Escarbando en el pasado judío de Sighetu Marmatiei (Rumania)

10 septiembre, 2024 , ,
A la izq. Sinagoga de Sighet - Foto: Wikipedia - Dominio Pública- A la der. Elie Wiesel - Foto: Wikipedia - CC BY-SA 2.0

La ciudad de Sighetu Marmatiei, simplemente Sighet para los rumanos, fue un importante centro religioso jasídico en el pasado y contaba en los años treinta del siglo XX con una vibrante y organizada comunidad judía que desapareció en el Holocausto.

por Ricardo Angoso

La ciudad de Sighetu Marmatiei es conocida en Rumania por dos cosas: una de ellas es porque en este lugar nació el escritor y Premio Nobel de la Paz Elie Wiesel y también porque durante la era comunista en Rumania (1945-1989) albergó una de las peores prisiones del régimen, donde purgaron sus penas numerosos disidentes y presos políticos rumanos. En la actualidad, la cárcel es un museo que trata de conjurar los errores del pasado y enseñar a las futuras generaciones lo que significó en la historia rumana el siniestro periodo comunista.

En el pasado, como ocurre en tantas ciudades rumanas, especialmente de Transilvania, Sighetu Marmatiei tuvo una importante y activa comunidad judía que también desapareció durante el Holocausto. En 1771, en Sighetu Marmaţiei había una fuerte comunidad judía que se vertebraba y articulaba a través de una hermandad denominada Jevra Kadisha (Asociación del Santo Entierro). En esta época nos encontramos también con que algunos de los judíos de Sighet se unieron a la secta liderada por Jacob Frank (1726-1791). Frank fue un judío polaco, creador del frankismo y un pretendiente judío a la mesianidad en la línea del falso profeta llamado de Shabtai Tzvi (un rabino que se declaró a sí mismo el Mesías judío en 1648). La secta tuvo un gran éxito y se extendió por Polonia, Rumania, los Balcanes y buena parte del Imperio Otomano hasta que el sultán turco de la época le exigió a Tzvi un milagro en su presencia y no lo puedo realizar, siendo obligado, so pena de ser condenado a muerte o aceptar convertirse al Islam, lo que acabó haciendo y se acabó la apostasía del falso mesías.

Entre las principales sectas jasídicas de Sighet, hay que destacar que estaban los seguidores del rabino Yekuti’el Yehudah (1912-1944), Lipa Teitelbaum y más tarde de su tío Yoel Teitelbaum (líder del jasidismo Satmar); los seguidores del rabino Vizhnitser, cuyos jasidim continuaron dominando la mayor parte del condado de Máramures; y seguidores de nuevas dinastías jasídicas como Spinka, fundada por Yosef Me’ir Weiss, y Kretchnev (una rama de Nadwórna). Fuente usada y consultada:
https://encyclopedia.ushmm.org/content/en/article/sighet

Una vez establecidos los judíos en Sighet a principios del siglo XVIII, en la centuria siguiente, como resultado del asentamiento de judíos en Polonia, su número aumentó de 142 en 1785 a 3.380 en 1880. En 1910, en Sighet vivían 7.981 judíos y en 1930 la población judía era de 10.144 personas. En 1807 se construyó la primera sinagoga y se puede decir que la comunidad ya estaba plenamente organizada. El periodo de esplendor de la comunidad judía arranca de finales del siglo XIX hasta finales de los años treinta, aunque siempre el clima en esta región fue antisemita, tanto entre la población húngara como entre la rumana que conformaban Transilvania.

En las páginas de la Fundación Tarbut hemos podido encontrar esta reseña sobre la historia de los judíos de la ciudad: “A mediados de la década de 1870, los miembros de la comunidad judía ortodoxa publicaron dos periódicos hebreos, los primeros de toda Hungría. A finales del siglo XIX, la inmigración judía aumentó y el número de judíos en Sighet alcanzó los 7.000, lo que representaba un tercio de la población. Esto impulsó la economía y, a finales de siglo, se publicaron otra docena de periódicos para satisfacer las necesidades de la comunidad. La industria periodística, tanto para judíos como para no judíos, pronto estuvo dominada por judíos que actuaban como impresores, periodistas, redactores y editores. Sighet también se hizo conocida como un centro de impresión de libros religiosos, y sus imprentas publicaron cientos de libros sagrados judíos, escritos tanto por rabinos locales como extranjeros”. Fuente consultada y citada: https://www.ftsighet.com/sighet

Muy pronto, como hemos podido leer en The Cultural Guide of Jewish Europe, “la ciudad se convirtió en un importante centro de movimientos religiosos, especialmente del jasidismo. Entre los rabinos se encuentran Judah ha-Kohen Heller, Zevi Moses Abraham, Hananiah Yom Tov Lipa Teitelbaum y Samuel Danzig. Este último encabezó la comunidad liberal sefardí. La vida religiosa y cultural judía era muy rica, aunque la mayoría de los judíos vivían en la pobreza. Había escuelas judías, yeshivot, periódicos y bibliotecas. En la ciudad surgieron muchas personalidades culturales, entre ellas el autor Hirsch Leib Gottlieb, el poeta idish J. Holder, el autor idish J. Ring, el pianista Geza Frid y, por supuesto, el autor Elie Wiesel. Se celebraban obras de teatro y encuentros artísticos judíos”.

