Jonas Edward Salk y la vacuna contra la poliomelitis

23 noviembre, 2022
Salk con David Ben Gurión en Jerusalén, 1959 – Foto: Fritz Cohen – Wikipedia – Dominio Público

Si bien sus padres no poseían una educación formal, estaban decididos a ver triunfar a sus hijos. En la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York se destacó no solo por su destreza académica, sino porque también decidió realizar investigaciones médicas.

Hasta 1955, cuando se presentó la vacuna Salk, la poliomielitis se consideraba el problema de salud pública más peligroso en los Estados Unidos de posguerra. Las epidemias anuales eran cada vez más devastadoras; la de 1952 fue el peor brote de la historia de la nación. De los casi 58.000 casos reportados ese año, 3145 fallecieron y 21.269 quedaron afectados por parálisis, siendo niños la mayor parte de las víctimas. Según el historiador William O’Neill, “la reacción pública fue similar a la de una plaga. Los ciudadanos de las áreas urbanas pasaban aterrorizados cada verano, la época del año en que regresaba este espantoso visitante”. Como resultado, los científicos se embarcaron en una carrera frenética para encontrar un tratamiento o una forma de prevenirla. El presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt fue la víctima más reconocida del mundo de esta enfermedad y fundó la organización que patrocinó el desarrollo de una vacuna.

En 1947, Salk aceptó un nombramiento de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh. Al año siguiente, emprendió un proyecto creado por la Fundación Nacional para la Parálisis Infantil para determinar el número de tipos diferentes de virus de la poliomielitis. Salk vislumbró una oportunidad para extender este proyecto hasta llegar a desarrollar una vacuna contra la polio, trabajo al que se entregó durante los siguientes siete años. El comité seleccionado para probar la vacuna de Salk fue, según O’Neill, “el programa más elaborado de su tipo en la historia, con veinte mil médicos y agentes de la salud pública, sesenta y cuatro mil académicos y veinte mil voluntarios”. Más de 1.800.000 niños en edad escolar formaron parte del comité de prueba. Cuando se hizo pública la noticia del éxito de la vacuna, el 12 de abril de 1955, Salk fue aclamado como un “trabajador milagroso” y el día “se convirtió casi en una fiesta nacional”. Había llevado a cabo su tarea únicamente para desarrollar una vacuna segura y efectiva lo más rápido posible, sin interesarse en su beneficio personal. Cuando le preguntaron en una entrevista televisiva quién poseía la patente de la vacuna, Salk respondió: “No hay patente. ¿Se puede patentar el sol?”.

En 1960, fundó el Instituto Salk de Estudios Biológicos en La Jolla, California, el cual en la actualidad es un centro para la investigación médica y científica. Continuó coordinando investigaciones y publicando libros, incluyendo Man Unfolding (1972), The Survival of the Wisest (1973), World Population and Human Values: A New Reality (1981) y Anatomy of Reality: Merging of Intuition and Reason (1983). En sus últimos años el Dr. Salk se dedicó a tratar de crear una vacuna contra el sida. ​

Jonas Salk nació en la ciudad de Nueva York el 28 de octubre de 1914. Según el historiador David Oshinsky, Salk creció embebido en la “cultura inmigrante judía” de Nueva York. Tenía dos hermanos menores, Herman y Lee. La familia se mudó del barrio de East Harlem al Bronx y vivió por un tiempo en Queens.

Cuando tenía doce años de edad, ingresó en la Escuela Secundaria Townsend Harris, una escuela pública para estudiantes dotados intelectualmente. Según Oshinsky, la escuela, cuyo nombre corresponde al del fundador del City College of New York era “una plataforma de lanzamiento para los hijos talentosos de padres inmigrantes que no tenían el dinero o la herencia familiar para enviarlos a una escuela privada de prestigio”. En la escuela fue conocido como un perfeccionista, que “leía todo lo que caía en sus manos”, según uno de sus compañeros de clase.​ Los estudiantes tenían que estudiar un programa de cuatro años de duración en solo tres. Como resultado, la mayor parte abandonaba la escuela, pese a su lema “estudien, estudien, estudien”. Sin embargo, la mayor parte de los estudiantes graduados alcanzaba el promedio suficiente para ingresar en la CCNY (City College of New York), conocida por ser una universidad muy competitiva.

La vacuna llamada Salk fue una de las primeras vacunas eficaces para la inmunización contra un virus en general. Fue fundamental en la campaña mundial de erradicación de la polio, que era por entonces una de las enfermedades más letales, sobre todo en los niños. La vacuna Salk se basa en el principio del virus muerto. Eso significa que Salk inyecta una forma muerta del virus de la polio al paciente, lo que posibilita que el cuerpo humano desarrolle inmunidad contra éste, sin caer gravemente enfermo. Una vez inmunizado hacia esa forma del virus, el cuerpo queda también inmunizado contra la forma más virulenta del propio virus. Jonas Salk se negó a patentar la vacuna. En 1961, Albert Sabin desarrollará una vacuna administrable por vía oral, que sustituyó a la de Salk, y en la que se utilizaron virus debilitados.

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