Judíos y la responsabilidad colectiva

Salmo 11 de David - Foto: Wikipedia - Dominio Público

 Responsabilidad colectiva.

Ciertamente si uno desea alejarse del mal uso que se ha dado a la doctrina de la responsabilidad colectiva, en particular la que aplicaron los nazis con sus víctimas, en el judaísmo siempre encontramos un enfoque distinto, en positivo, si pensamos en lo que debe pasar por nuestra mente humana. Por otro lado, en este punto, se podría cuestionar si desde la posición de D’os esta doctrina, nos guste o no, puede ser vista bajo el ojo del Todopoderoso de una manera diferente, en muchos casos no tan comprensible a nosotros seres finitos y limitados en visión y en vida.

Judío y responsabilidad compartida.

En mi modesta opinión, aquí solo es posible abordar la cuestión, si aceptamos que hay dos planos o niveles, que no son iguales, pero que se relacionan mutuamente. Es decir, que interactúan. Me refiero al plano humano y al plano de Hashem.

En el primero, se nos impulsa al compromiso hacia el conjunto, y brindarnos en forma de estar predispuestos a ayudar sea en el terreno espiritual y también en ocasiones de ser necesario en el material. Esto responde a que todas las almas de Israel provienen de una misma fuente, y obvio, aquí abajo en el mundo físico, que es un mundo de la separación aparente, cada uno se ve primero como una entidad aislada del resto. Pero, más allá de cualquier espejismo, la premisa que D’os es bondadoso y debemos imitarlo o emularlo, ya que todo el acto creativo del mundo y del hombre nace de un deseo del Creador de tener una morada en lo bajo, justamente aquí, donde el ocultamiento de su presencia se hace tan perfecto, que hasta a muchos se nos permite solo por momentos dudar (D’os libre) de su no existencia.

Igualmente, la total comprensión de la vida, escapa a la capacidad de la mente humana, que solo recibe el mensaje por intermedio de la Torá que nos explica que todo lo que D’os hace es para bien.

El justo con el malvado.

En el primer libro del Pentateuco, cuando D’os avisa a Abraham de destruir las ciudades de Sodoma y Gomorra, el punto de divergencia queda planteado. Y puedo citar Génesis 18-23:  «Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás al justo con el impío? Y el primer patriarca discute con D’os, pero al final la verdad divina y su fuerza (ilimitada) se impone, y las pervertidas ciudades sucumben bajo una lluvia de azufre y fuego.

Pero la pregunta de Abraham continúa reverberando a lo largo de los tiempos, y desde el silencio más profundo, emerge una voz que cuestiona, el motivo de un D’os (al cual amamos intensamente) pero da cabida a un mundo donde observamos marcadas injusticias y asimetrías (por lo menos en la superficie).

En este caso, la pregunta no molesta a D’os, ya que todo cuestionamiento o requerimiento expone que el demandante, más allá de cualquier enfoque limitado y humano, no se ve afectado del peor de las máculas que el Todopoderoso aborrece, que es nada más ni nada menos que la «indiferencia» hacia el destino de sus semejantes.

Muchas preguntas y pocas respuestas.

Iniciando por el relato de Job el justo que sufre, hasta rumiar muchos interrogantes: «¿Por qué D’os permite que malvados castiguen a su pueblo?, o tantas miserias y carencias y violencias que se derraman sobre los pueblos gentiles, en cientos de conflictos que se suceden hasta el infinito.

Y entonces, todo estalla en nuestras mentes en múltiples direcciones: ¿Si nuestros dolorosos sufrimientos no constituyen un mensaje encriptado cuyo objetivo es rectificar errores y quebrantar nuestras almas, a los fines de que volvamos en esforzada y en ocasiones angustiada, pero al mismo tiempo en amorosa teshubá o retorno hacia nuestro Padre que colma los cielos y la tierra?

Reflexión final.

Y si pensáramos que Hashem es injusto, deberíamos citar el libro de la Cabalá donde he leído: «la crueldad de D’os es su misericordia». Y si prestáramos atención que en el vagón que conducía a Auschwitz, Hitler puso junto al judío ortodoxo al judío conservador y al asimilado, y al rico con el pobre, y al profesional y al sabio con el hebreo simple y con el ignorante. Si podríamos enfocar la cámara en una de las últimas de nuestras desgracias, podríamos inferir, que Él lejos de separar reúne, y si bien, se comporta adoptando la doctrina de la responsabilidad colectiva o compartida, puede que, con la idea de juntarnos y aglutinarlos, más allá de las dramáticas condiciones que a nosotros los israelitas nos ha tocado vivir. Un rabino me trajo unas citas del Talmud, donde sentencia que cuando D’os debe castigar a su pueblo, otorga permiso al «destructor» de tocar al justo con el malvado. Siendo el argumento que el primero no se ocupó de amonestar y advertir al segundo, cuando su conducta licenciosa y desviada en verdad lo ameritaba.

Para concluir, como dice el dicho: «el que avisa no traiciona», y D’os siempre avisa sea por medios de profetas o vigías en todas las épocas y lugares.

En definitiva, nuestra misión como judíos es decir siempre presente, ante cualquier necesidad, mientras que D’os verá la mejor manera de responder a nuestra conducta, siendo que toda vida deriva de Él y solo a D’os pertenece nuestras vidas, ya que el Todopoderoso nos las ha otorgado. Para finalizar, trabajar por la unidad de todo el pueblo judío, y una mirada de bondad entre nosotros traerá el mismo reflejo desde lo alto, como dice en el libro de los Salmos del Rey David: «el mundo se construye por medio de actos de bondad».

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