Cientos de cristianos ortodoxos locales asistieron el sábado pasado al tradicional acto religioso e insignia. El mismo contó con la presencia del patriarca Teófilos III en el interior del Edículo que protege la tumba de Jesús, ante la mirada de fieles.
Con el clamor de la gente a flor de piel y las campanas resonando en el recinto, el par de ramilletes encendidos de 33 velas fueron prendiendo las que tenían los creyentes en sus manos. La historia dice que ese fuego baja del cielo cada año y crea una llama que ilumina la penumbra del Santo Sepulcro.
Siendo la ceremonia más emotiva de la Semana Santa ortodoxa, y en comparación con la de 2020 que fue cerrada y en formato reducido, este año se hizo sin restricciones por la rapidez de la campaña de vacunación nacional contra el coronavirus.
Tras surgir en el interior del establecimiento en cuestión, el fuego sagrado va hacia otras ciudades y países. El mismo activa la fe de los cristianos ortodoxos horas antes de celebrar la Pascua que pone fin a esta semana tan especial.