A pesar de los avances en el aumento de la producción de alimentos, la mitad de los cosechados en el mundo se pierden debido a la podredumbre causada por microorganismos. Las plantas emiten diversos compuestos orgánicos volátiles en el entorno que las rodea, que pueden controlarse para la detección precoz de enfermedades vegetales y evitar la pérdida de alimentos.
Un nuevo estudio de investigación dirigido por la Universidad Hebrea de Jerusalén (HU) y la Organización de Investigación Agrícola de Israel (Instituto Volcani) detalla el éxito de un sensor biológico para la detección temprana de enfermedades ocultas en los tubérculos de patata, una de las principales industrias de exportación de Israel, con 700 mil toneladas al año.
Los agricultores israelíes importan patatas europeas para plantarlas en Israel. Sin embargo, un cierto porcentaje de ellas lleva enfermedades en su interior -de forma visible o invisible- que causan podredumbre y reducen considerablemente la calidad de la patata. La alianza entre la Universidad Hebrea y Volcani está a punto de cambiar eso: han desarrollado un sensor que detecta la enfermedad y puede utilizarse para impedir que la podredumbre crezca y se extienda. Su estudio, publicado en la próxima edición de Talanta, fue realizado por la Dra. Dorin Harpaz y su estudiante de doctorado Boris Veltman en la Facultad de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente de la HU, bajo la supervisión del Dr. Evgeni Eltzov del Instituto Volcani. El equipo colaboró con las doctoras Sarit Melamed y Zipora Tietel del Instituto Volcani, así como con la doctora Leah Tsror del Centro de Investigación Gilat.
El sensor se basa en la bioingeniería y la óptica inteligentes. Cuando el mismo se expone a una patata infectada, un compuesto bacteriano que contiene se ilumina, y la intensidad de la luminiscencia indica la concentración y composición de la podredumbre. «La intensidad de la luz que desprende el panel bacteriano permite analizar de forma rápida y cuantificable las características de la enfermedad, que el sensor puede «oler», antes de la aparición de los síntomas visibles», explicó Eltzov. «El biosensor que hemos desarrollado ayudará a identificar las patatas enfermas que aún no presentan ningún indicio externo, y a mantenerlas alejadas de los tubérculos sanos, evitando así que la podredumbre se desarrolle o se extienda a otras plantas sanas», añadió Harpaz.
Para formar el panel de bacterias, el equipo creó un compuesto de cuatro bacterias modificadas genéticamente que miden la toxicidad biológica. En este estudio, el sensor biológico detectó la enfermedad antes de que hubiera ningún rastro visible, y provocó que el sensor óptico brillara dos veces más que los sensores de las patatas no infectadas. Sus capacidades también se demostraron en un análisis anterior que utilizó los sensores para detectar la toxicidad entre los edulcorantes artificiales de los suplementos deportivos.
Según los investigadores, el descubrimiento temprano de la enfermedad, antes de que las patatas se exporten a mercados extranjeros o se replanten, ofrece una ventaja significativa a los productores de alimentos. «El sensor biológico puede utilizarse para identificar de forma rápida y económica la podredumbre oculta en las patatas, facilitar una mejor gestión postcosecha y reducir el desperdicio de alimentos, algo especialmente importante dada la actual crisis alimentaria mundial», concluyó Harpaz.