Los recientes enfrentamientos entre Israel y Hamas generaron distintas “polémicas” en el mundo, revolucionando las redes sociales y la opinión pública. Pero lo que la gente no pudo escuchar son las voces de los protagonistas que durante los 11 días de conflicto vivieron encerrados en refugios con misiles volando sobre sus cabezas, sin descanso alguno.
Diana y Nestor, dos argentinos que viven en Nir Yitzhak, nos explicaron que el motivo de vivir en una zona tan caliente como la frontera con Gaza, representa para ellos el hogar en el que construyeron sus valores, creencias y vivencias. Ya no les impacta que la vista de su balcón sean las estructuras de edificios controlados por terroristas, ni que sus vecinos los sorprendan con globos que contienen explosivos.
Luego de los sucesos ocurridos este último mayo, admitieron que los niños pagan un precio psicológico alto difícil de controlar: No se bañan solos, duermen con sus padres y las pesadillas a raíz del miedo son constantes.
Los pueblos que están a menos de siete kilómetros de la Franja de Gaza tienen el beneficio de contar con refugios en cada casa otorgados por el Estado. Una vez que suena la alarma “Tzeva Adom” (color rojo), los habitantes tienen 15 segundos para correr y resguardarse.
Ambos coinciden en que tan solo un muro divide a dos poblaciones civiles (quitando del medio al terrorismo), que buscan la paz y la cooperación para poder pasar sus días en armonía y no en guerra.
Consideramos que estos son los testimonios más reales, que más nos nutren, que informan más que las noticias descontextualizadas que leemos en distintos medios. Éstas son las voces y las experiencias que más nos deberían marcar y ojalá todos tengan la oportunidad de escucharlas, sea del lado que sea, con la cabeza abierta y la esperanza como bandera.
Por: @yallawanderer