Lamentaciones. Reflexión.

Símbolos de las doce Tribus de Israel. Detalle de mosaico en el Barrio Judío de la Ciudad Vieja de Jerusalén. - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 4.0

Dr. Natalio Daitch

Advertencia.

El profeta Moshé advierte a las Tribus de Reubén y Gad, que debían cumplir con el compromiso de ayudar a sus hermanos a conquistar la Tierra de Israel, antes de asentarse del lado este del río Jordán. Y que en el mundo hay reglas, y que cualquier transgresión a la voluntad del Eterno (sea en lo colectivo o en lo individual) establece una conexión entre el pecado (acción) y el pecador (sujeto). Esa conexión que, aun siendo invisible, persigue a la persona durante su vida o puede que también en vidas futuras, poniendo obstáculos, castigos o calamidades en la vida de ciertos individuos o grupos que a simple vista son difíciles de entender para un tercero, o incluso por cierto grado de amnesia que afecta los propios implicados.

Cuando pude leer más pausadamente el versículo que cito al comienzo de esta breve reflexión, me hizo recordar la Tercera ley de Isaac Newton (físico inglés 1643-1727) que afirma: «Para cada acción hay una reacción igual y en el sentido opuesto».

Para concluir este primer bloque, sea en la física o en la metafísica hay leyes establecidas, y todos los seres humanos debemos considerar que hay un Creador o Ser o Ente, de este orden que nos gobierna, y que estamos siendo monitoreados las 24 horas del día, los 365 días del año, por una impresionante cámara que capta y graba hasta la más pequeña de nuestras acciones, y que tiene la capacidad de leer hasta nuestros pensamientos más profundos y ocultos, y el Operador tiene la prueba de nuestros actos y nos va a pasar factura a su voluntad y muchas veces en el momento menos esperado.


El castigo.

La definición de castigo es una pena que se impone a la persona que ha cometido un delito o falta o ha tenido un mal comportamiento. Y si continuamos, vemos que la palabra pena amén de significar castigo, también puede explicarse como un sentimiento de tristeza que provoca una situación adversa. Por este camino vemos que lamentación es la expresión o suspiro de dolor o pena.

No obstante, podríamos resaltar que el castigo sobre un fulano o sobre un colectivo, también muestra que el Juez tiene un interés en que el sujeto pueda repensar y rectificar su conducta. Solo que, en el primer momento, la confusión y la conmoción de su mente y su alma bloquean su comprensión de que, saldar dicha deuda, sea por pecados cometidos en pensamiento, palabra o acción, traerán un bien para su vida futura, siempre y cuando el sujeto pueda sacar las conclusiones adecuadas de las causas que provocaron este sufrimiento.

Volviendo al Juez de toda la tierra, si Él castiga, es que tiene un motivo y un interés especial en esa persona o en ese colectivo. Es decir, que el castigo y la pena muestran que D’os no es indiferente al destino de todo ser humano, y en particular con el pueblo de Israel y cada uno de sus integrantes.


Una luz de esperanza. Final

Pasando este nueve de Av, inicio esta reflexión en el silencio de la noche, cuando reina la oscuridad penetrante, y también prevalece el juicio divino, pero voy concluyendo estas líneas, con el amanecer del nuevo día. Es decir, la luz de la mañana me ofrece un resto de esperanza, siendo que no tengo dudas que la relación D’os- pueblo de Israel se asemeja a la relación Padre-hijo (y esto frecuentemente mencionado por los Rabinos y Sabios judíos en todos los tiempos y en muchos lugares de nuestra historia milenaria). Vuelvo entonces, desde el mar de la angustia (lamentaciones que se acompañan de dudas y preguntas) a citar que hay una luz al final del túnel, y tengo la ocasión de citar al Profeta Ezequiel 18-32: «Por que no quiero la muerte del que muera dice Hashem ¡Arrepentíos, pues y viviréis!». O el Salmista en 51-17: «Los sacrificios de D’os son el espíritu quebrantado; Al corazón contrito y humillado no despreciarás Tú. Oh D’os.»

Entonces, recuerdo la disertación de cierto Rabino, que aún resuena en mis oídos, el sufrimiento es útil solo si uno sabe la razón, si hay un motivo. De lo contrario suele ser una experiencia simplemente devastadora.

El tópico es extenso, y me despido citando parte de una famosa carta escrita por Yosef hijo de David Rakover de Tarnopol, jasid del Rebe de Gur, escrita en el Gueto de Varsovia, el 28 de abril de 1943, poco antes de morir:  «Creo en ti D’os de Israel a pesar de todo lo que has hecho para que no creyera más en Ti; Creo en Tus leyes, aunque no puedo comprender Tus acciones».

D’os nos ha entregado la Torá, y nos ha advertido de su cumplimiento, igualmente, la relación de Hashem con el hombre es una relación asimétrica. El infinito se liga con lo finito, pero el final de la historia es un final abierto, y el dolor, las lamentaciones, junto con la esperanza de la redención final y última, constituyen el combo que nos impele a continuar en la Fe de nuestros Patriarcas.

No tenemos otra opción. Como dijo Salomón hijo de David hamelej en Proverbios 19-21: «Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre. Mas el consejo de Hashem permanecerá».

Compartir
Subscribirse
Notificarme de
guest
0 Comentarios
Inline Feedbacks
Ver todos los comentarios