La bendición y el engaño. Breve reflexión.

10 noviembre, 2021 ,
Torá en la sinagoga ashkenazi de Estambul - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 2.5

Dr. Natalio Daitch

Primogenitura y bendiciones.

La parashá Toldot o capítulo semanal de la lectura del sefer Torá gira principalmente sobre el tema de un engaño tramado contra el Patriarca Isaac, a los fines de que sus bendiciones no cayeran en la persona o en el sitio equivocado. Se trata de un tema complejo donde varios exégetas han incursionado con diversas y hermosas explicaciones, pero que en definitiva plantea eso de «la relación entre buenos objetivos y métodos o medios cuestionables».

Para nosotros los judíos, qué duda cabe que deseamos emular o imitar a Iaakov y que siempre estaremos de su lado, más allá de cualquier tropiezo o cuestionamiento, y obvio no del lado de su hermano Esau quien era un «engañador» habitual y hasta profesional. Igualmente, esto plantea a Rabinos y Sabios hebreos un escollo a explicar la conducta de la Matriarca Ribká y de su hijo preferido (ingenuo e integro estudioso de la Torá) Iaakov.

En un nuevo intento de comprender el texto bíblico solo puedo citar aquello que me respondió mi Rebe o maestro cuando de niño le pregunté la razón de que nuestra Torá nos cuenta el espinoso tema de David con Batsheva y su esposo Urías, a lo cual mi maestro de religión me respondió sin dudar: «Porque la Torá es el EMET o la verdad, no oculta nada». Es decir, nos muestra a nuestros Patriarcas o Avot con sus grandezas y con sus defectos o yerros humanos (obvio cada uno a su nivel espiritual), a diferencia de otras religiones donde sus Profetas son mostrados sin mácula, como personas siempre perfectas, y luego investigaciones históricas nos refieren cosas en contrario de sus errores y horrores. O como hemos visto a lo largo de la historia, sus descendientes en nombre de una supuesta misericordia o creencia religiosa, cometen actos terribles de matanzas, torturas, violaciones y violencia a escala industrial, seguida de rapiña o robo de sus víctimas en todo el amplio sentido de la palabra.

Para concluir este primer bloque, la Torá muestra todas las cartas y pone «toda la carne en el asador».


El poder de las palabras.

En este segundo bloque, debemos aclarar que el lenguaje que usamos para comunicarnos y expresarnos tiene diversos resultados. Resulta claro que las palabras tienen el poder de comprometernos con una causa o alejarnos de ella. No cabe duda que influyen en nuestra conducta, y también pueden representar lo que somos. Por otro lado, las palabras pueden herir o sanar.

De hecho, y para algunos, la palabra tiene el poder mágico de convocar aquello que se ha nombrado. Dice un refrán castellano: «mentando Roma/por la puerta asoma».

Los rabinos nos dicen que las palabras usadas para bendecir lo importante es la intención de quien las pronuncia. Y en el libro de Bereshit (primer libro del Pentateuco) dice que cuando D’os creaba, nombraba nubes, y el hombre dice nube y se hace presente. Es decir, Hashem Crea y el hombre Recrea (crear o producir una cosa a partir de otra ya existente).

Llegados a este punto, podríamos diferenciar la magia (conjunto de trucos o habilidades haciendo juego de manos, y haciendo cosas sorprendentes como hacer desaparecer objetos, o hacer aparecer cosas ocultas; y esto también se relaciona con la adivinación o mediante ciertos conocimientos y prácticas conseguir cosas extraordinarias con la ayuda de seres o fuerzas sobrenaturales) en oposición a la religión judía que tiende a poner límites a nuestros deseos, para poder lidiar con el Yetzer Hará o mal instinto, subordinarnos a la voluntad divina y perfeccionar nuestras virtudes morales para bien nuestro y de nuestros semejantes.


En busca del Santo Grial.

Al decir Santo Grial, me refiero a ese objeto tan buscado y difícil de hallar, y el más cotizado, sacando de contexto el significado para los cristianos que implica la búsqueda de esa copa utilizada según esa tradición en «La última cena», que no sería otra cosa que un Seder de Pésaj (la Pascua Judía).

La palabra bendición proviene del latín (bene de bien, dicere de decir con el sufijo -ción- que  que alude a acción o efecto), e implica una expresión con la que se invoca la protección de D’os y su espíritu santificador sobre una persona, lugar o cosa. Por el contrario, la maldición es la expresión o conjunto de palabras con la que se invoca o desea el mal a una persona.

El hombre imitando al Todopoderoso, ya que este ha Creado los mundos con su palabra. Y nuevamente el hombre que intenta emular al poder único, eterno, e infinito, solicitando ese paraguas protector, que desciende de lo alto, y brinda confort espiritual y protección contra toda clase de influjos malignos o fuerzas oscuras.


Bendiciones, engaño, y palabras. Final.

El relato combina bendiciones, engaño, y palabras que tienen mucho poder. La cita inicial fija una sentencia divina que muchos pueblos y personajes políticos han saboreado en amargo final. Hoy por hoy, con mucha más claridad, hay muchos no judíos que se han percatado que siempre les irá mucho mejor si eligen un camino de visión comprensiva y amistosa frente a los judíos e Israel. Y esto último, no solo por intereses políticos o económicos de ocasión, por el contrario, a los fines de recibir ese flujo o energía metafísica positiva para ellos y sus pueblos. El último ejemplo de esto fue el terrible final del expresidente de Venezuela Hugo Rafael Chávez Frías, quien muere de un cáncer profundo poco tiempo después de maldecir públicamente a Israel con motivo de la guerra en Gaza. Chávez muere en el año 2013.

Para ir al final, vuelvo a la cita de Proverbios 15-1: «Una palabra dicha sin amor puede provocar ira». O en Proverbios 18-6: «Los labios del necio son causa de contienda, su boca incita a la riña».

Y lo último, las bendiciones nos permiten conectarnos con la fuente de la vida misma, y no solo hacer pedidos, también agradecer ya que según la cosmovisión judía el hombre solo puede lograr una genuina alegría únicamente reconociendo que se le ha dado una invalorable oportunidad de poder ingresar al servicio de su majestad, el Rey de todos los Reyes. Y servirle solo de la manera que Él desea ser servido y reconocido.

Y como broche final: el dicho «maase Avot siman la banim» que significa» los hechos de nuestros Padres son una señal para nosotros sus hijos». Y tallar profundo en el análisis del relato bíblico, consituyen las huellas o pisadas de nuestros antepsados, y nos señalan el camino a seguir como sendero seguro, para hacer frente a todas las contingencias y pruebas a las que somos sometidos en nuestra existencia.

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