La extraordinaria vida de Alicia de Battenberg, abuela de Carlos, el nuevo rey de Gran Bretaña

El príncipe Felipe planta un árbol en memoria de su madre, la princesa Alicia, durante la ceremonia en Yad Vashem, el 30 de octubre de 1994. - Foto: Yad Vashem

Alicia de Battenberg, madre del duque Felipe de Edimburgo fue uno de los personajes más enigmáticos de la realeza, entró en un sanatorio, se ordenó monja y salvó a judíos de los nazis.

Siempre fue excéntrica y misteriosa. Alicia nació dentro del Castillo de Windsor (un inexplicable privilegio). Era nieta de la reina Victoria, se casó con el príncipe Andrés de Grecia en 1903 y fue honrada y recibió múltiples regalos de dignatarios extranjeros. Uno de los más resaltables fue el regalo del zar y zarina de Rusia que estaba valorado en más de $14 millones de dólares. Una tiara que posteriormente fue transformada en el anillo de pedida de matrimonio de la reina Isabel II. Pero la boda solo fue el inicio de una vida llena de extravagancia.

Castillo de Windsor – Foto: Wikipedia – CC BY 2.0

La década siguiente, Alicia y su esposo fueron forzados al exilio después de que la familia real fuese derrocada en Grecia en 1917. La pareja tuvo cinco hijos, cuatro de los cuales eran mujeres. Alicia “indignada por el trato recibido por su padre, prometió que su hijo, Felipe, jamás recibiría el mismo tratamiento y fue enviado a un internado en Inglaterra.

En 1930, la princesa sufrió una crisis religiosa, causa por la cual fue separada de su familia –incluyendo a Felipe, quien no tenía aún los 10 años– y fue internada en un sanatorio en Suiza. La princesa fue diagnosticada con esquizofrenia y expuesta a tratamientos médicos primitivos, –sus ovarios fueron sometidos a rayos X para terminar con su libido–. Según informes, la princesa nunca se habría reunido con Felipe hasta 1937, en el funeral de su hija -y hermana de Felipe- Cecilia, quien murió con su esposo y dos hijos en un accidente aéreo.

Después de ser dada de alta la princesa fundó la sociedad monástica de Marta y María, cuyo objetivo era capacitar a las hermanas para cuidar a los niños pobres y los enfermos. Como Madre Superiora Alicia-Isabel, recaudó fondos para comprar dos casas, una para albergar a convalecientes y la otra para capacitar a enfermeras.

Cuando la Segunda Guerra Mundial empezó, la princesa regresó a Grecia para trabajar para la Cruz Roja sueca. Pero la guerra dividió a la familia, tres de sus hijas se casaron con defensores de los nazis mientras su hijo Felipe se unió a la Marina Real Británica.

La princesa misma albergó a judíos perseguidos en su casa de Atenas durante el Holocausto y así salvó la vida de muchas personas. Años más tarde fue honrada póstumamente con los Justos de las Naciones por Yad Vashem.

Yad Vashem dice que la princesa visitaba regularmente a la familia y quería aprender más sobre su fe judía. Muchas veces Alicia no comía los alimentos que el régimen daba a cuentagotas para poder alimentar a los Cohen. En un momento, cuando oficiales de la Gestapo llegaron a la casa para interrogarla, la princesa usó su sordera para evitar responder a sus preguntas.

En 1967, se mudó al Palacio de Buckingham con el príncipe Felipe y la reina Isabel. Cuando Alicia murió en 1969, ya había regalado todas sus posesiones. Una nota que habría dejado a su hijo afirma: “Querido Felipe, sé valiente y recuerda que jamás te abandonaré y siempre me encontrarás cuando me necesites. Mi amor más devoto, tu vieja madre”.

Fue una santa y, de hecho, era una filántropa. Ella fundó una hermandad de enfermería, escondió a una familia judía durante la guerra y regaló todo lo que poseía.

En 1967, después del golpe militar que destronó a la monarquía en Grecia, Alicia voló a Londres por pedido de su nuera, Isabel II, quien la alojó en el Palacio de Buckingham.

Dos años después murió allí y, siguiendo su deseo, su cuerpo fue llevado a la Iglesia ortodoxa rusa de Santa María Magdalena, cuyas cúpulas de cebolla dorada se elevan desde el Monte de los Olivos, a las afueras de la Ciudad Vieja de Jerusalén. Cerca suyo están las tumbas de su tía, la gran duquesa Elisabeth de Rusia, quien también había dedicado su vida a la caridad, fue ejecutada por los bolcheviques en 1918 y fue canonizada como una santa ortodoxa rusa.

Hace un par de años, la princesa Alicia recibió un homenaje del príncipe Guillermo al terminar su gira por el Medio Oriente al visitar la tumba de su abuela que se encuentra en el Monte de los Olivos en Jerusalén.

En 1994, cuando la princesa fue honrada póstumamente con el Justos de las Naciones, el príncipe Felipe se refirió a su madre con estas palabras: “sospecho que nunca se le ocurrió que sus acciones eran especiales. Ella era una persona con una profunda fe y consideraba como una acción totalmente humana ayudar a otros seres humanos en peligro”.

«Durante mucho tiempo me inspiré en las acciones desinteresadas de mi querida abuela, la princesa Alicia de Grecia, quién en 1943 en la Atenas ocupada por los nazis, salvó a una familia judía llevándolas a su casa y escondiéndolas”, dijo el príncipe Carlos, ahora Rey de Inglaterra, en el 5ª Foro Mundial del Holocausto celebrado en el centro conmemorativo del Holocausto Yad Vashem de la ciudad de Jerusalén.

Fuente: Grupo de Facebook Personalidades judías de todos los tiempos. Compilado por Raúl Voskoboinik.

Prince Philip plants a tree in memory of his mother, Princess Alice, during the ceremony at Yad Vashem, 30 October 1994

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