Film mágico – Lazzaro Sameaj

10 enero, 2019

(Felice Lazzaro, Italia, 2018). Dirección y guión: Alice Rohrwacher. Hay un sentido de tiempo indefinido en éste film que de lo que se podría llamar neorrealismo pasará más adelante a ser si se quiere una fábula. Se empieza con algunos minutos apenas iluminados que se desarrollan en una cocina rústica donde se acumula la gente que podría bien decirse que pertenece tal vez a otro siglo. Está en una casa bastante deteriorada, en algún lugar rural no preciso de Italia, un pequeño pueblo ocupado por generaciones de extremada pobreza.

Hay una sola bombita de luz para moverse de un lado a otro, no está claro en qué año estamos si bien más tarde surgirán algunos teléfonos celulares y así la cámara lo enfoca en primer plano a Lazzaro (Adriano Tardiolo) con sus ojos inocentes y una permanente semisonrisa calma, algo que inmediatamente sugiere una pureza casi angelical, algo de otra época aquí se hace eco a las alusiones cristianas a lo largo del film, especialmente en su segunda parte.

El pequeño pueblo lleva el nombre de Inviolata, por si había alguna duda de lo cristiano. La gente, hombres, mujeres y niños pertenecen a la calidad de siervos en un huerto de árboles de tabaco que pertenece a una nobleza venida a menos encarnada en la marquesa Alfonsina da Luna, que mantiene un régimen de servidumbre, contrariamente a las leyes que han cambiado y abolido tal régimen.

Los trabajadores, todos trabajan, no reciben paga y peor aún, contraen constantemente deudas y todo lo que producen va a los bolsillos de la dueña indiscutible. Como se trata de un pueblo alejado, no tienen idea de la ilegalidad del trato al que se los somete y ni tienen idea de que pudiera haber otra forma de vida. Están en un estado de ignorancia y por ende resignación y lo mismo va para Lazzaro que anda por ahí con su jovial temperamento, siempre servicial y al mando de cualquiera que le pidiera lo que fuese. La marquesa tiene un hijo,

Tancredi, que vive ahí una vida indolente y decadente propia de la aristocracia, infeliz y decide desaparecer entre el terreno montañoso que rodea al lugar y es únicamente con Lazzaro que tiene relación, le dice que es el único amigo que le queda y más que eso, debe ser su medio hermano, ya que su padre se ha acostado con todas las mujeres del pueblo.

No es difícil notar el parentesco del film con películas de DeSica, “Milagro en Milàn”, para mencionar alguno, y ahí están Visconti, “La tierra tiembla”, y Pasolini, pero sin duda Rohrwacher tiene una voz muy propia, el film ha sido premiado por el guión en Cannes. Este interludio informativo se da aquí, porque el film pasa en cierto momento a lo que se podría llamar realismo mágico que los espectadores distinguirán sin dificultad, una categoría realista de fábula que va abarcando todo el relato, incluyendo a Antonia (Alba Rohrwacher, hermana de la cineasta y actriz muy considerada en su país) y otra gente del pueblo, ahora en la ciudad tratando de medirse con sus exigencias de supervivencia, sin caer en un sentimentalismo elodramático hay un aire de misterio en el film donde un personaje relata un cuento de niños, una fábula que se convierte en extraña realidad. Ahora libres de la esclavitud de la marquesa, se ven atrapados por otro círculo de pobreza, en la vida urbana se trata de miseria.

Y el film hace notar las diferencias de clase en Italia. Esta segunda parte del film es preferible no relatar sino dejar ver a los espectadores sin spoilers, si se quiere, dejarlos vivir la experiencia de este magnífico film con sus delicados e inteligentes toques a los personajes y su magia. Acumulaciones de desgracias, una tras otra no tienen una promesa final de un final feliz, la sonrisa se guarda para los espectadores del gran trabajo de la joven creadora.

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