La crisis diplomática que aviva el fuego libanés

Cartel del ministro de Información libanés George Kordahi en vallas publicitarias de Saná, Yemen Foto: REUTERS/Khaled Abdullah

Orna Mizrahi

Esto, a su vez, puede dañar aún más el colapso de la economía libanesa.

Durante el fin de semana, Arabia Saudita, Bahréin, Kuwait y los Emiratos Árabes Unidos dieron instrucciones a sus embajadores en el Líbano para que abandonaran Beirut, tras la cobertura en las redes sociales de una antigua declaración del ministro de información libanés, un cristiano del campo de Hezbollah, que expresaba su apoyo a los hutíes en el Yemen, criticando la campaña de Arabia Saudita en su contra.

Esta respuesta es un salto adelante en la reciente y vigorosa campaña de Arabia Saudita contra Hezbollah y el gobierno actual, que a los ojos de Arabia Saudita está controlado por la organización.

Los esfuerzos de los líderes libaneses para resolver la crisis no han dado hasta ahora frutos.

Hezbollah, por su parte, se apresuró a apoyar la declaración del ministro y amenazó con que, si lo despiden, los ministros alineados con Hezbollah también dimitirán.

Esta amenaza expone una vez más la capacidad de la organización para obstruir la actividad del gobierno e influir en sus políticas en beneficio de sus propios intereses.

Por ejemplo, el gobierno no se ha reunido desde hace varias semanas tras la demanda de la organización de destituir al juez designado para investigar la explosión en el puerto de Beirut.

Parece que esta crisis, si no se resuelve, es otro clavo en el ataúd del Líbano de antaño.

Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies

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