Henrique Cymerman (Porto, 1959) es conocido por su amplia y reconocida carrera periodística en Oriente Medio. Durante décadas, fue el rostro y la voz que explicó el conflicto entre israelíes y palestinos en televisiones de España y Portugal.
Además de sus crónicas periodísticas, en sus últimos años sumó conferencias y clases magistrales en la universidad impartidas en cinco idiomas: castellano, portugués, francés, inglés y hebreo. Tuvo eco en la prensa internacional su cercanía personal con el Papa Francisco, al que entrevistó en diversas ocasiones y al que ayudó a organizar la “Plegaria por la Paz”, que reunió al difunto presidente israelí Shimon Peres y al líder palestino Mahmoud Abbas en el Vaticano.
En los últimos años, ha participado en encuentros multilaterales para tratar de acercar a Israel con el mundo árabe pragmático. Ahora, ha decidido dar el salto a la política israelí: se presentará a las primarias del Partido Laborista.
Las últimas semanas vive entre un sinfín de llamadas, encuentros con militantes y entrevistas en medios locales para intentar colocarse en una posición alta en la lista del partido para las próximas elecciones generales del 9 de Abril. Cymerman recibió a Aurora en el puerto de Yaffo, al sur de Tel Aviv, donde reveló su motivación por entrar en política, así como los riesgos y oportunidades que ello comporta.
Ofer Laszewicki Rubin – Tel Aviv
Usted es alguien que ha logrado prácticamente todo en el mundo del periodismo: ha recibido numerosos premios, realizó entrevistas históricas, fue testigo en primera persona de momentos clave del conflicto palestinoisraelí… ¿Qué le lleva a meterse ahora en el siempre tumultuoso escenario político de Israel?
Llevaba mucho tiempo pensándolo. Y es como una forma de saltar en el estadio, de las sillas al césped. Es una forma de decir que en el fondo hay oportunidades y hay riesgos alrededor de Israel, un país al que yo vine cuando tenía solo 16 años. Me importa mucho lo que pueda ocurrir en Israel y en esta región, y me di cuenta que hay cosas que te imaginas que los gobiernos las hacen, que se dan cuenta de la situación, pero no siempre actúan en consecuencia.
Quise poner sobre la mesa las opciones que ocurren en Oriente Medio como resultado de los cambios geopolíticos de los últimos siete años. Hoy tenemos una oportunidad, que yo defino como una oportunidad de segunda independencia de Israel ante el mundo árabe pragmático, en su mayoría sunita, que hoy en día busca algún tipo de diálogo y acuerdo con nosotros.
¿Y por qué apostó usted por el Partido Laborista?
Hace siete años que yo estoy involucrado en tres encuentros mínimo anuales con representantes de todo el mundo árabe, incluso del mundo musulmán y palestinos también, y de las principales potencias. En estos encuentros, entre otras cosas hacemos lo que se llama “Track-2”, que es como una negociación no oficial de cara al día en que sea posible negociar en serio
Ocurrió que el nuevo líder del partido laborista me vio en uno de estos lugares, y me planteó: “¿por qué no nos vienes a ayudar?”. Y la verdad que es algo que tenía en mente hace mucho tiempo. Desde que llegué a Israel voté al laborismo, uno de los motivos por los cuales vine a Israel fue Ben Gurion, y más tarde Yitzhak Rabin. Fui el último periodista que entrevisté a Rabin, así lo quiso el destino. Justo 24 horas antes de su asesinato.
Yo creo que es una experiencia extraordinaria y enriquecedora, donde he encontrado un Israel que no conocía. He estado dando vueltas por Oriente Medio acompañando a Avi Gabbay, en países de los que puedo hablar y en países de los que no puedo hablar, y he visto cosas que realmente siendo periodista no tenía acceso a ellas, y me doy cuenta que hay hoy en día una oportunidad. Si la voy a poner en práctica dentro de la política o lo voy a seguir haciendo fuera de la política no depende de mí. Lo estoy intentando, pero desde luego no voy a tirar la toalla.
Mi objetivo primordial en toda esta campaña, más allá de lo que pueda ocurrir conmigo con un puesto de este tipo o de otro o volviendo al periodismo, es poner sobre la mesa las perspectivas y las oportunidades.
El laborismo de hoy dista mucho de esas figuras históricas que mencionó. El partido que fundó y dirigió el estado durante prácticamente 30 años parece vivir una crisis existencial, los votantes ya no lo perciben como una alternativa de gobierno. ¿Dónde está el problema?
