En su informe bienal sobre la reducción de emisiones y la adaptación al cambio climático, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) advierte que la generación eléctrica en Israel depende más de los combustibles fósiles que en cualquier otro país miembro.
Por eso, le recomienda al país aumentar significativamente los impuestos al carbono, endurecer las normas de construcción sostenible y evaluar la posibilidad de gravar los materiales de construcción con altas emisiones de carbono
Señalaron que el sector energético israelí emite gases de efecto invernadero a niveles que están fuertemente subvalorados en comparación con los estándares internacionales, solo una décima parte de estas emisiones están gravadas a más de 60 euros por tonelada de CO₂, el precio estimado necesario para alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.
La recomendación fue emitida especialmente en relación al gas natural, para el que el gravamen solo aumentará gradualmente hasta los 18 euros por tonelada de CO₂ equivalente en 2030, una cifra insuficiente para acelerar la transición energética.
En este sentido, la OCDE también criticó la expansión de la red de gas natural a más zonas urbanas, ya que el consumo de gas en edificios debería eliminarse progresivamente.