“Hace 28 años soy profesor de teatro, llenaba escenarios, pero años después se hizo complicado por la inflación de Argentina”. De esta manera, Javo Rocha se presentó ante AURORA desde Israel luego de hacer aliá en plena cuarentena y de vivir con sus hermanos antes de instalarse definitivamente en Israel.
A pesar de haber sido elegido para trasladar a APTRA (Asociación de Periodistas de Televisión y Radiofonía) sus clases de teatro, profesión que ejerce hace 28 años, la inseguridad, la situación económica argentina y su misión de hacer aliá lo llevaron a dejar su país natal.
Decidido en agosto de 2020 a emigrar a Israel, el profesor de teatro afirmó que fue un proceso largo. “Fueron siete meses de trámites muy lentos cuando tomé la decisión de hacer aliá. No existe la aliá express”.
Y agregó: “Llegué a Israel el 18 de marzo de 2021 tras dos escalas. Por suerte tengo dos hermanos que ya vivían ahí y pude vivir en lo de ellos por un tiempo. Luego de estar con mis hermanos, estuve cinco meses en un hostel para hacer sociales, pero me cansé de vivir ahí”.
Soñando con vivir siempre en Tel Aviv, pudo insertarse en la ciudad costera gracias a su amigo y colega Amihai Bloch. Así lo cuenta: “Me invitó a su casa porque él se fue a Europa, me contactó con el dueño y me mudé a ese lugar”.
Cada decisión que transcurrió desde 2020 hasta hoy, fue premeditada. Tanto que desde antes ya pensaba cómo viviría en Israel: “Me visualizaba una vida yendo por todas las ciudades de Israel enseñando teatro, que es lo que hoy en día hago”.
Pero con la firme intención de empezar de cero como cualquier ser humano, los problemas empezaron a suceder. Situaciones que no lo frustraron y pudo, con esfuerzo propio y ajeno, salir adelante y continuar con su pasión, el teatro. “Mi gran problema es el idioma porque hablo poco inglés y la comunicación para el teatro es complicado si no sabés hebreo. Por eso mi mejor amigo fue el Google Translator”. Y añadió: “Ya empecé a dar más clases de teatro a la tarde-noche y lo puedo compensar con mi otro trabajo de lavaplatos”.
Tras confesar que hacer aliá no es fácil ni para cualquiera, Javo Rocha se dio cuenta una vez instalado que hay que tener paciencia e ir poco a poco. Esas dos cosas son las que siempre se pone en mente para vivir en Israel. Y más si eligió transitar un camino en paralelo a los dos mundos que él encontró cuando llegó.
“Me tocó un sheliaj (persona que pone la agencia judía de Israel) muy antipático, le dije que era actor y profesor de teatro, pero me ignoró la profesión. Ahí me di cuenta de que estuve ante dos Israel: uno que me abría sus puertas y otro que me las iba a cerrar”.
Su mayor inconveniente fue y es la comunicación con los israelíes. Llegó con un nivel básico de inglés y sin hablar casi nada de hebreo. “Mis clases son en español: hay instituciones hispanas que me reciben con los brazos abiertos”.
Y más dificultoso se le puso a la hora de ir a presenciar obras porque “son en hebreo con subtítulos en hebreo. La primera entendía palabras sueltas, pero la cuarta y quinta ya conectaba frases compuestas”.
Deseoso que las agencias judías le hagan notas para hacerse conocido en un lugar donde no tenía amigos y pocos familiares. Por esta razón, además de necesitar prensa, el fanático de la serie israelí “El buen policía” destacó a una persona que lo ayudó en su búsqueda personal: “Doron Zafrir fue el primero que se interesó en mi profesión de manera desinteresada y con la mejor voluntad”.
Gracias a él, Javo pudo conocer directores, protagonistas de distintas obras y dueños de teatros. “Estando en Israel, siempre me gustó que me inviten a obras de teatro y que me hagan conocer gente del ambiente”.
Con la técnica actoral Eric Morris que daba en Argentina, ahora implementó la misma estrategia con sus alumnos en Israel. “Yo vine a Israel como una decisión de vida, no vine a probar suerte, ni a sacarle el lugar a nadie y es una decisión tomada”.
Además del teatro, su otra pasión es estar con gente y amigos. Y el amante de las burekitas saladas siente que en Israel lo puede lograr: “Israel es tierra de milagros y siento que me va a ir bien en mi profesión, aunque sea todo el triple de difícil”.
Con su canción local preferida, Pardonne Moi de Gabriel Tumbak, a Javo Rocha lo pueden seguir en Instagram como @estudiojavorocha. A punto de arrancar en enero con clases en una quinta ciudad distinta en Israel, el argentino de 46 años (aunque diga que suma 25 abriles) pasea su pasión por Jerusalén, Tel Aviv, Haifa, Ashdod y Beer Sheva.
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