Hamás: La nueva Carta previsiblemente no nueva

Bassam Tawil
Yasser Arafat puede haber sido galardonado con el Premio Nobel de la Paz, pero sus funcionarios de la OLP y él realmente merecen el premio por el arte del engaño. Durante décadas, la OLP ha encabezado una de las mayores estafas de la historia y ahora parece que Hamás, el movimiento palestino de la Hermandad Musulmana, está a punto de unirse al panteón de los mentirosos compulsivos.
De acuerdo a los informes en los medios árabes, Hamás estaba a punto de publicar un “documento político” en el que “acepta” la “solución de dos estados”. El supuesto documento ya está siendo aclamado por algunos analistas occidentales e israelíes y los apologistas de Hamás como una señal de la marcha del movimiento islámico radical hacia la moderación y el pragmatismo.
Vale la pena señalar que, a diferencia de lo que se publica en muchos medios de comunicación, Hamás NO cambió su Carta, que pide explícitamente la eliminación de Israel. El nuevo documento de Hamás está destinado al consumo exterior y está dirigido sólo a oídos y ojos de estadounidenses y europeos. La Carta original de Hamás en árabe seguirá en vigor incluso después de que el nuevo documento se haga público y aparentemente oficial.
La Nueva Carta expresa toda clase de brumas sobre los derechos humanos sobre los cuales los occidentales y los medios de comunicación suelen conmoverse, tales como:
“Hamás cree que el mensaje del Islam viene con moral de justicia, verdad, dignidad y libertad, y está contra la injusticia en todas sus formas, y castiga a los criminales sea cual sea su sexo, color, religión o nacionalidad”, etc. (Nueva Carta de Hamás, artículo 9).

