Foto: REUTERS / Suhaib Salem

Revuelo a nivel mundial ha causado la intervención urbana creada por mujeres chilenas que interpretan “un violador en tu camino”, una performance que se ha convertido en himno de lucha por parte de aquellas que han salido a las calles a protestar por la violencia de género y la impunidad de quienes abusan día a día de mujeres y niñas (y niños).

Los brazos de esta hermandad han llegado no solamente a países de habla hispana como Uruguay, México y Colombia, sino que ha cruzado el océano Atlántico hasta llegar a Francia, Italia y España entre otros. El efecto que ha creado esta unión a nivel internacional, ha significado una verdadera revolución, donde mujeres que fueron abusadas alguna vez en su vida, se han atrevido a contar sus experiencias y a sentirse acompañadas. Un lazo nunca antes visto.

Pero luego vienen las distorciones que hacen que el tema pierda sentido. Esta semana un grupo de mujeres chilenas de origen palestino, se juntaron en el frontis de la embajada de Israel en Santiago, para presentar la intervención traducida a un mal pronunciado árabe, como modo de protesta anti-israelí, imponiendo otro objetivo.

Hermanas, eso es corromper la cadena, el lazo.

Se les olvida que las mujeres en Gaza y en la Autoridad Nacional Palestina (ANP) tienen derechos restringidos. En considerables cifras, son obligadas a salir a la calle con sus padres o hermanos, a casarse a la fuerza y a castigos impensables en nuestra sociedad occidental por cometer algún presunto delito local.

 

Tengamos en cuenta que, en Gaza, la pena capital sigue en pleno marco legal islámico interno y que en Cisjordania, la ANP no ha sido posible controlar los llamados “asesinatos por honor”, cobrando su última víctima solo el pasado mes de agosto, cuando en Belén (ciudad palestina de donde provienen mayoritariamente los palestinos chilenos), la joven palestina Israa Ghrayeb (21), fue golpeada y torturada en dos oportunidades por miembros varones de su familia, para luego ser asesinada por los mismos. ¿El motivo? Subir una foto con su novio a Instagram.
Las mujeres son las principales víctimas del proyecto de Estado opresor palestino.

Si presentaran la coreografía en los lugares que afirman defender con tanta pasión, las llevan presas, cosa que ya pasó en Turquía esta semana. ¿En qué ayudan a las mujeres palestinas que son oprimidas por una sociedad machista y abusadora el demonizar a Israel, dónde justamente las mujeres tienen plenos derechos? Pregúntenle a una mujer árabe israelí cómo se siente el poder acceder a la salud y a la educación al igual que el resto, sin mencionar que pueden trabajar de lo que deseen y ni preguntar por siquiera manejar solas.

Estas chicas están manchando una protesta que nos convoca a todas, de una u otra manera, a quienes hemos sufrido alguna vez en nuestra vida una o más situaciones de abuso (en mayor o menor grado, pero abuso al fin). Puede haber un montón de mujeres que tal vez no se identifiquen con la letra de la canción misma, pero se angustian de igual modo cuando leen algún testimonio de femicidio o violación.

Paisanas, no intoxiquen la causa, no corten la cadena, no inventen una situación que justamente es al revés. Usen su energía para que el propio gobierno palestino deje de oprimir a sus mujeres. Protesten en su propia embajada, porque el Estado opresor, el macho violador de mujeres palestinas, no es Israel, es Hamas, es la ANP, son sus propios líderes.

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