Israel canceló este domingo las restricciones de movimiento de sus ciudadanos que desde esta mañana pueden alejarse a más de un kilómetros de su domicilio y permitió la reapertura de centros de trabajo sin público y algunos comercios con un solo cliente.
Comienza a aliviarse el cierre nacional de más de un mes, que será progresivo y lento y hoy el Gabinete debatirá la posible reactivación de la educación prescolar.
Desde las 7.00 GMT los ciudadanos viven en un confinamiento menos restrictivo y ya pueden moverse con libertad, aunque la actividad económica y comercial se mantendrá operativa parcialmente.
Los restaurantes pueden desde hoy servir comida para llevar, los parques nacionales vuelven a abrir sus puertas y las pensiones (B&B) pueden alojar a personas del mismo núcleo familiar.
El aeropuerto internacional de Ben Gurión continuará prácticamente cerrado pero hoy el Gobierno aprobó el retorno de los israelíes varados en el extranjero desde antes del 25 de enero, cuando se limitaron los vuelos a casos humanitarios y de urgencia.
La desescalada comenzó hoy tras varios retrasos por la alta morbilidad en el país, que sigue registrando tasas de positivos de más del 9%, y puesta la confianza en la avanzada campaña de vacunación.
Cerca de 3,5 millones de habitantes han recibido la primera dosis de la vacuna contra la COVID-19 y más de dos millones la segunda aunque en la última semana se ha reducido el ritmo de vacunación y las autoridades animan a los ciudadanos a inocularse.
Las autoridades confían en que la inmunización comience a reflejarse en la disminución de contagios en las próximas semanas aunque alertan de que las nuevas cepas han acelerado las infecciones.
El primer ministro, Benjamín Netanyahu, aseguró el jueves que el 80 % de la morbilidad en Israel se debe a la mutación británica. EFE