En el Centro Médico Shaare Zedek en Jerusalén, falleció una niña de un año y medio, que había sido hospitalizada con anterioridad, las autoridades consideran que la pequeña contrajo sarampión y una investigación inicial reveló que los padres padecieron la enfermedad esta semana y no estaban vacunados.
La bebé tenía signos de erupción que caracterizan la enfermedad y fue evacuada al hospital con fiebre alta. El hospital dijo que llegó sin pulso ni respiración y que al final de la reanimación, se determinó su muerte.
El presidente de la Asociación de Pediatría de Israel, profesor Shai Ashkenazi, dijo que el sarampión es una enfermedad contra la cual existe una vacuna con una eficiencia de alrededor del 97%. La enfermedad estaba al borde de la extinción, pero debido a una disminución en la inmunización, regresó de manera relevante. También en Europa, en el primer semestre de 2018 hubo más de 41,000 casos de sarampión con al menos 37 muertes. Los hechos refuerzan la necesidad de legislación y aplicación para prevenir la continuación de la epidemia y el deber de aprobar la Ley de Servicio de Vacunación.
El subdirector del Ministerio de Salud, trató de calmar el pánico asegurando que la situación está bajo control. Entre las mujeres ultraortodoxasm la enfermedad registró la mayoría de los casos. El ministerio se opone a prohibir que los niños no vacunados ingresen a jardines de infancia y escuelas.
La muerte por sarampión de una niña de un año y medio reabre el debate por la vacunación
Centro Médico Shaare Zedek . Foto Wikipedia
Los ultraortodoxos siempre con los feigalaj in kop; idem dito de no sé cuantas corrientes cristianas en Europa y EEUU. Israel no necesita convertirse en un foco mundial de reactivación de epidemias y enfermedades extinguidas por culpa de la política del Ministerio…
Ttotalmente de acuerdo, la vacunacion debe ser obligatoria (como en Argentina) y chico no vacunado no puede concurrir a clases por su propia seguridad, ne llama la atencion que no se adopte esta medida desde el Ministerio
La vacunación masiva es una medida política preventiva en muchos tipos de enfermedades, si un porcentaje despreciable de la población no se vacuna o no vacuna a sus hijos no suele pasar nada, pero en cuanto el porcentaje de antivacunas es significativo ponen en peligro a sí mismo, a sus hijos y a los demás, además con la globalización y la facilidad para viajar, la enfermedades se expanden rápidamente entre los demás estados donde pululen los antivacunas. También puede ocurrir el problema contrario, por ejemplo en España es casi una tradición la automedicación o tomar medicamentos que le fueron bien a la amiga o vecina, es uno de los motivos por los que crean las superbacterias resistentes a todos los antibióticos conocidos, el cuerpo no ha conseguido la inmunización por una dosis inferior, o por exceso, o lo mismo ocurre en los animales domésticos, es cuando las bacterias que sobreviven transmiten su mejor ADN o aprenden a sobrevivir ante todos los ataques. También puede ser un problema en países subdesarrollados, cuando faltan dosis de vacunas o no se administran correctamente, empeorando la precaria situación general de la población. Otro tipo de error parecido ocurre por parte de una especie de provacunas o los que se saltan a la torera los calendarios o recomendaciones de las autoridades sanitarias, fue el conocido escándalo que se descubrió en España con el ex-Ministro de Defensa por el derechista Partido Popular, y adepto de la secta ultracatólica de el Opus Dei, Federico Trillo, cuando era el Presidente del hemiciclo del Congreso de España vacunó a sus hijos contra la meningitis en contra del criterio médico ordenado a todos los españoles por el gobierno de su propio partido, con ese acto de salvar a sus hijos pudo condenar a muerte en un futuro a hijos de otros españoles.
También los antivacunas se expanden basándose en certezas conocidas como que existe un mínimo porcentaje de casos donde la vacunación provoca la muerte del vacunado, riesgo conocido constado que no impide la vacunación masiva ya que los beneficios superan ampliamente este mínimo riesgo. En cuanto a los antivacunas y el caso del sarampión, cuya incidencia ha aumentado en Europa un 400% por culpa de estos perlas, en España es fácil que un alto porcentaje de la población más normal, de todas las clases sociales y de distintos niveles de educación, suelan ser los primeros en seguir este tipo corrientes internacionales absurdas como son los antivacunas, promovida en Estados Unidos por celebridades como el actor Jim Carrey, la actriz conejita de Playboy Jenny McCarthy, o el Nobel de medicina Luc Montagnier, quien también es homeópata. Cuando se ven reportajes por televisión y entrevistan a los antivacunas son exactamente igual o peores que adeptos de sectas, convencidos de que sus hijos están seguros sin vacunarse o firmes creyentes de invenciones como que la vacunación provoca autismo, o en el caso de los medicamentos homeópatas, básicamente agua con azúcar a precio de oro, les quitan los dolores y se sienten mejor, tanto ellos como sus pobres hijos. Nada mejor se puede esperar de un país donde, aparte de comunistas extremistas naturistas, existen sacerdotes exorcistas que han dado conferencias a universitarios españoles, universidades que han dado cursos oficiales de homeopatía, o con un alto porcentaje de la población consumidores habituales de brujas, adivinos, curanderos, etc.
Perdón, la mayor resistencia de las bacterias conocidas y las nuevas superbacterias aparecen por diversas causas por hábitos negligentes humanas, en el particular caso de exceso de uso de antibióticos por usar medicamentos sin control médico o por el exceso en los animales, es por expansión de restos de antibióticos o de superbacterias ya creadas por la cadena alimenticia o cadena trófica, o en el caso de automedicación es muy común que españoles tomen pequeñas dosis de antibióticos que les sobraron, ya que está prohibido o estos medicamentos no se venden sin estar recetados por un médico oficial, los utilizan hasta contra enfermedades víricas, como una gripe o resfriado común, que no sirven para absolutamente nada salvo para crear bacterias resistentes a los antibióticos. El problema es ya muy grave, los estudios científicos estiman que el 70% de los pacientes que acuden a un hospital ya no se curan con los antiguos antibióticos de primera generación, cada vez son más necesarios nuevos antibióticos más agresivos, que no efectivos, y que no salen gratis, ni en lo económico ni en la salud, ya que producen efectos secundarios más graves o contraproducentes.