Yo creo que el Partido Laborista entró en pos trauma desde el asesinato de Rabin. Entró en un shock profundo, que empezó en realidad en el 1977 con la pérdida del poder después de que crió el estado y gobernó hasta el 1977.
Hoy por hoy yo creo que hay una crisis profunda, pero creo que el Partido Laborista sigue siendo una voz que de alguna manera es la alternativa ideológica real al gobierno del Likud. Hay una situación en la que el Likud apuesta por una anexión pasiva o activa de Cisjordania, mientras que el Partido Laborista entiende que esa anexión es un suicidio de Israel como estado judío y democrático.
Este gobierno aprobó la ley de nacionalidad y se olvidó de la palabra fundamental que es está en la declaración de independencia de Israel: la igualdad. No la incluyó, y creo que eso es una vergüenza para los árabes musulmanes, cristianos, para los drusos o para los beduinos. Ellos son ciudadanos de Israel exactamente como nosotros.
Israel es el único país del mundo que con 70 años de edad no tiene fronteras reconocidas. Yo creo que llegó el momento de llegar a una definición de esa frontera, y permitir la creación quizás de un estado palestino como parte de esta solución. Yo lo apoyo, yo creo que es bueno para Israel, siempre y cuando logremos mantener la seguridad, que eso es en el fondo el gran obstáculo.
Se ha metido de lleno en las primarias, que decidirán los puestos de salida de los candidatos en la lista que el partido presentará para las próximas elecciones. Por un lado, las primarias internas –que solo convocan el Likud, el Partido Laborista y el izquierdista Meretz- son un síntoma de democracia interna. Por otro, evidencian las constantes luchas de poder y las cuchilladas por la espalda que tanto están mermando al laborismo. ¿Cómo vive estas pugnas un recién llegado?
Yo siento que yo en cualquier caso ya gané, porque he logrado poner sobre la mesa la agenda que yo quería poner: he creado un grupo ideológico sobre la opción regional en el partido que está teniendo gran influencia, incluso en el nuevo partido que ha sido creado ahora por Gantz y por Ya’alon (Josen LeIsrael). Yo creo profundamente que el acuerdo futuro pasa por la opción regional, no por la opción bilateral con los palestinos, y creo que he logrado convencer a una parte importante del mapa político israelí.
Pero las encuestas vaticinan una caída al vacío de su partido.
Yo creo que el Partido Laborista puede ser una base del futuro gobierno, de un gobierno alternativo al de la derecha, que tenemos serias posibilidades de ganar si lo hacemos bien, si coordinamos bien posiciones. Yo no creo que vayamos a unir fuerzas antes, porque así perdemos escaños.
¿Ir por separado no beneficiará a Netanyahu?
Sí que tendremos que crear una coalición el día siguiente de las próximas elecciones, si es que conseguimos una mayoría de más de 60 escaños. Todos reunidos, los principales partidos de centro y de centroizquierda. Veo una posibilidad seria de que esto ocurra, porque hay un cansancio. Hay que entender que nunca hubo en Israel un primer ministro que tuviese tres acusaciones muy serias de corrupción, y que el fiscal pueda recomendar realmente llevarle a juicio.
El Likud, a pesar de los supuestos casos de corrupción que acechan a su líder, sigue teniendo una base fiel de votantes, con encuestas situándole con posibilidades de revalidar sus actuales 30 diputados.
Toma en cuenta una cosa: en el mejor de los casos, Netanyahu tiene el apoyo de un cuarto de los israelíes. 30 escaños en un parlamento de 120. Esto quiere decir que hay tres cuartas partes de la opinión pública israelí que no le vota en cualquier caso. Yo estoy convencido de que cuando el fiscal decida, a lo largo del mes de febrero, de forma definitiva decir que hay cargos y que va a ser llevado a juicio, creo que en ese momento será el momento de la verdad. Estamos ante un hecho que va a tener repercusiones, no sé si antes o después de las elecciones.
Critican a Gabbay por ser un líder que toma decisiones sin consenso y que da bandazos inesperados, como la sonada ruptura de la coalición “Unión Sionista” con Tzipi Livni en directo, durante una rueda de prensa conjunta que dejó a todos boquiabiertos.
