Aeropuertos, transporte público, tiendas, oficinas, pasos fronterizos y medios de comunicación quedaron suspendidos el martes en Israel hasta dejar el país paralizado durante la jornada de Yom Kipur, Día de la Expiación o del Perdón, la más sagrada del judaísmo.
A las 14:00 hora local del martes paró el tráfico aéreo en el aeropuerto internacional de Ben Gurión, a las afueras de Tel Aviv, y quedó suspendido el tráfico rodado hasta la finalización de la jornada el miércoles por la noche.
También paró la emisión en todas las cadenas de televisión y radio nacionales y se cerró el espacio aéreo, que no pudo sobrevolar ningún avión.
Con las ciudades sin circulación de coches privados, niños y mayores aprovecharon las calles y carreteras para pasear, montar en bicicleta, patinetas, triciclos y todo tipo de vehículos sin motor.
Para los creyentes, Yom Kipur es un día de introspección en el que ayunan, dejan de usar cosméticos, bañarse, mantener relaciones íntimas, realizar trabajos, cargar peso, tocar instrumentos musicales y vestir prendas de cuero.
Las fuerzas de seguridad son de los pocos efectivos públicos activos, pero redujeron su presencia en esa jornada, conocida también como el «Sábado de sábados».
«Siguió habiendo patrullas de la Policía, pero estuvieron al mínimo, y por si era necesario, las ambulancias circularon libremente», explicó el portavoz policial, Miky Rosenfeld.
En 1973, la jornada sagrada fue sorprendida por el lanzamiento de ofensivas simultáneas por parte de los egipcios y los sirios contra Israel, en la conocida como Guerra de Yom Kipur.
«No por casualidad eligieron ese día los enemigos, porque la actividad era mucho menor», comentó el rabino capitán Yosef Yozin, quien sirve en una base en la frontera con Egipto y asegura que explicó a los soldados que quisieron ayunar la necesidad de mantener «la actividad militar» porque el país «no se puede permitir que haya otra guerra» como aquella. EFE y Aurora