El ministro de Relaciones Exteriores de Afganistán, Amir Khan Muttaqi, dio una inédita entrevista al medio Associated Press. En ella, afirmó que el Talibán quiere tener una buena relación con Estados Unidos, y pidió por ayuda económica para los afganos.
Muttaqi instó a liberar 10.000 millones de dólares en fondos que fueron congelados cuando los talibanes tumbaron el gobierno afgano. «Las sanciones no tienen ningún beneficio», afirmó.
Consultado por la educación de las niñas y mujeres, Muttaqi ensayó una tibia respuesta. El ministro destacó que «las niñas van a la escuela hasta el grado 12 en diez de las 34 provincias del país. Las escuelas privadas y universidades funcionan sin obstáculos y el 100% de las mujeres que habían trabajado anteriormente en el sector de la salud están de vuelta en el trabajo. Esto demuestra que estamos comprometidos en principio con la participación de las mujeres”, enumeró.
Además, afirmó que los talibanes no han apuntado a sus oponentes, sino que han anunciado una amnistía general y les han brindado cierta protección. Esas afirmaciones son desmentidas por grupos de derechos humanos. Human Rights Watch, por ejemplo, afirma que hubo un centenar de ejecuciones extrajudiciales y desapariciones.
Consultado por las imágenes de miles de afganos buscando escapar del país frente al triunfo talibán, Muttaqi lo vinculó a la «pobreza y el deseo de una vida mejor», no al miedo.
Finalmente, Muttaqi rechazó los comentarios del general de la infantería de marina estadounidense Frank McKenzie, quien dijo a AP que el grupo extremista al-Qaeda había crecido levemente dentro de Afganistán desde que las fuerzas estadounidenses se fueron a fines de agosto. McKenzie es el principal comandante militar de Washington en el Medio Oriente.
«Desafortunadamente, hay (siempre) acusaciones contra el Emirato Islámico de Afganistán, pero no hay pruebas», dijo Muttaqi. “Si McKenzie tiene alguna prueba, debería proporcionarla. Con confianza puedo decir que esta es una acusación sin fundamento».
Muttaqi dijo que no prevé cooperar con Estados Unidos en la batalla contra el Estado Islámico. Sin embargo, expresó su esperanza de que, con el tiempo, «Estados Unidos cambiará lenta, lentamente su política hacia Afganistán», ya que ve evidencia de que un país gobernado por los talibanes capaz de valerse por sí mismo «es un beneficio para Estados Unidos».