El cadáver de un hombre, de alrededor de veinte años, con antecedentes policiales, con numerosas heridas de bala, fue hallado en un pozo, cerca del cementerio de Ramat Hasharón, en el centro del país.
La policía cree que el cuerpo ha estado allí desde hace varios días.
El secreto de sumario pesa sobre la difusión los detalles del caso, que se cree que es de índole delictivo y no terrorista.
El viernes fue asesinado a balazos Jamal Ali Hasarma, de 60 años, en las afueras de la localidad árabe de Deir al Asad, en el norte de Israel.
En los últimos meses se ha registrado una ola de asesinatos en las comunidades árabes de Israel. Los habitantes árabes denuncian que la policía ignora en gran medida los hechos de violencia en ese sector: desde vendettas entre clanes y ajustes de cuentas entre bandas mafiosas hasta la violencia doméstica y los llamados “asesinatos de honor”, dirigidos generalmente contra mujeres por sus parientes masculinos cercanos.
Varias manifestaciones y marchas masivas se han llevado a cabo en las comunidades árabes israelíes reclamando a las autoridades que se ponga fin a la ola de crímenes.