La escritora recorre, en un texto breve, los temas que la inquietan. ¿De dónde regresa, en realidad, el hombre? El ebook forma parte de la colección “Leamos cuentos” y se puede leer gratis con cualquier dispositivo
Por Belén Marinone
¿Qué impulsa a un hombre a regresar al hogar que abandonó hace años? ¿Es un acto de redención, un intento de reconciliación o algo más oscuro y perturbador? Hace años que dejó su casa, pero regresa. Su vuelta no es la de un hombre arrepentido ―quizá es un soldado que vuelve de la guerra o un infiel―, sino la de alguien que quiere romper la paz de aquellos que ha dejado atrás. Desde un hotel en decadencia, observa a su familia a la distancia, como un extraño, mientras planifica cada paso para irrumpir en sus vidas de nuevo. Lo que parece una historia de reconciliación familiar, pronto se convierte en un relato cargado de obsesión, resentimiento y deseos de venganza.
Esta es la trama de De regreso a casa, un cuento inédito en español, breve e intenso, de la escritora Ariana Harwicz, que Leamos -la editorial digital de Infobae- presenta en su colección Leamos Cuentos, disponible para descarga gratuita clickée aquí.
En diálogo con Infobae, Harwicz dice que “todo el cuento es ese intento voyeurista, la cuestión del espía, que es un clásico” y agrega que piensa en “la figura del testigo ocular, del espía de La ventana indiscreta de Hitchcock, pero también de tantas otras historias de quienes observan”. Por ejemplo, “los soldados cuando usan la mirilla para ver a quién disparar, vigilando al enemigo en la otra trinchera”.
En este caso relato breve, se trata de un ¿veterano? que observa a su familia a través de una ventana y por la “mirilla” del resentimiento.
Harwicz es una de las voces más provocadoras de la literatura contemporánea en español. Nació en Buenos Aires en 1977 y desde 2007 vive en el campo en Francia. Su primera novela, Matate, amor (2012), fue finalista de premios internacionales y adaptada al teatro; en 2024 será llevada al cine por Martin Scorsese, bajo la dirección de Lynne Ramsay y con Jennifer Lawrence como protagonista. Le siguieron La débil mental y Precoz, que completan su Trilogía de la pasión, publicada por Anagrama en 2022.
Con su cuarta novela, Degenerado (2019), y el ensayo El ruido de una época (2023), Harwicz afianzó su reputación como autora de una prosa cruda y sin concesiones. También publicó Desertar (2021), junto a Mikaël Gómez Guthart, y escribió el libreto de ópera Dementia, que se estrenará en el Teatro Colón en 2025. En su más reciente obra, Perder el juicio, una madre es separada de sus hijos por el sistema judicial, pero se los lleva y huye.
Reconocida por su estilo visceral y su exploración de los temas más incómodos de la condición humana, la autora narra en una historia donde el hogar, en lugar de ofrecer refugio, se convierte en un campo de batalla emocional y de rabia acumulada durante años a punto de estallar.
El relato
En De regreso a casa, Harwicz crea una atmósfera cargada de tensión, donde el regreso al hogar se convierte en un acto de intrusión y conflicto. El protagonista, quien se describe a sí mismo como un “muerto-vivo”, no busca la reconciliación, sino la interrupción de la vida cotidiana de su familia, que ha seguido adelante sin él.
Desde su exilio autoimpuesto, observa a su familia como un extraño, alimentando una rabia contenida que lo empuja a vengarse por haber sido “el olvidado”.
En este cuento, el hogar deja de ser un refugio y se transforma en un escenario de confrontación, donde cada silencio y cada mirada son el preludio de un desenlace oscuro y perturbador. “Al tomar el tópico de la familia, la destrucción y el abandono, vuelve a aparecer la obsesión de un núcleo familiar imposible, una ‘bomba activada’”, dice Harwicz.
Ariana Harwicz sobre “De regreso a casa”
– De regreso a casa” parece cuestionar la noción de hogar y pertenencia. ¿Cómo interpreta usted la relación entre el protagonista y su familia, así como su retorno a un hogar del cual parece siempre haber estado fuera, incluso antes de irse? ¿Intenta reflejar la destructividad que puede surgir en un entorno familiar tras años de abandono y resentimiento?
