Por Yoni Ben Menachem
El 24 de febrero de 2025 estallaron protestas en el sur de Siria, con varios cientos de manifestantes congregados en varios lugares contra el reciente discurso del primer ministro, Benjamin Netanyahu, en el que pidió la desmilitarización de la zona al sur de Damasco.
Los manifestantes gritaron consignas contra Netanyahu y denunciaron cualquier violación de la soberanía siria.
Un día antes, el 23 de febrero, durante una ceremonia que marcó la finalización de un curso de formación de oficiales, poco después de los funerales en el Líbano del líder de Hezbollah, Hassan Nasrallah, y su lugarteniente, Hashem Safi al Din, a quienes Israel eliminó, Netanyahu declaró que las fuerzas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) permanecerán estacionadas en varios lugares estratégicos en el Líbano y Siria.
“Exigimos la desmilitarización total del sur de Siria de las fuerzas leales al nuevo régimen. Además, no toleraremos ninguna amenaza a la comunidad drusa en el sur de Siria”, afirmó Netanyahu.
Además, el mandatario enfatizó: “En Siria, las fuerzas de las FDI permanecerán en el Monte Hermón y en la zona de amortiguación indefinidamente para proteger nuestras comunidades y neutralizar cualquier amenaza.
“No permitiremos que las fuerzas del HTS (Hayat Tahrir al Sham) ni el Nuevo Ejército Sirio entren en la zona al sur de Damasco”.
“En cuanto al Líbano, seguiremos manteniendo nuestra presencia”, añadió.
“Estamos manteniendo posiciones estratégicas a lo largo de nuestra frontera norte dentro del Líbano, frente a nuestras comunidades, hasta que el ejército y el gobierno libaneses cumplan todos sus compromisos en virtud del acuerdo”.
Fuentes políticas israelíes de alto nivel afirman que la guerra impuesta a Israel por el “Eje del Mal”, liderado por Irán, está transformando el Medio Oriente.
En plena coordinación con la Administración Trump, Israel está extrayendo lecciones del ataque sorpresa de Hamás a las comunidades israelíes cercanas a Gaza el 7 de octubre de 2023.
Como resultado, Israel está redefiniendo sus fronteras en Siria y Líbano de acuerdo a sus necesidades de seguridad, mientras fortalece los lazos con sus aliados drusos en Siria.
Según estos funcionarios, Israel no volverá a la realidad anterior al 7 de octubre de 2023.
La posibilidad de alterar las fronteras con la Franja de Gaza sigue abierta, ya que la guerra aún no ha terminado e Israel debe establecer medidas de seguridad a lo largo de su frontera sur para garantizar que no se produzcan más ataques desde Gaza.
Hasta el momento, el mundo árabe no ha respondido a las declaraciones del primer ministro, ni tampoco el nuevo presidente de Siria, Abu Muhammad al Jolani, alias Ahmed Hussein al Sharaa, que ha permanecido en silencio.
Fuentes políticas de alto nivel describen la nueva política de seguridad de Israel como un cambio estratégico, en particular en lo que respecta a los estados árabes con los que no tiene acuerdos de paz, como Siria y Líbano.
Israel se está preparando para contrarrestar las amenazas a sus intereses de seguridad en el norte debido a los cambios de régimen en Siria y la creciente intervención de Turquía en la región.
Turquía, argumentan, pretende dominar a Siria de forma muy similar a como lo hizo Irán bajo el gobierno del presidente Bashar al Assad.
Afirman además que la Siria post-Asad no estará controlada por una sola potencia, sino que seguirá siendo un campo de batalla de complejas rivalidades regionales e internacionales.
Aunque Turquía desempeñará un papel central en Siria, su influencia estará limitada por un equilibrio de poder que involucra a Rusia —que aún mantiene bases militares en Siria— junto con Israel y Estados Unidos.
Como resultado, el futuro de Siria dependerá de los entendimientos regionales e internacionales.
Israel ya ha actuado rápidamente para establecer sus líneas rojas en Siria para salvaguardar sus vitales intereses de seguridad.
Oficiales de seguridad israelíes destacan la declaración de Netanyahu de que Israel no permitirá que el Nuevo Ejército Sirio ingrese al área al sur de Damasco.
Esta declaración, argumentan, refleja la sospecha israelí de que el “Nuevo Ejército Sirio”, que se está formando actualmente, está compuesto principalmente por militantes yihadistas del HTS.
Al Jolani se ha declarado unilateralmente nuevo presidente de Siria sin ningún proceso electoral.
Israel no confía en Al Jolani, a quien considera un “lobo con piel de cordero” que se presenta como moderado pero sigue siendo un yihadista con una ideología inalterada y que ahora busca consolidar el poder con el respaldo de Turquía.
Según fuentes de seguridad, Israel busca fortalecer su alianza con los drusos del sur de Siria, una comunidad de aproximadamente 800.000 personas que vive en Sweida, en la región de Jabal al Druze, y que cuenta con una fuerza militar armada.
El fortalecimiento de esta alianza favorece los intereses de seguridad de Israel y refuerza aún más la “alianza de sangre” entre Israel y su comunidad drusa.