La opinión pública estadounidense y su implicancia para Israel

21 febrero, 2018
Foto Pexels

Avner Golov

La política de los Estados Unidos experimentó cambios significativos durante el año pasado bajo el presidente Trump, ya que los documentos de la estrategia de seguridad nacional de la administración indicaban que el cambio hacia la estrategia de “América primero” no era meramente retórica.

Recientes encuestas del Centro de Investigaciones Pew permiten evaluar si estos cambios de política corresponden a las tendencias de la opinión pública. Si es así, uno esperaría que las posiciones en el público sean a largo plazo y continúen incluso después de que termine la administración actual.

Sin embargo, si los cambios no están en línea con la opinión pública prevaleciente, entonces las próximas elecciones podrían impulsar un retorno a la agenda estadounidense que precedió a la actual administración. Este análisis es importante tanto para los adversarios de Washington como para sus aliados, ya que les permite comprender la importancia del cambio actual. Para Israel, el análisis es especialmente importante, en vista del cambio dramático en los lazos entre los países desde que el presidente Trump ingresó a la Casa Blanca.

Resultados de la encuesta

Los resultados de las encuestas indican dos tendencias que contravienen la suposición del aislacionismo estadounidense: primero, la magnitud que el votante estadounidense atribuye a cuestiones relacionadas con la economía y el empleo se ha debilitado (del 80 por ciento que las consideró como cuestiones preferidas en 2010, al 71 por ciento para la economía y 62 por ciento para el empleo según la última encuesta); y segundo, la consolidación de la amenaza terrorista en la parte superior de las prioridades.

Este resultado, que abarca diversos partidos políticos e identidades, desafía la suposición tradicional de que el votante estadounidense se guía principalmente por cuestiones internas. Otro hallazgo interesante es la caída en el apoyo a la política que se centra en “asuntos internos” (del 60 por ciento a fines de 2014 al 47 por ciento en la actualidad). Esto refleja un debilitamiento de la tendencia al aislacionismo que caracterizó a los Estados Unidos durante la última década; hoy, el público estadounidense está dividido sobre la cuestión de si centrarse en los asuntos internos o en la participación en la política internacional.

Los documentos de estrategia de la administración colocan la competencia con sus potencias rivales, China y Rusia, por encima de la amenaza planteada por el terrorismo. Sin embargo, la encuesta muestra que las tres principales amenazas percibidas por el público son el programa nuclear de Corea del Norte (la mayoría de las personas cree que Pyongyang estaría dispuesto a implementar sus amenazas de atacar a los EE.UU. con armas nucleares), ataques cibernéticos de otros países y el Estado Islámico.

Si bien el público estadounidense reconoce la amenaza a los intereses estadounidenses por parte de las potencias rivales, menos de la mitad de los encuestados definieron a China y su influencia como una gran amenaza, y más de la mitad destacaron la amenaza de Rusia y su influencia internacional como tal. Con respecto a la amenaza planteada por Rusia, existe una brecha considerable entre los campos políticos: el 38 por ciento de los republicanos definieron a Rusia como una gran amenaza, frente al 63 por ciento de los demócratas. Esta brecha se ha desarrollado durante el año pasado. Esto indica el éxito del presidente al convencer a partes de su base política de percibir a Rusia como un socio potencial. A diferencia de sus asesores, a Trump le gustaría explorar las posibilidades de cooperación (actualmente un objetivo no viable, debido a las investigaciones en curso sobre el caso “entrometimiento de Rusia en los asuntos internos”).

Con respecto al Medio Oriente, las encuestas muestran una brecha entre partidos sobre la percepción de la amenaza planteada por el programa nuclear iraní: alrededor del 63 por ciento de los republicanos lo definen como una gran amenaza, frente al 45 por ciento de los demócratas. En general, la percepción de la amenaza iraní está en declive en todos los sectores. En contraste, la brecha entre los grupos políticos se está ampliando con respecto al conflicto israelí-palestino: el 79 por ciento de los que se identificaron como republicanos mostraron una simpatía relativa hacia Israel, frente al 27 por ciento de los demócratas. Esta brecha es la más alta desde 1978 y, en efecto, constituye una continuación de las tendencias predominantes, es decir, un creciente apoyo republicano a Israel, junto con una disminución del apoyo demócrata a Israel. Otro hallazgo que apuntala la creciente brecha entre el público demócrata e Israel es que alrededor de la mitad de los demócratas afirman que el presidente Trump favorece demasiado a Israel, mientras que un quinto de ellos cree que ha adaptado un enfoque equilibrado en su actitud hacia el conflicto.

