Terumá.
“Harán un Santuario para Mí y Yo residiré entre ellos”
Éxodo 25-8
El corazón
Más allá de la definición en medicina, como una bomba aspirante e impelente, es un órgano que se identifica con los deseos y las emociones.
Su ubicación central en la caja torácica, donde los huesos se ubican intentando armar un escudo o defensa, formando una valla ósea cubriendo los 360 grados.
Del cerebro al corazón
Podríamos exponer que el pensamiento es en el inicio, o lo primero, pero no todo lo que pensamos se traduce en acción o movimiento.
Se necesita un cable conector qué pueda activar ambos órganos como una unidad.
Y liberar en nuestro torrente sanguíneo grandes cantidades de hormonas que nos energizan, y promueven una tarea de búsqueda, intentando cerrar el ciclo de pensamiento, palabra, y acción.
En ocasiones, y por variadas razones algunos pensamientos o ideas no se activan al resto del conjunto, y queda como un pensamiento frío o vitrificado, es decir, congelado en nuestro deposito psíquico.
En general, la activación global de este sistema humano responde a satisfacer alguna necesidad o deseo. Y podríamos adicionar al encontrar un sujeto o un objeto o un ideal estimado por nosotros como bueno y noble y necesario, que deseamos apoyar o vincularnos con esto.
Que creó para hacer.
D’os desea al hombre como socio, en la grandiosa tarea de construir un mundo mejor.
Por ende, oculto tras el velo de la naturaleza, debe dar señales de vida a sus criaturas.
Leyes y tareas a ejecutar en pos del sendero de poder alcanzar en este mundo físico la máxima unificación posible entre la finitud y la imperfección, con la eternidad perfecta y totalizadora.
De allí la orden de construir el Mishkán o Tabernáculo o Santuario móvil.
El sitio donde se puedan conectar con la mayor intimidad posible hombre y D’os.
Allí como dice el Cantar de los Cantares del Rey Salomón: “bésame besos de tu boca pues mejor son tus amores que el vino”.
El alma desde el cuerpo. Final
Hace tiempo, el hijo de un destacado Rabino ortodoxo ya fallecido, me dijo: “durante nuestra existencia terrenal, la única forma de expresarse que tiene nuestra alma es a través del cuerpo”.
Y esta sentencia, podría ser nuestra clave para entender el objetivo de estimular nuestro corazón de carne, y de los sacrificios y la quema del ketóret o incienso qué tiene que ver con acciones humanas tangibles y físicas. Son estas la que demuestran, en definitiva y en concreto el anhelo de cumplir el deseo de Hashem y su amor por Él.
Hasta aquí, y es en este punto, donde el círculo amoroso se cierra. De la única forma posible y sustentable en el tiempo, para hacer cumplir la máxima de Shir a Shirím (escrito por Shlomó hijo de David): “Yo soy para mi amado, y mi amado es para mí”.
Para concluir: la consigna de espiritualizar la materia, y por el otro lado materializar nuestra espiritualidad interior.
El objetivo del Todopoderoso, es residir en todos los mundos, prescindiendo de su fuerza sin oposición.
Y residir y ser buscado no por presión o coacción, sino por libre elección.
Corazón en hebreo se dice “lev” y estas dos consonantes suman numéricamente 32 qué incluyen las 10 sefirot o emanaciones divinas (fuerzas con las que D’os rige todos sus mundos) y los 22 senderos de sabiduría qué representan a las 22 letras del alfabeto hebreo.
Las letras “bet” inicia la creación (libro del Génesis) y la “lamed” es la última letra del Deuteronomio o último libro del Pentateuco.
Es decir, la Torá debe y es abrazada por el corazón, en lo explícito y en lo profundo del conocimiento Cabalístico.
El corazón es el motor o la batería y los preceptos o mandamientos son la tarea a ejecutar. De esto, es la necesaria conquista del corazón, sin esto, no habría Santuario interno, y tampoco un Santuario externo.
Shavua Tov
Dr. Natalio Daitch