Lamentaciones. Reflexión del 9 de Av.

2 agosto, 2020 ,
El Templo de Jerusalén según la profecía de Ezequiel. Reconstrucción de Charles Chipiez, 1887 - Foto: Wikipedia - Dominio Público
“Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvamos a Hashem” .       Libro de Lamentaciones capítulo 3, versículo 40.
El diccionario y la definición
Lamentación es una expresión de suspiro, dolor o pena. Enunciado, con que una persona se lamenta de algo. Y no cabe duda que todo lo que hacemos y se nos pide en este día de duelo (que se nos ha pasado), tiene como objetivo no solo un listado de cosas a cumplir para “transitar y observar” el precepto calendario. No se trata solo de cambiar nuestra conducta en forma externa, no digo que esto no se sea importante, ya que cumple con el objetivo indispensable de poner a todo judío “en la situación necesaria” a los fines de que pueda tallar profundo en las causales de estas perdidas pasadas que son, nada más ni nada menos, la destrucción de ambos Beit Hamikdash (los Templos Sagrados), la pérdida de la soberanía nacional, y el inicio de una prolongada dispersión que continua hasta el presente.
Insistir en las causas
No cabe duda que este es el objetivo del día del ayuno, y de la pesadumbre. Insistir casi obsesivamente sobre las causas que señalaron desde antaño los sabios judíos. En la época del Segundo Templo “el odio gratuito entre hermanos”. Y que duda nos cabe, que si no analizamos y repensamos hasta el cansancio en este nodo que debe ser desanudado. Tanto a nivel individual como colectivo o grupal, y entonces, persistimos en repetir errores, y tropezar nuevamente y hasta cien o mil veces con la misma piedra.
Esto que cierra el presente párrafo, a modo de ejemplo o la búsqueda de analogías, la fragmentación y en ocasiones que se puede apreciar en ciertos sectores de la sociedad israelí, que impresionan con violencia o chicanas, querer emular (imitar) el comportamiento de sociedades gentiles. Y también se puede apreciar en internas, en muchas comunidades de las distintas diásporas. De todas estas confrontaciones nada bueno sale, solo violencia, agresión, agitación y palabras de odio, y hasta golpes. En lugar de buscar el debate civilizado de las ideas, y por este mecanismo poder arribar a conclusiones y/o soluciones de acuerdo, que no dejan totalmente satisfechos a todos, pero que son por lejos, mucho más positivo de nuestra supervivencia a futuro.
El gueto y los nazis
Cuando era pequeño, leí en un libro donde hablaban los sobrevivientes del infierno nazi, que uno de los objetivos de los acólitos de Hitler de juntar y atestar a los judíos en guetos, eran que a modo de perros o lobos se comieran entre ellos. Es decir, buscaron los carniceros, la propia complicidad judía sea en forma voluntaria o involuntaria, o coaccionada, mediante la instalación de los consejos judíos, y de una policía judía que fueran serviles a facilitar la destrucción de la totalidad de la judería europea.
Los teutones comprendieron, lo mismo que dice el gaucho (argentino) Martín Fierro que sentencia: «si los hermanos se pelean los devoran los de afuera».
Pensamiento, palabra, y acción. Reflexión final.
En estas tres instancias de lo que pensamos de nuestro prójimo, lo que hablamos o manifestamos y sale de nuestras bocas, y lo que logramos traducir en conductas positivas o solidarias, de esto y solo con esto, seguramente podremos acelerar la redención final, la reconstrucción del último y definitivo Beit Hamikdash, y que la Shejiná o divina presencia vuelva a morar en su Santuario.
Israel lleva siglos de sufrimiento, y aún, habiendo alcanzado el sueño de retornar a Sion (traducido como hito o señal, lugar encumbrado o visible, y alude a la ciudad de David), como dice el milenario cántico del Maoz Tzur de la festividad de Jánuca (Fiesta de las Luminarias), “aún allí, no tuve descanso”. Y esto se puede ver, que el jurbán o el Monte del Templo esta destruido. Sólo una pared nos ha quedado. Y aún lograda la independencia nacional, todavía falta arribar a esa época de poder residir en la Tierra en paz y tranquilidad.
El milagro del renacimiento judío ha comenzado, pero no ha finalizado.
Para concluir, Israel, un pueblo milenario, con una potencia infinita en resiliencia, debe poder abrevar en las fuentes de nuestra historia, en la Torá y en todo lo que nos dicen los historiadores de nuestras vicisitudes infinitas, en las causas y las consecuencias. Todo esto, para que este último 9 de Av, de lugar a un cambio en nuestro accionar. Como siempre sucede, lo importante es “el día después”. El post- de cualquier evento. Aquello que nos llevamos, y si en verdad hemos entendido el mensaje del día y estamos dispuestos y preparados a transformarnos en forma visceral.
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