La izquierda israelí valora unirse tras la debacle electoral

Un hombre camina bajo el cartel electoral del Partido Laborista de Avi Gabbay. / Foto: REUTERS/Amir Cohen

Representantes del Partido Labortista y Meretz, las dos formaciones representativas de la izquierda sionista israelí, están explorando la posibilidad de unirse bajo un único partido tras los malos resultados obtenidos en las pasadas elecciones generales del 9 de abril. La líder de Meretz, Tamar Zandberg, afirmó que “es un momento en que nuevas cosas son posibles”. Por su parte, la ex jefa de la oposición, la laborista Shelly Yachimovich, dijo que “ambos somos izquierda sionista, patriótica, socialdemócrata, liberal y libre”.

El partido Laborista, surgido tras la unión de tres formaciones en 1968, fundó y cimentó el estado judío. El pasado martes, tras la incontestable victoria electoral de Netanyahu –que tras 13 años al frente del país se convertirá en el líder más longevo superando a David Ben Gurion-, el laborismo cosechó los peores resultados de su historia: tan solo un 5% del voto, pasando a ser una fuerza casi residual de 6 diputados en una Knesset de 120. Meretz, formación más a la izquierda con mayor acento en causas sociales, salvó los muebles con 4 escaños, logrando así evitar la desaparición del parlamento.

Desde el fracaso del proceso de paz con los palestinos, ambas formaciones han ido perdiendo popularidad entre el electorado. En 1992, año de la última gran victoria electoral del laborismo y de la fundación de Meretz, el Partido de Yitzhak Rabin obtuvo 4 escaños, que sumados a los 12 de Meretz sirvieron para impulsar los Acuerdos de Oslo. Solo en 1999 el laborista Ehud Barak logró retomar el poder tras el primer mandato de Netanyahu. Desde entonces, la izquierda ha continuado a la deriva.

Antes de los comicios del pasado 9 de abril, Tamar Zandberg propuso la unión para afrontar la contienda electoral. Desde las filas laboristas se rechazó la propuesta. Desde que Avi Gabbai ganara las primarias internas y asumió el liderazgo del partido, evitó de entrada la identificación de la formación con la izquierda, un término que se ha tornado negativo en la conciencia de muchos israelíes. Los de Gabbai también temían que dicha unión supusiera una escisión en el partido que pudiera marcharse con el centrista “Azul y Blanco” de Gantz y Lapid.

“Urge un actor signiticativo de la izquierda en Israel, que sea judío y árabe a la vez”, dijo Zandberg al periódico Haaretz. Y prosiguió: “los componentes de un grupo así deberían incluir al laborismo, Meretz, y una parte significativa de árabes, como el partido Hadash. Estamos en un periodo donde hay opciones para que esto ocurra, y debemos implementarlo ya”.

Por su parte, la laborista Yachimovich comentó en Facebook que valora la posibilidad: “debemos abandonar los sueños irreales de volver al poder, y construir un partido que es claro y directo, que nada tiene que ver con la extrema derecha, pero tampoco con el extremo centro. La opción exige que, a pesar de las dificultades, consideremos la unión con Meretz”.

Fuentes internas laboristas alertaron de las posibles consecuencias: “el Partido tiene una ala más dura, que no comparte el lenguaje ni los mensajes de Meretz, y dicha situación podría conllevar una división interna”.

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