieran hacer sentir a alguien minusvalorado en su dolor. La relación de los hechos históricos acontecidos en la Segunda Guerra Mundial, particularmente del Holocausto, no se puede comparar con lo que está aconteciendo en Ucrania, pero hay similitudes que asustan a todo aquel que tenga un mínimo de conciencia histórica. 

Los hechos acontecidos en el Holocausto han sido únicos en toda la historia de la humanidad. Dicho esto, cabe la pregunta ¿Podría repetirse algo similar en Ucrania? Ya hemos dicho que el Holocausto es incomparable, pero el odio que se manifestó contra los judíos en toda Europa es comparable al odio que están soportando en Ucrania entre los cuales están cientos de miles de judíos ucranianos.  

El Holocausto empezó con la noche de los cristales rotos y la tragedia ucraniana empezó la noche en que los misiles rusos destruyeron la vida cotidiana en Ucrania. Los comercios, hospitales, escuelas, sinagogas, monumentos judíos y cementerios están siendo destruidos o saqueados por las tropas rusas de Putin ¿Podría resistir alguna comparación sin que nadie se sintiera ofendido? Personalmente creo que si resiste alguna comparación que no se podría definir como odiosa sino como dolorosa.  

La insistente repetición, por mi parte, de que no es comparable el Holocausto con ningún otro hecho acontecido en la historia de la humanidad tendría que ser suficientemente entendida como para aceptar que lo que está pasando en Ucrania tiene posibilidades de convertirse en algo similar, enfatizo similar en desesperación, humillación, dolor y muerte a lo que sufrieron los judíos en toda Europa en el pasado. 

El sufrimiento de un ser humano es absolutamente comparable al sufrimiento del resto de la humanidad. Por eso quién salva una vida salva al universo entero. Lo que hoy sentimos cada uno de nosotros lo están sintiendo de igual manera millones de seres humanos en todo el mundo. El dolor no tiene nacionalidad, religión o clase social. Todos sentimos lo mismo al ser perseguidos, odiados, golpeados, torturados o asesinados. El dolor de ver a un padre, madre, hermano, hija o hijo bajo los escombros producidos por un misil, en este caso ruso, es el mismo en todas partes y en todas las personas. Un sufrimiento imposible de olvidar y que me atrevo a decir perdonar. 

En Ucrania se está produciendo una masacre, aunque no empleemos el término holocausto. Con todo no podemos minimizar lo que está pasando con el pueblo ucraniano que está luchando para no ser aniquilado por las tropas rusas y sus corresponsables chechenos, sirios o de otras nacionalidades colaboracionistas con el ejército de la “Z” que bien podría ser comparado al odioso ejército alemán de las SS. Las imágenes de niños mutilados por los misiles soviéticos, aunque técnicamente les llamen rusos, bien pudieran compararse a las consecuencias del odio que son capaces de producir los hombres contra otros seres humanos incluso siendo inocentes niños.  

La trágica muerte de un superviviente del Holocausto Borys Romanchenko, judío ucraniano que pasó por varios campos de concentración nazi, que fue producido por un misil ruso no puede ser más odioso. Las comparaciones son odiosas, pero el odio es comparativamente el mismo y de eso es de lo que estamos hablando entiéndase del sufrimiento, dolor y muerte de seres humanos. El odio siempre es comparable. Hazlo saber.  

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