Iom Hashoá, Iom Haguevura, Iom Haatzmaut

David Ben-Gurión lee la Declaración de la Independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, en Tel Aviv, Israel, bajo un gran retrato de Theodor Herzl, fundador del moderno sionismo. Foto: Wikipedia - Government Press Office (Israel) David Ben Gurion flanked by the members of his provisional government reading the Declaration of Independence in the Tel Aviv Museum Hall. CC BY-SA 3.0

Dra. Bejla Rubin                  

(Convención de Basilea en 1897 primer congreso sionista a cargo de Teodoro Herzl)                                                                                         

El 12 de octubre de 1940 Varsovia quedó cercada y en su interior se establece un gueto para judíos. El muro contaba con ocho puertas, custodiadas por policías alemanes, polacos y judíos que controlaban la entrada y salida de los trabajadores.

El encargado del Consejo Judío (Jüdenrat) de Varsovia, en un comienzo pudo negociar con las autoridades alemanas de que los jóvenes de buenas condiciones físicas, podían servir para trabajar en las fábricas de los polacos al servicio del nuevo régimen alemán, y así crear una excusa para evitar la deportación.

Eran pocas las cuadras enmarcadas por la muralla que dividía a los judíos allí hacinados del resto de sus vecinos polacos.

Si bien los límites del ghetto no se ampliaban, sí el número de sus moradores que llegaban del resto de Polonia. A tal punto, que debían convivir siete personas en una misma habitación, y la ración de comida diaria consistía en 184 calorías. Los que más padecían de este trato infrahumano eran los niños, principalmente aquellos que habían perdido a sus padres y que ya nadie podía ocuparse de ellos. Es así como podemos ver en esas filmaciones tan “prolijas” y proliferas de los alemanes, que todo lo documentaban para una posteridad, por cierto nada heroica, a centenares de pequeños con sendas estrellas amarillas en sus pechitos, hambreados, famélicos, con ojos saltones yaciendo en las calles, comidos por los piojos y apestados, mostrando su miseria frente a la cámara indiferente de los ojos alemanes. 

Para los que podían salir del gueto era una bendición pues contrabandeaban algo de comida y una caloría de más hacía a una radical diferencia entre la vida y la muerte.

En el muro se fueron cavando cuanto agujero era posible, lugar estrecho donde sólo las criaturas podían reptar y robar afuera algún que otro alimento. Esto se pudo hacer en los comienzos dado que la vigilancia no era tan rigurosa. Luego este rateo se hizo imposible.

El gueto contaba con una escuela primaria, cantinas que solo unos pocos podían pagar y alguna asistencia sanitaria muy precaria.

No es nuestra intención hacer aquí un racconto histórico de lo que fue el Gueto de Varsovia, tan sólo unas breves palabras introductorias. Entonces, para dar cuenta de por qué el título que dimos a esta nota, de Iom haguevurá, queremos sostener nuestro enunciado explicándolo.

Con la creación del gueto cada uno allí debió confrontarse consigo mismo y responder a la pregunta: cómo quiero morir, como un rebaño pasivo a ser enviado a la cámara de gas o poner resistencia al horror nazi, tratar de sobrevivir luchando y morir aún bajo la premisa de ser un hombre libre y no un sub-humano, definición injuriante con la que los alemanes trataban de justificar su masacre diciendo que: ¿quién siente culpa por matar ratas o cucarachas?

Es así como bajo el mando del comandante del ghetto, Mordejai Anielewicz, se crea un grupo de bravos combatientes, 500 almas al principio, clandestinas que luchan contra las escoltas alemanas a la hora de su traslado a los campos de exterminio. Este acto de valentía, (guevurá), hizo que se suspendiera la deportación hasta el 21 de enero de 1943. Recordemos que ya a partir del 20 enero de 1942 se había decretado, en forma secreta, la Endlösung (la Solución Final) en la Conferencia de Wannsee, residencia en las afueras de Berlín.

Es así que los combatientes del ghetto comienzan con la construcción clandestina de túneles y bunkers subterráneos para su defensa, sorprendiendo a los alemanes que deciden en la noche de Pésaj del 19 de abril de 1943   liquidar el gueto matando y/o deportando a sus moradores. Digo sorprendiendo a los nazis porque se encontraron con las calles desiertas dado que todos sus habitantes estaban escondidos en los túneles subterráneos. A partir de esa fecha se crea una verdadera resistencia que dura aproximadamente un mes, dirigida por el comandante de la ZOB (Zydowska Organizacja Bojowa), Mordejai Anielewicz.

Estos jóvenes combatientes, hambreados, débiles, pero no faltos de coraje, estaban munidos de granadas de fabricación casera, pocas armas automáticas, y pistolas, o sea, un pequeño arsenal con el que sorprendieron a los alemanes y sostuvieron una defensa que duró un mes. En ese enfrentamiento el comandante alemán, General de las SS Jünger Stroop pierde a doce de sus hombres. Luego de este enfrentamiento decide arrasar con el gueto, destruir edificio por edificio, hecho que en el filme El pianista Roman Polanski supo bien mostrarnos esa barbarie. Es así como asesinan al joven comandante Anielewicz en la calle Mila número 18, el 8 de mayo de 1943. Dos años más tarde sería ésa la fecha de finalización de la Segunda Guerra Mundial.