– Para mí, ningún texto de ninguna naturaleza “quiere decir” algo específico. Soy bastante radical en ese sentido; no creo que un texto hable sobre el fin de la civilización, el fin de la pareja, la destrucción de la familia o el aumento de los feminicidios, lo que sea. Creo que existen tópicos, temas y obsesiones en los autores, y soy consciente de los míos: la maternidad, la familia, la extranjería y la guerra. Diría que esos cuatro. Quizás, de algún modo, siempre la familia y la pareja como metáfora de guerra, lo mismo con la maternidad en Matate, amor y en todas las demás obras. Pero también trato de evocar figuras más lejanas, más oblicuas. Siempre busco crear un texto con una “orilla de mar” muy amplia, un imaginario mucho más variado. En todo caso, creo que, al tomar el tópico de la familia, la destrucción y el abandono, vuelve a aparecer la obsesión de un núcleo familiar imposible, una “bomba activada”. Los miembros de la familia siempre se ven desde afuera, como alguien ilegal y expulsado.
– En este cuento, el protagonista describe a los habitantes del hotel en el que se hospeda con un “espíritu de colaboración” similar al de 1942 y menciona que algunos “podrían servir para la Gestapo Francesa”. ¿Cree que en nuestras sociedades contemporáneas persisten formas de colaboración o conformismo peligrosas?
– Por supuesto que sí. Creo que estamos en pleno 1940, fines de 1930, la gestación del gen, del modus operandi, el reflejo de la colaboración, por supuesto en el contexto de antisemitismo, pero también en otros contextos, por ejemplo, el de delación, como fue el COVID, que no desapareció y está más fortalecido que nunca. Son sociedades profundamente colaboracionistas. Estamos en eso ahora.
– El protagonista observa a su familia desde lejos y describe sus movimientos con una precisión obsesiva. ¿Cómo construyó esta mirada voyeurista y qué busca narrar sobre el deseo de control o de posesión de aquello que perdió por propia elección?
– Todo el cuento es ese intento voyeurista, la cuestión del espía, que es un clásico. La figura del testigo ocular, del espía de La ventana indiscreta de Hitchcock, pero también de tantas otras historias de quienes observan. También espían los soldados cuando usan la mirilla para ver a quién disparar, vigilando al enemigo en la otra trinchera. Entonces él, obviamente, es un soldado. En realidad, es un falso soldado porque nunca se sabe si efectivamente combatió en el frente en guerras, o si es un infiel que se fue con otra mujer, tuvo otras familias y regresó. No se sabe; es turbio. Quiero decir, no es que yo lo sepa tampoco.
– Existe una relación en este punto con Degenerado
– Es un poco como en Degenerado, que no se sabe si es un pedófilo o solo un chivo expiatorio del pueblo, acusado de un crimen que no cometió, o si, en efecto, es un degenerado, un criminal, un pedófilo. En De regreso a casa, es un tipo que vuelve como veterano condecorado, como esos soldados que regresan de Vietnam o Afganistán, ese imaginario estadounidense del soldado que vuelve después de haber luchado en el frente, con un ojo menos o la cara desfigurada. Pero no sé si él se hace pasar por un soldado desfigurado o efectivamente lo es, o si se fue con otra mujer, abandonó a sus hijos y vuelve ahora, cansado, en su vejez. Y sí, este personaje mira a la familia como un tirador de élite.
– En De regreso a casa, el protagonista siente una rabia profunda y deseos de venganza por haber sido el “olvidado”. ¿Qué busca realmente al regresar? ¿Es su deseo de venganza una forma de recuperar el control perdido, o es el grito desesperado de alguien que no soporta su propia irrelevancia?
– Es alguien que se siente irrelevante y por eso se inventa un pasado glorioso. Hoy, 13 de noviembre, se cumple el aniversario del atentado islamista terrorista en el Bataclan, en Francia. Hay una película y un libro que es La mitómana del Bataclan, un caso entre miles, pero que también puede ocurrir en Cromañón o en cualquier otra desgracia, tragedia, atentado, como en la AMIA o en la guerra de Malvinas. Digo, que haya gente que se haga pasar por combatiente o víctima sin serlo. Tal vez es su propia irrelevancia la que los lleva a inventarse un pasado glorioso y bélico, o tal vez es el deseo de que no los olviden.