Hay un problema, obviamente, pero yo conozco a Gabbai hace un año y medio y es un ganador. Todo lo que hizo en su vida fue en contra de todas las perspectivas. Es un chico que vivía en una casa en la que dormían en la misma habitación sus padres, 7 hermanos y una niña inválida adoptada en una habitación de 20 metros.
Era un niño al que detectaron como superdotado y llegó a terminar la universidad con un Cum Laude y convertirse en el presidente de la compañía de telecomunicaciones más grande de Israel, Bezek. Luego fue ministro, pero decidió dejar el gobierno porque no estaba de acuerdo con Netanyahu con el nombramiento de la posición del ministro de defensa. Por último, ganó las primarias del Partido Laborista siendo alguien de fuera.
El que le hayan criticado mucho dentro del partido es resultado de que cuando alguien viene a hacer cambios hay siempre aquellos que salen perdiendo y que no les hace ninguna gracia el que venga alguien de fuera y cambie las reglas del juego. Yo creo que todavía no dijo la última palabra. En todo caso, cometió errores y los está corrigiendo.
¿Cómo funcionan las primarias, y qué oportunidades reales siente que tiene de ser elegido en una posición alta en la lista?
Es una jungla. En el mundo moderno, si tú vas a un puesto determinado te eligen según tu capacidad en general. Ayer me decía alguien muy importante dentro del partido: “si juzgamos por la capacidad, tú estás por encima de prácticamente todos los candidatos. El problema es que no perteneces a este grupo, a este grupo o a este grupo, que tendrán sus propias listas y tendrán a su propia gente”.
¿A lo mejor no grita lo suficiente?
El gritar no es el problema, yo no me callo. Hablo por todo el país y en los medios de comunicación. Les estoy creando un problema serio porque mi voz se escucha mucho, pero si sale sale, y si no sale, muchas gracias. Seguiré haciendo mi camino, y seguiré haciendo oír mi voz en cualquier otro lugar. Yo creo que de una forma u otra va a haber una reforma interna dentro del laborismo, y vamos a correr un maratón y no 100 metros.
Tras el primer discurso público del ex jefe del ejército Benny Gantz, medios y ciudadanos empezaron a verle como un candidato real para doblegar a Netanyahu y traer un cambio de gobierno. En este sentido, los mensajes del partido laborista exigen incesantemente a Gantz que se comprometa a no sentarse en un gobierno de Bibi. ¿Por qué, entonces, no salen juntos de inicio?
Hay un juego obviamente, hay un diálogo continuo entre Gantz, Yaalon y Gabbay. Las posiciones están coordinadas, y todos han llegado a una conclusión: que hay que poner fin al gobierno de Netanyahu.
Creo que llegó el momento de reformar. Hay gente en el Likud que puede hacer un buen trabajo, y hay otros partidos con alternativas. Gantz es una seria alternativa, yo creo que el que obtenga en la centroizquierda más votos será el candidato a primer ministro, tan simple como eso. Y los demás le ayudarán.
Sigue dando vueltas por Israel para presentar su candidatura. En algunos de estos eventos, ha explicado sus propuestas en castellano a miembros de la comunidad latina. A pesar de contabilizarse entre 150.000 y 200.000 israelíes de origen latino, históricamente apenas ha habido representantes de esta comunidad en la Knesset. ¿Por qué?
Es curioso. Los latinos se han integrado en la sociedad en todos los aspectos. Yo los veo en la economía, en el ejército, en las universidades, en el mundo cultural, los encuentras en todos los lugares, y en la política hay poquísimos representantes.
Cuando el Papa Francisco me dio el premio del Ángel de la Paz, me dijo: “Henrique, yo te conozco hace 25 años de la tele, yo seguía todos tus reportajes. Yo sé lo que tú haces y sé la importancia de tu trabajo, pero recuerda una cosa: las decisiones no se toman en los estudios de televisión, se toman en los pasillos del parlamento y del gobierno”.
Yo he hecho decenas de conferencias con latinos en Israel, muchos en Otef Aza (comunidades fronterizas con la Franja de Gaza), en el norte, en la Galilea, en muchos en kibbutzim…hemos logrado meter en el partido a 1.000 personas, de los cuales hay 250 que trabajan como voluntarios, que el día de las elecciones me van a ayudar. Muchos de ellos son latinos, y en las reuniones hablamos en español. Es gente que quiere ver a alguien que viene de esta cultura representándole en el parlamento, y para mí es un orgullo enorme.