Un equipo de psicólogos de la Universidad Hebrea de Jerusalén, liderado por Raz Yirmiya, identificó vínculos cruciales entre el sistema inmunológico y la depresión.
La depresión, que afecta a aproximadamente una de cada seis personas en algún momento de su vida, se suele asociar exclusivamente a desequilibrios en los neurotransmisores, como la serotonina.
Sin embargo, este nuevo estudio publicado en Brain, Behavior, and Immunity, identifica una conexión crucial entre la inflamación y la depresión. Existen procesos inflamatorios crónicos que pueden ser responsables de desencadenar y mantener los síntomas depresivos, especialmente en grupos vulnerables como los ancianos o personas con enfermedades físicas.
Estudios previos ya habían mostrado que personas con depresión suelen presentar un sistema inmunológico debilitado, pero en este caso se llevaron a cabo experimentos sobre individuos saludables, que fueron inyectados con agentes inmunoestimulantes en dosis bajas. Los participantes desarrollaron síntomas depresivos temporales que pudieron prevenirse con tratamientos antiinflamatorios o antidepresivos convencionales.
Además, el equipo también identificó que el estrés, uno de los principales factores desencadenantes de la depresión, puede activar respuestas inflamatorias que afectan a las células microgliales del cerebro.
El estudio subraya la necesidad urgente de desarrollar tratamientos antiinflamatorios para ciertos pacientes y terapias que fortalezcan las microglías para otros.