La fortaleza de espíritu frente a la flaqueza moral: la ola de terrorismo en Israel

11 abril, 2022 ,
Escena del ataque terrorista de la calle Diezengoff en Tel Aviv. Vía Twitter.

En las últimas tres semanas 14 personas han sido asesinadas en Israel por terroristas yihadistas. Madres y padres de familia, jóvenes que tenían su vida por delante, estudiantes que estaban comprometidos con el amor de su vida y cuyos sueños fueron cortados de raíz. Decenas de personas heridas con cicatrices, físicas y emocionales, que los acompañarán durante toda su vida.

Se habla de cuatro atentados en tres semanas, pero el dato peca de simplista: han sido cuatro los atentados con víctimas fatales, pero ha habido varios más en los que, afortunadamente, nadie murió. Además, según afirmaba el propio comandante del ejército israelí decenas de atentados han sido frustrados en estos días.

Frente a esta ola incesante de terrorismo, el pueblo de Israel responde con la fortaleza de espíritu que lo caracteriza: recordando, con dolor, pero con un mensaje firme de compromiso con la vida.

Sin embargo, la flaqueza moral de muchos otros se hace notable e insoportable.

En primer lugar, la Autoridad Palestina. Es cierto que el presidente de la Autoridad Palestina salió a condenar algunos de los atentados de la reciente ola (ni siquiera todos). Pero el primer paso para combatir el terrorismo son las acciones, no las palabras.

Mientras Abbas se “lava la cara” condenando estos ataques, la Autoridad Palestina a la que dirige sigue pagando cientos de millones de dólares cada año en recompensas a terroristas que derramaron sangre de israelíes.

La triste realidad que es poco conocida es que la Autoridad Palestina impulsa, lidera y lleva a cabo una política de recompensas donde los terroristas (o sus familiares) obtienen un sueldo mensual tras perpetrar un atentado. No solo esto, sino que esta política establece que mientras más israelíes hayan sido asesinados, mayor es la recompensa.

Además, la misma Autoridad Palestina incita de forma constante al terrorismo a través de los medios de comunicación, la educación escolar y los discursos incendiarios donde abrazan de forma abierta a los “mártires” que cometieron atentados.

Por su parte, la organización terrorista Hamas muestra su verdadera cara en estos días, ante el silencio cómplice de los medios. La misma organización que en el mes de mayo fue apoyada de forma abierta por líderes políticos y figuras públicas mientras inundaban Israel con misiles, ha declarado pública y oficialmente su apoyo a cada uno de los atentados calificándolos como “operaciones heroicas”.

La próxima vez que Hamas dispare misiles contra Israel e Israel salga a defenderse, el mundo debería acordarse de que es el mismo Hamas que aplaude cuando se derrama la sangre de civiles inocentes israelíes en medio de las calles.

Por si fuera poco, el Hamas y otras organizaciones terroristas convocaron a una marcha en la Franja de Gaza en honor al terrorista que perpetró el atentado en Tel Aviv, con pancartas gigantes con su foto y sus líderes no dudaron en calificar a este asesino como “un nuevo héroe palestino”.

Es que lamentablemente el culto al terrorismo es parte importante de la cultura palestina. Es por esta razón que tras cada atentado hemos visto cómo decenas de palestinos salen a repartir dulces para celebrar y desde los altavoces de las mezquitas glorifican el derramamiento de sangre.

En paralelo, la gran mayoría de los medios internacionales siguen mostrando una escasez grave de ética periodística.

Si en cualquier país del mundo un terrorista saliera con un rifle de asalto a disparar a civiles en la calle, las imágenes estarían en las portadas de todos los medios. Si en la quinta avenida en Nueva York o los Campos Eliseos en París un terrorista dispara indiscriminadamente contra cientos de civiles que están sentados tomando una cerveza en un bar, los noticieros transmitirían sin interrupción desde el lugar de los hechos.

Pero cuando la sangre derramada es israelí, los titulares casi no llegan. Y cuando llegan, lo hacen a menudo de forma desastrosa y engañosa.

Por ejemplo, la agencia de noticias Reuters que publicó una nota cuando el terrorista fue abatido con un titular malintencionado: “Fuerzas israelíes matan a un palestino tras ataque en Tel Aviv”. Por supuesto que la palabra “terrorista” brilla por su ausencia y el contexto del evento se omite por completo.

Otros medios como el The Guardian inglés se vieron obligados a cambiar su titular inicial: “Fuerzas israelíes matan a palestino después de que tiroteo en Tel Aviv dejara dos muertos”. Tras las quejas en las redes cambiaron a “Israel: dos muertos después de que atacante disparara en un bar en Tel Aviv”, un titular que sigue dejando mucho que desear obviando por completo también la palabra “terrorista” y el hecho de que el “atacante” era palestino.

Mientras tanto, a nivel diplomático las condenas sí llegaron de forma significativa. Los países de Europa, América Latina e incluso los aliados árabes de la región, condenaron de forma contundente los atentados. Esperemos que en la próxima votación de la ONU por lo menos piensen dos veces antes de votar automáticamente a favor de resoluciones anti-israelíes que solo fortalecen a aquellos que promueven el terrorismo.

Tras los horribles atentados de las últimas semanas, el país está en alerta, pero las cosas siguen su curso.

Miles de musulmanes subieron el pasado viernes, menos de 24 horas después del atentado en Tel Aviv, a rezar en la mezquita de al-Aqsa por la festividad de Ramadán.

Los jóvenes volvieron a llenar los bares, los padres volvieron a llevar a sus hijos a la escuela y las oficinas volvieron a trabajar para seguir construyendo el futuro y mejorando la vida de millones a través de la innovación.

Frente a la flaqueza moral de tantos, en Israel respondemos de la única forma que sabemos: con vida.

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