Por Orna Mizrahi
Tras más de dos años sin presidente, el Parlamento libanés eligió (el 9 de enero) al comandante del Ejército, Joseph Aoun, como presidente del Líbano con una amplia mayoría de 99 de los 128 miembros del parlamento.
Su elección marca un logro significativo para el bando anti-Hezbollah en el Líbano y refleja la debilidad actual de la organización dentro del sistema político libanés.
Hezbollah, golpeado y magullado por la guerra, se vio obligado a aceptar la elección de Aoun tras perder su mayoría de bloqueo parlamentario y su capacidad para imponer su propio candidato como presidente, como había exigido antes de la guerra.
Joseph Aoun, cristiano maronita (como lo exige la constitución libanesa), es un veterano oficial militar que ha servido en el Ejército libanés desde 1983 y fue nombrado comandante del Ejército en 2017.
En su discurso inaugural, Aoun declaró que una nueva etapa está comenzando en el Líbano.
Aoun se comprometió a reconstruir la devastación de la guerra y a acelerar la formación de un nuevo gobierno (el actual es interino desde mayo de 2022).
Hizo hincapié en la autoridad exclusiva de las fuerzas de seguridad para mantener la seguridad del Estado y hacer cumplir la ley, en una clara referencia a las armas de Hezbollah, que el grupo afirma que son esenciales para la defensa del Líbano.
Curiosamente, Aoun también abordó la cuestión palestina en su discurso inaugural, expresando su apoyo al “derecho al retorno” y al mismo tiempo respaldando una solución de dos Estados, una forma de reconocimiento del derecho de Israel a existir.
La elección de Aoun ha suscitado esperanzas tanto en el Líbano como entre los actores occidentales, en particular Estados Unidos, que trabajó diligentemente para asegurar su camino hacia la presidencia.
Sin embargo, Aoun se enfrenta a importantes desafíos, principalmente por parte de Hezbollah, que se esforzará por preservar su independencia e influencia en el Líbano a través de su poder armado.
El líder del bloque parlamentario de Hezbollah, Mohammad Raad, no perdió tiempo en declarar después del discurso de Aoun que Hezbollah sigue siendo el verdadero protector del pueblo libanés.
En el corto plazo, Aoun se enfrenta a un doble desafío: formar un gobierno funcional capaz de impulsar las reformas necesarias para la recuperación del Líbano y, al mismo tiempo, limitar la influencia de Hezbollah (suponiendo que no pueda impedir la participación de Hezbolá en el Gobierno).
Además, debe nombrar a un nuevo comandante del ejército que dirija al Ejército libanés en la aplicación del acuerdo de alto el fuego con Israel e impida que Hezbollah reconstruya su presencia militar en el sur del Líbano.
Según parece, seguirá siendo inviable el gobierno de El Líbano. Además, los procedimientos en ese país, hacen que Israel no pueda consolidar su triunfo, ya que exigen la solución de 2 estados, que no permite la salida del terrorismo en Gaza, ni en el Líbano. Se requiere continuar la limpieza de la Franja de Gaza.