El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) fracasó en sus responsabilidades más básicas hacia las más de 250 víctimas de secuestro de unas 20 naciones que fueron tomadas como rehenes durante el ataque barbárico de Hamás.
El Comité Internacional de la Cruz Roja y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja constituyen juntos un movimiento humanitario mundial, cuya misión es prevenir y aliviar el sufrimiento humano dondequiera que se encuentre, proteger la vida y la salud y asegurar el respeto por el ser humano, en particular en tiempos de conflicto armado y otras emergencias. (1)
En lo que respecta a la imparcialidad y la neutralidad, los Estatutos proclaman:
Imparcialidad: No hace discriminación alguna por nacionalidad, raza, creencias religiosas, clase u opiniones políticas. Se esfuerza por aliviar el sufrimiento de las personas, guiado únicamente por sus necesidades, y da prioridad a los casos más urgentes de sufrimiento.
Neutralidad: Para seguir gozando de la confianza de todos, el Movimiento no debe tomar partido en las hostilidades ni participar en controversias de naturaleza política, racial, religiosa o ideológica.
Específicamente, los Estatutos exigen que el CICR:
Se esfuerce en todo momento, como una institución neutral cuya labor humanitaria se lleva a cabo especialmente en tiempos de conflictos armados internacionales y otros conflictos internos, para asegurar la protección y asistencia de las víctimas militares y civiles de tales eventos y sus resultados directos. (2)
Siendo una organización cuyo único propósito reconocido y misión es ayudar a las víctimas de guerras y violaciones de derechos humanos, es evidentemente obvio que el CICR ha fallado completamente en su misión, como queda reflejado en su mal manejo de la crisis de los rehenes de Israel.
El fracaso absoluto del CICR en sus responsabilidades más básicas hacia las más de 250 víctimas de secuestro de unas 20 naciones tomadas como rehenes durante la invasión, asesinato masivo y violación de la organización terrorista Hamás respaldada por Irán, es trágico por sí mismo. Incluso hay peores repercusiones: el razonamiento del CICR para su mala actuación, cómo pudo haber sucedido y la evidente falta de capacidad, voluntad, seriedad y quizás incluso voluntaria y deliberada apatía, negligencia y laxitud por parte del personal del CICR.
Este abandono histórico no se limita al CICR y su personal. La responsabilidad moral y legal recae principalmente sobre el gobierno suizo bajo cuyo patrocinio funciona el CICR, junto con los estados partes de las Convenciones de Ginebra que financian su existencia y están en posición de monitorear, dirigir e influir en el funcionamiento del CICR.
No podemos dejar de preguntarnos dónde ha estado el gobierno suizo, con su estatus internacional único, en el contexto de la situación de los rehenes israelíes.
¿Por qué no aprovecharon su renombrada reputación y estatus internacional, tal vez la destacada capacidad y reputación internacional de Suiza, para presionar a aquellos elementos que influyen en la organización terrorista Hamás, principalmente Qatar, Egipto, la ONU y otros elementos árabes, para que las víctimas israelíes del terrorismo y secuestro reciban un trato humano?
¿Cómo es concebible que el gobierno suizo y el CICR hayan permanecido inactivos durante más de 16 meses mientras son manipulados y abusados abiertamente por la organización terrorista Hamás? En lugar de eso, han aceptado pasivamente la negativa de Hamás a permitir la transferencia de medicamentos, visitas médicas y humanitarias a los enfermos y heridos, así como a todos los rehenes retenidos ilegalmente, y a permitir un trato humano y respetuoso a los muertos, todo esto sin tomar la acción internacional vital que les corresponde dada su singular posición internacional.
Dado la imparcialidad y neutralidad constitucionalmente celebrada del CICR, desafía toda lógica y claridad moral que el CICR pueda tolerar imágenes de terroristas armados y enmascarados sentados y de pie sobre vehículos del CICR mostrando el emblema y la bandera de la Cruz Roja mientras tales vehículos transportan a rehenes israelíes torturados, sufriendo y enfermos.
El fracaso de los suizos y del CICR en garantizar la provisión de socorro humanitario a los rehenes israelíes no es solo inolvidable. Es imperdonable.
Toda la credibilidad del CICR como organización humanitaria está destrozada. No podrá recuperarse de esto.
Karla Gaona
Con información de agencias
Evidentemente es muy grave esta situación. El Estado de Israel debe demandar a la Cruz Roja y a Suiza, ante todos los foros internacionales, sobre todo a aquellos relacionados con la salud y los derechos humanos, sin olvidar a los ¨inefables¨ de la Corte Internacional de La Haya, tan rapiditos en condenar a Israel, cada vez que se les ocurr.
Certo, come se tutti i volontari e operatori delle Società Nazionali e del Comitato Internazionale morti in questa vergognosa guerra non valessero nulla… Più e più volte Israele ha colpito la Mezzaluna Rossa e i convogli della CIRC bombardandoli, questo non lo dite però? Mi pare che l’ipocrisia qui sia solo la vostra. Rispetto per le organizzazioni umanitarie. C’è gente che muore per prestare soccorso nei conflitti.