A 10 meses del inicio del conflicto que comenzó con el ataque de Hamás del 7 de octubre, la Oficina Central de Estadísticas publicó un informe que arroja una serie de datos preliminares sobre la economía nacional.
Los números son alarmantes: el Producto Bruto Interno (PIB) creció a una tasa anualizada del 1.2% en el período de abril a junio, es decir que se redujo un 1.4% en comparación con el mismo trimestre del año anterior.
La cifra está por debajo de las expectativas de los economistas, que oscilaban entre un 2.3% y un 5%.
Ajustado por crecimiento de la población, el PIB per cápita se contrajo un 0.4% en el segundo trimestre.
Lo que refleja esto es que la economía israelí experimentó una desaceleración del crecimiento económico, al mismo tiempo que la guerra continúa impactando fuertemente en las exportaciones y las inversiones.
Ronen Menachem, economista jefe de mercados de Bank Mizrahi-Tefahot, explicó que “la contracción del PIB per cápita tanto en comparación con el trimestre anterior como con el mismo trimestre del año pasado es una clara indicación del daño significativo que la guerra prolongada está causando a la economía”.
Además, durante el segundo trimestre, la producción empresarial disminuyó un 1.9% y las exportaciones de bienes y servicios cayeron un 8.3%.
Por otro lado, el gasto privado, uno de los principales impulsores de la actividad económica, aumentó un 12% en el segundo trimestre después de un fuerte crecimiento del 23.5% en el trimestre anterior.