Por Yoni Ben Menachem
La propuesta del presidente Donald Trump de reubicar a aproximadamente 1,5 millones de habitantes de Gaza en Egipto y Jordania ha desatado un terremoto político en el mundo árabe.
Los líderes de toda la región están aún lidiando con sus implicaciones, buscando las formas de mitigar su impacto o resistirlas por completo, temiendo posibles repercusiones de Estados Unidos. La implementación del plan de emigración de Trump para Gaza es un desafío importante, y el mundo árabe está siguiendo de cerca para ver si él puede persuadir a los líderes de Egipto y Jordania para que apoyen su plan.
Según funcionarios estadounidenses familiarizados con el asunto, Trump habla en serio sobre su propuesta: no se trata de una sugerencia teórica. Trump enfrenta ahora una prueba crucial que determinará cómo lo percibe el mundo árabe. Según comentaristas y expertos árabes, su liderazgo está siendo puesto a prueba. Si no demuestra determinación, podría socavar su influencia en la región.
Durante y después de su reunión en la Casa Blanca con el primer ministro Benjamin Netanyahu el 4 de febrero de 2025, Trump reveló nuevos detalles sobre sus planes para Gaza. Anunció que “EE. UU. tomará el control de Gaza, la arrasará y despejará las bombas y las casas destruidas”.
Afirmó que “los palestinos no tienen otra opción que irse, y [Gaza] se convertirá en una zona internacional”.
Trump enfatizó que “la Autoridad Palestina tendrá dificultades para controlar Gaza” y, respecto a la solución de dos Estados, señaló: “Necesitamos aprender de la historia: lo que no ha funcionado durante décadas nunca funcionará”.
Los dirigentes de Egipto y Jordania, el presidente Abdel Fattah al Sisi y el rey Abdullah II, respectivamente, también se encuentran en una situación precaria. Se enfrentan a un intenso escrutinio por parte de sus ciudadanos y deben decidir si resistir el plan de Trump o aceptar las medidas de presión estadounidenses. ¿Se rendirán ante Trump o se mantendrán firmes?
Para contrarrestar la propuesta, al Sisi ya ha organizado protestas masivas en la ciudad egipcia de Rafah, una maniobra estratégica destinada a expresar su oposición. Los gobiernos árabes a menudo emplean estas tácticas para generar sentimiento público contra las políticas a las que se oponen.
Sin embargo, los frágiles panoramas políticos de Egipto y Jordania podrían convertir estas protestas en pasivos. Los Hermanos Musulmanes, un poderoso movimiento de oposición, organizaron manifestaciones a gran escala en El Cairo y Ammán durante el fin de semana.
Los oficiales de seguridad predicen que si estallan protestas generalizadas, los gobiernos árabes las reprimirán y al mismo tiempo organizarán manifestaciones que se alineen con sus intereses.
A puerta cerrada, al Sisi y Abdullah estarían a favor de la derrota de Hamás tanto en Gaza como en Cisjordania. Hamás, una filial de los Hermanos Musulmanes, representa una amenaza directa a su gobierno, tal como lo hizo la Hermandad durante el derrocamiento del presidente egipcio Hosni Mubarak en 2011. Ven la guerra actual en Gaza como una oportunidad para debilitar al movimiento.
Cualquier percepción de que Hamás salga victorioso envalentonaría a los grupos de oposición islamista y amenazaría la estabilidad de sus regímenes. Sin embargo, públicamente ambos líderes mantienen un delicado equilibrio. Deben mostrarse resistentes al plan de Trump para evitar reacciones negativas en su país y proteger su posición internacional.
No es inconcebible que hayan comunicado en privado su apoyo condicional a la propuesta, siempre y cuando Trump ejerza suficiente presión para que parezca que no tenían otra opción que cumplir.
El 1 de febrero de 2025, al Sisi convocó una conferencia en El Cairo con líderes de cinco naciones árabes y el secretario general de la Liga Árabe. La cumbre concluyó con un rechazo formal al plan de inmigración de Trump, acompañado de declaraciones cargadas de retórica. Sin embargo, pocos toman en serio los resultados o las declaraciones de la conferencia en la región.
Trump ve su propuesta como una oportunidad inmobiliaria, argumentando que no sólo mejorará las condiciones de vida de los palestinos en Gaza sino que también reforzará la seguridad nacional y las perspectivas económicas de Israel. Él imagina que las empresas egipcias desempeñarán un papel en la reconstrucción de Gaza. Trump ve a Gaza como un área con potencial económico, con una ubicación atractiva para proyectos comerciales e inmobiliarios.
Las próximas semanas serán un momento decisivo para el liderazgo de Trump. Recibirá a Abdullah en la Casa Blanca, seguido de al Sisi, para persuadirlos de que acepten su plan.
Ha prometido visitar Israel y Gaza, y el mundo árabe está observando de cerca para ver si puede convertir su plan en realidad. Su capacidad para implementarlo será una prueba crucial sobre su determinación.