Lagomarsino: Nisman les dirá en otra vida que no tuve que ver con su muerte

14 enero, 2020 , , ,
Diego Lagomarsino Foto REUTERS/Enrique Marcarian

Diego Lagomarsino, sospechoso de la muerte del fiscal Alberto Nisman por haberle entregado el arma que acabó con su vida, afirma, al cumplirse cinco años de la misteriosa muerte de su jefe, que el propio Nisman dirá a todo el mundo, en la otra vida, que su empleado no tuvo nada que ver en el fallecimiento.

«Me queda una tranquilidad enorme, que es que todos en algún momento nos vamos a encontrar con Alberto Nisman. Todos, no tenemos excepción. Y ahí van a saber que Alberto Nisman les va a decir que yo no tengo ningún tipo de participación en un plan, que él mismo me pidió el arma y que injustamente fui acusado», afirma en una entrevista a las afueras de Buenos Aires en el mes en que se cumple un lustro de un suceso que conmocionó a Argentina.

EL DÍA QUE SU VIDA GIRÓ 180 GRADOS

Ese 18 de enero de 2015, la vida le cambió para siempre a Lagomarsino, quien se considera un «personaje secundario» en la historia pero a quien parte de la sociedad argentina acusa de formar parte de un plan para matar a Nisman, incluida la Justicia.

«Yo el arma se la di a Alberto Nisman, es clarísimo que me tienen que investigar sin ninguna duda. Ahora, de ahí a decir que yo soy parte de un plan (…), dicen que yo se la di a un comando asesino, ¿quién sería tan estúpido en la vida de entregarle un arma a alguien a su nombre a un comando? Yo no creo que exista persona tan estúpida en el mundo como para hacer esto», asevera.

El ingeniero informático, que siempre ha dicho que el fiscal le pidió la pistola para proteger a sus hijas, explica que la tenía porque a principios de siglo aprendió a tirar cuando quiso «probar algo nuevo» y, respecto a la cuenta millonaria que tenía en Estados Unidos junto a Nisman y que en un momento lo incriminó, lo achaca a que a Nisman «mucha gente no le podía decir que no», y él pertenecía a ese grupo.

Preguntado por si su relación laboral con el fiscal era tóxica, responde que «por supuesto».

CONSIDERA QUE SE DEBE HACER LA REVISIÓN DEL PERITAJE QUE PIDIÓ EL GOBIERNO

Al final, lo que lo llevó al procesamiento judicial fue el peritaje que realizó la Gendarmería argentina en 2017, que llevó a la Justicia a cambiar la versión inicial de la «muerte dudosa» a investigar lo sucedido como un homicidio en que dos personas golpearon, drogaron y asesinaron a Nisman.

Al momento de su muerte, el fiscal estaba en el ojo del huracán por haber denunciado días antes a la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner, ahora vicepresidenta, por supuestamente encubrir el atentado contra la mutua judía AMIA que dejó 85 muertos en Buenos Aires en 1994.

Lagomarsino fue el principal apuntado por aquel peritaje, que siempre ha criticado y que se llevó a cabo durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), y desde hace 26 meses lleva una tobillera electrónica que le impide alejarse a más de 100 kilómetros de su domicilio.

Ahora el nuevo Ejecutivo, liderado por el peronista Alberto Fernández, ha dado una esperanza a Lagomarsino al anunciar que hará una «revisión técnica» del peritaje policial por estar disconforme con él, algo que ha desatado recelo por parte de la oposición.

«Debe y puede ser verificado, nadie tiene por qué tener miedo a lo que se verifique si está científicamente probado. Obviamente, si es un papelón como es lo que hizo Gendarmería, yo creo que ahora que empiecen a revisarlo se van a levantar todos e irse porque se van a dar cuenta de que es una vergüenza», sostiene.

El imputado asegura que científicos especializados de «alrededor del mundo» le han preguntado a los peritos que intervienen en su defensa qué fue «lo que quiso hacer Gendarmería», sin entenderlo.

«Deberían dar explicaciones», recalca Lagomarsino, que al igual que los agentes de ese cuerpo policial estatal encargados del peritaje participó en el documental «Nisman: el fiscal, la presidenta y el espía», estrenado el pasado 1 de enero y que ha devuelto a la actualidad el caso, una de las grandes incógnitas de la historia reciente de Argentina junto con los atentados contra la AMIA y la Embajada de Israel (1992).

STIUSO, UN PERSONAJE «ATRAPANTE», PARA ÉL

En ese documental también aparece el ex agente de la inteligencia argentina Antonio «Jaime» Stiuso, a quien Lagomarsino -acusado por algunas personas de ser espía- afirma no haber visto.

«No lo conozco pero es un personaje atrapante, la verdad que en la serie es un personaje muy carismático», dice Lagomarsino, con tono serio, sobre Stiuso, quien en sus declaraciones no deja claro si cree que a Nisman lo mataron.

Cinco años después de pasar de ser un absoluto desconocido a ocupar páginas de periódicos y espacios en televisión, en un tiempo en el que ha perdido la libertad, Lagomarsino es constante en su versión: él no tuvo nada que ver.

Sobre la revisión del peritaje, cree que no hay «ninguna posibilidad» de que convalide la teoría del homicidio a manos de dos personas en el baño de Nisman, donde se encontró el cuerpo.

«La misma posibilidad de que yo sea astronauta. Y estoy a más de un metro del piso y me mareo. No hay chances de que dé el mismo resultado», incide.

DICE QUE NISMAN SE VIO «ENTRE LA ESPADA Y LA PARED»

Inmerso en un caso sobre el que todos los argentinos tienen una opinión muy enraizada, Lagomarsino aún interviene en medios de comunicación en vez de recluirse en la privacidad porque sería «estúpido» de su parte sentarse a «esperar que alguien encuentre la verdad» por él.

«La verdad está en el expediente y claramente esto fue un autodisparo, el tema es quién se va a animar a afirmar eso», analiza.

Él considera que fue «un momento muy tenso» para Nisman, que estaba en una «pelea» con su mujer y cuestionado por la Interpol, y que su muerte sucedió un día antes de que explicara su denuncia contra la hoy vicepresidenta en el Congreso.

«Yo creo que en un momento él se vio entre la espada y la pared», opina Lagomarsino, quien intenta hacer vida normal a pesar de su condición de «partícipe necesario en homicidio», figura legal por la que está procesado.

Vive con su esposa, a quien define como una «mujer de oro que no todo el mundo tiene», y sus dos hijos, uno de los cuales acabó primaria el año pasado y le entregaron diplomas de honor de estudio y mejor compañero -«por el de estudio lo felicito pero el que más me importaba es el otro, que sea buena persona».

«Yo tengo que vivir por ellos», dice con lágrimas en los ojos. EFE

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