Fuente consultada y citada:
https://jguideeurope.org/en/region/romania/transylvania/sighet-marmatiei/

Hasta 1888, el cementerio judío fue propiedad de la municipalidad de la ciudad; sólo después de la ley de emancipación de los judíos que permitió la propiedad de los bienes usados por los judíos, el 1 de enero de 1888, fue cuando la comunidad pudo comprar el terreno del antiguo cementerio por 200 florines en beneficio de de la Sociedad Funeraria.  Este camposanto, como muestra del desprecio que las autoridades comunistas sentían hacia los pocos judíos que quedaron con vida tras el Holocausto, fue convertido en un parque en 1969.

Pero sigamos con el relato de nuestra historia. Tras recuperarse de la crisis económica que siguió a la Primera Guerra Mundial, la congregación judía de Sighet recuperó su fuerza y en 1920 sus 11.000 judíos constituían casi la mitad de la población de la ciudad. En esa época, la actividad sionista se intensificó a pesar de la objeción de los rabinos de la comunidad y, aunque la mayoría de los judíos de Sighet se adhirieron a la tradición, muchos se unieron a organizaciones sionistas. Los años 1920 y 1930 se caracterizaron por un auge de las actividades culturales. Muchos más niños y niñas judíos se matricularon en las escuelas municipales, además de continuar sus estudios tradicionales. La vida judía, pese a esporádicos casos de antisemitismo, seguía su curso con una gran fuerza y viveza. 

La Fundación Tarbut nos da alguna pista sobre la vida del periodo que va desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta 1940: “Los pintores y escultores judíos exponían sus obras, los músicos tocaban en salas de conciertos y cafeterías y los judíos formaban su propio coro. Los actores locales y visitantes representaban obras judías en el teatro local y en el cine local se proyectaban películas judías y no judías. Los autores escribían prosa y poesía, las bibliotecas públicas estaban repletas de jóvenes que leían todo lo que caía en sus manos y destacados intelectuales judíos daban conferencias. Los judíos formaban equipos de fútbol y tenis que competían con otros equipos judíos y no judíos. Esta actividad quedó bien documentada en las revistas literarias y culturales publicadas durante la década de 1930 hasta el Holocausto”.

EL ANTES Y DESPUES DEL HOLOCAUSTO

En 1940, como una buena parte de Transilvania, la ciudad fue adjudicada por el Segundo Arbitraje de Viena a Hungría, aliada del régimen nazi y colaboradora en la tristemente conocida como “solución final”. Tal como hemos podido leer en unas páginas de la comunidad judía local así sucedieron los hechos que precipitaron finalmente la deportación de casi todos los judíos de Sighet: “El 20 de abril de 1944, los judíos de la ciudad fueron evacuados de sus hogares y recluidos en un gueto que incluía cuatro calles de la urbe, habitadas en su mayoría por judíos pobres. El gran número de reclusos hizo que el gueto estuviera extremadamente abarrotado. En cada habitación del gueto vivían unas 20 personas. La seguridad estaba a cargo de la policía de Sighet y de la gendarmería húngara. Al mismo tiempo, había otro gueto en la ciudad, llamado el “pequeño gueto”, en el que se recluía a judíos de otras localidades del condado. El número total de judíos en los dos guetos de Sighet era de unos 13.000”.

Fuente citada y consultada:
https://roholocaust.com/event/84~Jews-in-Sighet-during-the-Holocaust

Del 16 al 22 de mayo de 1944 todos los detenidos fueron cargados en trenes de carga de ganado y enviados al campo de exterminio de Auschwitz. De los casi 14.000 judíos deportados de Sighet en mayo de 1944, se calcula que sólo unos pocos cientos sobrevivieron después de la guerra. En 1947, Sighet tenía 2.308 judíos, incluidos algunos supervivientes y un número considerable de judíos que se establecieron allí desde otras partes de Rumania. En 1956, quedaban 1.381 judíos. Durante los años del comunismo, la mayoría abandonó Rumania. Hoy no hemos encontrado datos sobre cuantos judíos quedan en la ciudad si es que todavía queda alguno. 

De todos estos luctuosos hechos da cuenta Elie Wiesel, el escritor nacido en Shiget y que fue deportado junto con familia de esa ciudad hacia Auschwitz. donde fallecieron sus padres y dos de sus hermanos. Wiesel nos dejó su testimonio en varios libros y novelas de su experiencia concentracionaria.  Dedicó toda su vida a escribir y hablar sobre los horrores del Holocausto, con la firme intención de evitar que se repita en el mundo una barbarie similar. Y nos advirtió proféticamente: “No podemos olvidar. Las imágenes están ahí, ante los ojos. Aunque no estuvieran los ojos, las imágenes seguirían estando. Creo que si tuviera capacidad para olvidar, me odiaría”.

Como apunte final, hay que reseñar que todavía quedan en la ciudad tres lugares que aún recuerdan la rica herencia judía: el cementerio judío que  tiene al menos casi tres siglos de historia y donde hay enterrados 5.000 judíos ordenados en 16 parcelas; la Sinagoga sefardí, que es la única que sobrevivió al Holocausto, también conocida como Sinagoga Wijnitzer Klaus -cuyo nombre es, paradójicamente, asquenazí-, y que fue construida en 1902 en un estilo morisco ecléctico y restaurada en 2004; y, finalmente, el Museo Elie Wiesel, la casa donde pasó su infancia el escritor hasta ser deportado a los campos de la muerte y cuyo lugar hoy es una casa conmemorativa del ciclo de vida judío de la comunidad de Sighet anterior al Holocausto.
Fuente usada y consultada: https://www.ftsighet.com/sighet

Dirección del cementerio judío: Calle Izei

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