A partir del 1 de enero de 2025 entraron en vigor en Israel un paquete de aumentos en impuestos, tarifas y costos de servicios públicos. Uno de los cambios más importantes es que el impuesto al valor agregado (IVA) subió del 17% al 18%, lo que encarecerá una amplia gama de bienes y servicios,excluyendo los productos frescos.
Se trata de una situación alarmante, ya que los efectos acumulativos de estas políticas podrían agudizar la presión económica sobre la población israelí.
Además, los empleados notarán una reducción en sus ingresos netos, debido al aumento en las deducciones para el Instituto Nacional de Seguros, que oscilará entre 1.000 y 2.000 shekels anuales por hogar promedio, y se deducirá un día de pago anual de recuperación laboral.
El costo de la electricidad subirá un 3.5% y las tarifas de agua aumentarán un 2% y las autoridades locales están habilitadas a aumentar el impuesto municipal o arnona hasta un 5.2%.
Estas medidas fueron aprobadas por la Knéset para reforzar los ingresos estatales y cubrir un déficit fiscal considerable, atribuible a los altos costos de defensa tras más de 15 meses de conflicto bélico.