Implicaciones para Israel

Los cambios de política que persigue la administración Trump, tanto en el ámbito doméstico como en la política exterior, no reflejan completamente las posiciones del público estadounidense. Si bien los documentos estratégicos apuntan a concentrarse en las rivalidades con potencias competidoras, la encuesta indica que la amenaza nuclear de Corea del Norte y la amenaza terrorista son las que más inquietan al público estadounidense.

Al mismo tiempo, los resultados refuerzan el mensaje de los documentos de estrategia estadounidenses, según el cual Washington no adopta una política de aislacionismo ni se separa del teatro internacional, sino que aspira a enfocarse en las amenazas a sus intereses, mientras minimiza la importancia de las amenazas de naturaleza colectiva  internacional. Curiosamente, la importancia de los problemas internos, que tradicionalmente ocupan un lugar destacado en la agenda pública, ahora se encuentra en una tendencia descendente.

Según los resultados de la encuesta, dado que Medio Oriente constituye el caldo de cultivo para la amenaza terrorista contra los EE .UU., es probable que conserve su alta posición en la lista de temas importantes para el público estadounidense, aunque relegado al segundo lugar después de Corea del Norte. La preocupación sobre el terrorismo en general y la amenaza del Estado Islámico en particular no permitirá que ningún presidente estadounidense descuide el Medio Oriente, ya que estas amenazas configuran el prisma a través del cual el público ve los intereses estadounidenses.

Al mismo tiempo, los resultados indican una caída en cómo los estadounidenses perciben la amenaza planteada por el programa nuclear iraní. Este hecho es crítico en vista de la amenaza del presidente Trump de retirarse del acuerdo nuclear alcanzado entre Irán y las potencias en julio de 2015.

Si se adoptaba tal medida, podría obligar a la administración a asignar recursos considerables y arriesgarse a un enfrentamiento militar con Irán. Estos desarrollos necesitarían apoyo público, que la administración podría encontrar difícil de reunir teniendo en cuenta el enfoque público actual sobre Corea del Norte. El énfasis del público estadounidense sobre Corea del Norte, en lugar del programa nuclear iraní, representa un desafío significativo para Israel, cuyo liderazgo desearía que el tema nuclear iraní se colocara en la cima de las prioridades de Estados Unidos.

Un desarrollo interesante es la caída de la amenaza percibida de Rusia en medio de la base política del Presidente en el Partido Republicano. Esta tendencia es indicativa de flexibilidad política, lo que podría ayudar a Trump a fomentar la cooperación con Rusia después del fin de las investigaciones del caso de presunto entrometimiento de Rusia en la política estadounidense. Tal cooperación podría mejorar la capacidad de Israel para promover sus intereses en Siria y abrir una brecha entre Irán y Rusia.

Una advertencia importante es una tendencia por la cual Israel se encuentra en el centro de la controversia política entre partidos en la sociedad estadounidense. En lo que respecta a los temas relacionados con la política israelí, el problema iraní y el problema palestino, existe una brecha clara entre los partidarios de las partes respectivas. Este fenómeno no es nuevo, pero se ha exacerbado en los últimos dos años, en el contexto de la disputa abierta entre el gobierno israelí liderado por Netanyahu y la administración Obama, y ​​el estrechamiento de los lazos entre los gobiernos desde el advenimiento de la administración Trump.

Las encuestas indican que no hay procesos sociales profundos en el público estadounidense que respalden la tendencia de reconciliación entre las direcciones políticas en Israel y los Estados Unidos. Esta idea subraya la necesidad de aprovechar el apoyo de la administración a Israel y trabajar con ella para promover los objetivos alcanzables durante el mandato actual de la administración Trump.

El principal desafío al que se enfrenta Israel ahora es cómo hacerlo al tiempo que contiene el distanciamiento del público liberal estadounidense mientras que debe buscar la forma de mejorar su imagen en este sector, a fin de recuperar el estatus de un aliado que goza de apoyo bipartidista. Con este fin, Israel haría bien en evitar el avance de iniciativas que puedan suscitar una fuerte oposición por parte del bando demócrata.

Si surge la necesidad, Israel debe actuar junto con los líderes demócratas atentos a los intereses de Israel y con un bajo perfil público. Israel también debería mantener un diálogo abierto con varios públicos liberales para comprender sus críticas a la política israelí. Esto permitiría a Israel explorar formas de mejorar su posición, o al menos evitar una situación en la que una disminución en su apoyo a Israel se traduzca en apoyo a políticas contrarias a sus intereses.

 

Fuente: INSS

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