La obra “Gustav” una comedia trágica, que viene de Noruega, se encuentra con el público israelí en un lugar conocido: el duelo y la pérdida de un ser querido. Ganadora del Premio Ibsen en 2012, analiza las responsabilidades y los horrores asociados con la crianza de los hijos y nos confronta con ellos en belleza, humor y dolor. La traducción, adaptación y dirección atrevida de Raz Wiener convierte el texto en un verdadero explosivo cultural, socavando la obsesión por el nacimiento de los niños y su santificación como única forma de imaginar un futuro. La obra tiene musicales, moda de vanguardia, música clásica, Instagram y estos son los materiales que estallan en el escenario a un ritmo vertiginoso.
Cuenta con el apoyo de Mifal Hapais y la Fundación Rabinovich. Se presenta en el Teatro Iafo el 30.10 y el 1.11.
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Sobre la trama de la obra nos informan: en el punto de partida de la misma, lo peor para todos ya ha sucedido, el querido hijo Gustav está desaparecido. Pasan las semanas y finalmente no queda más remedio que declararlo muerto y celebrar un funeral sin cadáver. Pero cuando ya parecía que se podría de alguna manera recoger los pedazos y seguir viviendo, de repente hubo un golpe en la puerta. Gustav ha regresado, la alegría es indescriptible y la vida vuelve a su curso anterior. Pero entonces, un día, Gustav realmente muere y los padres vuelven a llorarlo. El duelo es diferente, mezclado con insultos y rabia. A las dos semanas Gustav vuelve a aparecer, pero luego muere por tercera vez, y por cuarta y por quinta vez. Y siempre regresa. En un drama realista, los personajes y el público se deslizan juntos hacia los reinos del absurdo.
Fotos de León Moroz