Esta declaración está, sin embargo, en la misma Antigua Carta de Hamás. Ni siquiera se molesta en renunciar a la jihad como un medio aceptable de “resistencia”. Esto es Hamás hablando en código; perseguir la “resistencia” contra Israel significa: planeamos continuar lanzando ataques terroristas contra Israel.
“Hamás confirma que no se debe acordar la paz en Palestina, basada en la injusticia hacia los palestinos o sus tierras. Cualquier arreglo basado en eso no conducirá a la paz, y la resistencia y la Jihad seguirán siendo un derecho legal, un proyecto y un Honor para todo el pueblo de nuestras naciones”. (Nueva Carta de Hamás, artículo 21)
El bluff de la OLP comenzó con la firma de los Acuerdos de Oslo con Israel en 1993 y alcanzó su apogeo tres años después, cuando los líderes de la OLP lograron convencer al presidente Bill Clinton y a la comunidad internacional, incluyendo a muchos israelíes, que no pide la destrucción de Israel. La verdad, sin embargo, estuvo muy lejos de eso.
En 1996, el parlamento en el exilio de la OLP, el Consejo Nacional de Palestina (PNC), celebró una sesión en la ciudad de Gaza, donde sus miembros decidieron “confiar a un comité jurídico la reformulación de la Carta Palestina”.
Nadie sabe si el comité hizo alguno de los cambios propuestos.
Tampoco está claro si dos tercios de los miembros de la PNC (la mayoría requerida) votaron en realidad a favor de cambiar la Carta de la OLP.
Al día de hoy, algunos palestinos sostienen que la carta nunca fue modificada o revocada oficialmente y que toda la actuación fue una mentira para engañar a la comunidad internacional e Israel en la creencia de que los palestinos habían abandonado su sueño de destruir a Israel a través de la “lucha armada”.
La cuestión de la Carta de la OLP, como la promesa de la OLP de trabajar por una solución de dos Estados, es oscura. Lo que está claro es que muchos en la comunidad internacional se tragaron la estafa y comenzaron a creer que Arafat y sus cohortes finalmente estaban llevando a su pueblo hacia la paz real, comenzando con el reconocimiento del derecho de Israel a existir.
Un vistazo a las acciones de la OLP en las últimas dos décadas demostrará que este tigre ciertamente no ha cambiado sus rayas. Desde la firma de los Acuerdos de Oslo, la OLP y sus líderes, primero Arafat y ahora Mahmoud Abbás, han rechazado de manera consistente y obstinada todas las ofertas de paz israelíes, algunas de las cuales eran exorbitantemente generosas.
La OLP y muchos otros palestinos tienen una cosa en mente: establecer un estado palestino junto a Israel para usarlo en el futuro como una plataforma de lanzamiento desde la cual destruir a Israel.
Este deseo de reemplazar a Israel por un Estado palestino explica por qué ningún líder palestino jamás firmará un documento que ponga fin al conflicto con Israel, sin importar lo que se le ofrezca. Ningún líder palestino está autorizado incluso a prometer fin a las demandas palestinas, incluso si se le da todos los territorios controlados por Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967. Alguien podría justificadamente venir más tarde -después de que la tierra hubiese cambiado irreversiblemente de manos- y preguntar con qué derecho Mahmoud Abbás, un líder en el duodécimo año de un mandato de cinco años, tenía autoridad legal para aceptar algo. Esa pregunta debería – y debería – invalidar cualquier acuerdo de la noche a la mañana.
Abbás ha demostrado durante la última década que su verdadero objetivo es minar, deslegitimar y aislar a Israel; no hacer la paz. Abbás está dispuesto a aceptar un estado palestino en Cisjordania y la Franja de Gaza (así como Jerusalén Este) sólo porque ve esta solución como parte del “plan escalonado” para eliminar a Israel. La Carta de la OLP, que aparentemente fue cambiada, sigue viviendo en la mente y el corazón de Abbás y de muchos palestinos.
Después de dos décadas, Hamás finalmente ha despertado el poder de la mentira. Sus líderes están expresando lo que la comunidad internacional desea escuchar, a cambio de legitimidad, reconocimiento y dinero. Al igual que la OLP, Hamás ha aprendido que en este caso, las palabras son más importantes que las acciones. Pronuncia las palabras: “Aceptamos un estado palestino en los límites de 1967” y encontrarás el mundo a tu puerta.
El nuevo documento no deja lugar a dudas de que Hamás continúa buscando la destrucción de Israel a pesar de su supuesta aceptación de un estado palestino en las líneas anteriores a 1967. Hamás “no renunciará a cualquier parte de la tierra de Palestina, independientemente de las razones, las circunstancias y la presión”, dice el documento, de acuerdo a los informes de los medios árabes. “Hamás rechaza cualquier alternativa a la liberación de Palestina en su totalidad, desde el río hasta el mar”.
El documento continúa aclarando que incluso si Hamás acepta un estado palestino en las líneas anteriores a 1967, “esto no significaría el reconocimiento de la entidad sionista ni la renuncia a ninguno de los derechos palestinos”. El nuevo documento repite el compromiso de Hamás con la “lucha armada” contra Israel:
“Resistir a la ocupación, con todos los medios y métodos, es un derecho que está garantizado por las leyes internacionales, en el corazón de la resistencia armada, que se considera la opción estratégica para defender a nuestro pueblo y restablecer sus derechos”.
Aún más señales de la pretendida “moderación” de Hamás, el documento resalta el “rechazo absoluto” de los Acuerdos de Oslo, firmado en 1993 entre Israel y la OLP. Además, el documento afirma el compromiso de Hamás de trabajar para inundar a Israel con millones de “refugiados” palestinos a través del llamado derecho al retorno. En teoría, los palestinos deben dirigirse hacia un Estado de Palestina: eso es para lo que supuestamente se está creando. “Palestina es una tierra árabe e islámica, es una tierra bendita y sagrada que ocupa un lugar especial en el corazón de todos los árabes y musulmanes”, subraya el nuevo documento.
La conversación sobre Hamás aceptando la solución de dos estados no es más que un farol. El propio Hamás está diciendo que aceptará un Estado palestino en las líneas de 1967, pero sin reconocer el derecho de Israel a existir. En otras palabras, Hamás le está diciendo a Israel, “Dame un estado en tu puerta para que yo pueda posicionarme mejor para destruirte”. Con moderados como esos, ¿quién necesita extremistas?
Nuevo o no, Hamás continuará lanzando cohetes y perpetrando otros ataques terroristas para matar a judíos. El “pragmatismo” del “nuevo Hamás” radica en su habilidad amplificada para engañar a Occidente.
No todo el mundo, sin embargo, se engaña. Hamás está usando los viejos trucos de la OLP para alcanzar los fines actuales: conversación doble, mensajes contradictorios, algunos en inglés, algunos en árabe. Ellos llenan la mente de sus pueblos con veneno anti-Israel mientras envían notas de amor a la comunidad internacional. Hey, funcionó para la OLP, así que ¿por qué también no para Hamás?
El Día de San Valentín ha llegado y ha desaparecido, pero Hamás y la OLP ahora tienen una base común crucial: charlar con los donantes occidentales, mientras que siguen los planes furtivos de destruir a Israel.

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