La lucha, despareja, encarnizada, habría de durar un mes. Luego 7000 almas fueron deportadas a Treblinka, 42.000 a Maydanek.

El final del Levantamiento del Gueto de Varsovia fue el 16 de mayo de 1943.

Esta resistencia fue el primer levantamiento urbano en contra de los nazis en la Europa ocupada por Hitler. Luego sería emulado en otros campos, a saber, Sobibor.

A este acto de bravura queremos recordarlo como IOM AGUEVURÁ pues rompe con el concepto del judío sumiso y temeroso que es conducido al cadalso sin ofrecer oposiciones ni resistencia.

Y este acto de coraje no deja de evocarnos aquel otro acontecido en el año 66 de la era común, cuando los celotes que habitaban el peñasco de Masada, luego de hostigar y defenderse de los romanos por el lapso de dos años, deciden suicidarse con tal de no dejarse capturar vivos y ser enviados a Roma como botín de guerra. Dejan sus graneros intactos y las cisternas con agua para dar a ver que no se quitaron la vida por hambre, sino como un acto decidido que todo ser libre tiene el derecho de elegir acerca de su destino como mortal: ser libre o esclavo, morir combatiendo o en las cámaras de gas.

Masada marca una determinación, la de un pueblo que decide ser libre en su propia tierra. El Levantamiento del Gueto de Varsovia nos enseña que la libertad tiene un precio, y que es el sujeto el que elige y determina de qué manera quiere vivir o morir.

Se celebra Iom Hashoá el 27 de abril y, en conmemoración a esa barbarie, nuestros jóvenes junto a los sobrevivientes recorren el campo de concentración de Auschwitz en la nominada “marcha por la vida”, y luego como forma de ratificar que somos un pueblo libre y con una patria propia, se termina dicha caminata festejando Iom Haatzmaut, el Día de la Independencia de Israel, en 1948, ese sueño de Teodoro Herzl cuando en 1897 convoca en Basilea el primer congreso judío y se establece la palabra Sionismo, como el derecho al retorno a la tierra de nuestros ancestros, y él profetiza que pasarán cinco, o a lo sumo cincuenta años, y los judíos habrán de recuperar la tierra prometida, la patria bíblica, Eretz Israel. Y no erró, pues hubieron de transcurrir 51 años, y los judíos del mundo después de 2000 años de diáspora hubimos de recuperar una Nación, un derecho a vivir dignamente, fuera de injurias y pogroms, y esta patria nos garantiza a todos, aunque no vivamos en ella, a que nunca más seremos tratados como bacilos, ratas y “Muerte a los judíos”, frases que oyó Herzl en París a causa del Affaire Dreyfus y la ola antisemita resurgida otra vez.

Para finalizar y como un homenaje a aquellos que han caído otrora, y los que caen día a día defendiendo el derecho a que todos podemos tener una Patria y ser libres, tomo las palabras de Hirsh Glick, asesinado a la edad de 25 años en los bosques por campesinos polacos.

En su Himno a los Partisanos dice:
Nunca digas que emprendes el último camino
Cielos plomizos ocultan días azules
Aún vendrá la hora ansiada
Y nuestro paso marcará:
Mir zeinen du!!! (Estamos aquí!)
…………………..

Escritura que denota un espacio libre, distinto a la pluma de Paul Celan, sobreviviente de la Shoá, donde su poética entona toda la tristeza de quien fue testigo de los campos de concentración. Escribe:
Leche negra del alba te bebemos en la tarde
Te bebemos al mediodía y en la mañana te bebemos de noche
Bebemos y bebemos
Cavamos una tumba en los aires donde no estamos estrechos
…………………

Esta es su Todesfüge, su fuga de muerte, su muerte en vida, y una vida muerta, atravesada por el horror y la culpa, distinto a la poética de aquel que aún tuvo la oportunidad de morir en libertad.

Con estas palabras queremos rendir un sentido homenaje a la bravura, la libertad y al derecho de sostener la diferencia porque cuando el mundo quiere hacer consistir al Uno totalitario, surgen los Hitlers de ayer, de hoy, de siempre, agazapados y a la espera para sojuzgar al diferente, cuando un mundo ciego les da su oportunidad.

La ceguera ha sido la responsable de la creación de las cámaras de gas, la ceguera acontece día a día cuando frente al débil caído nadie levanta la mano diciendo:

¡Estamos acá… Todos somos judíos!!

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One thought on “Iom Hashoá, Iom Haguevura, Iom Haatzmaut”
  1. Una de las cosas que me emocionaron en mi vida,es un pequeño articulo en un diario en internet,dice algo asi mañana se declarara la indepencia de Israel,y asi fue

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