Por Shimon Stein
A diferencia de la reacción del gobierno israelí, que dio la bienvenida a la victoria de Trump, la respuesta de los países de la Unión Europea (UE) varió del pánico a la incertidumbre y a cierta alegría.
El pánico se debió al hecho de que la victoria de Trump encuentra a la UE sin preparación para enfrentar las implicaciones de las políticas de la Administración entrante.
Esta falta de preparación también se debe a la esperanza de que el primer mandato de Trump hubiera sido una “anomalía” o una “desviación”, que la Administración Biden había “corregido” al llevar a Estados Unidos de regreso a un camino familiar de multilateralismo, la importancia de las alianzas, el apoyo para mantener el orden liberal, los valores y más.
En lugar de prestar atención a la primera llamada de atención durante el primer mandato de Trump, los países de la UE se centraron en la acción climática por sobre el crecimiento y la competitividad.
En lugar de aumentar la inversión en seguridad más de lo que lo han hecho desde que comenzó la guerra en Ucrania, invirtieron en políticas de bienestar.
En otras palabras, los países de la UE no han hecho lo suficiente para reducir su dependencia de EE. UU.
¿Comenzará a tomar forma el discurso de la “soberanía europea”, un mantra ampliamente repetido por el presidente Macron?
Los países de la UE tendrán que esperar que las posiciones de campaña de Trump sobre seguridad, comercio, la guerra en Ucrania y más no se materialicen por completo.
Independientemente de la incertidumbre que acompañará a la UE durante algún tiempo, esta (tanto a nivel de la unión como de los estados miembros) debe pasar de las declaraciones de intención a acciones concretas para reducir la dependencia de los EE. UU.
Cabe señalar que el primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, y sus aliados podrían poner obstáculos en el camino de los esfuerzos para diseñar políticas que aborden las necesidades y los desafíos que presentará la Administración Trump.
Fue Orbán quien abrió una botella de champán para celebrar la victoria de Trump.
No hay duda de que la victoria de Trump energizará a la derecha populista antidemocrática.
En resumen, la elección de Trump toma a la UE en un momento crítico.
El motor de la unión —es decir, Alemania y Francia— se está estancando, el crecimiento económico está flaqueando, la cuestión de la inmigración ilegal sigue sin resolverse de una manera que atienda las preocupaciones públicas y la fragmentación política está erosionando el tejido democrático.
Todo esto socava la confianza pública en las instituciones democráticas electas y sus representantes.
¿Esta segunda llamada de atención traerá consigo el cambio de paradigma necesario, o una ola trumpista también arrasará Europa?
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies