El ataque del 7 de octubre dejó víctimas de una violencia brutal, pero el movimiento feminista global ha guardado un inquietante silencio. ¿Por qué algunas víctimas son ignoradas en nombre de una agenda política?
Por Marina Rosenberg*
El 25 de noviembre conmemoramos el Día Internacional contra la Violencia de Género, y este año, como feminista, lo siento en carne viva y en el alma de forma desgarradora.
El 7 de octubre de 2023, mujeres israelíes fueron brutalmente atacadas, secuestradas y violentadas por terroristas de Hamás, por ser mujeres y por ser israelíes. Este dolor no ha cesado; se perpetúa cada día en las historias que revelan el horror vivido, en el sufrimiento de las 13 mujeres aún cautivas y en el silencio cómplice de quienes han preferido mirar hacia otro lado.
Parte del objetivo de esta masacre fue humillar, denigrar y destrozar a estas mujeres con una brutalidad calculada y nefasta. Los testimonios son estremecedores; cada uno es un recordatorio de la crueldad desatada ese día. Una sobreviviente relata cómo fue atada y abusada repetidamente, mientras sus atacantes se reían, prometiéndole que “no quedaría nada de ella cuando terminaran”. Otra mujer rescatada recuerda los gritos de sus compatriotas, madres y niñas, suplicando por sus vidas, solo para ser sometidas a actos de barbarie diseñados para destruir no solo sus cuerpos, sino su humanidad.
En el documental Screams Before Silence, que entrevista a sobrevivientes y socorristas sobre el ataque de Hamás, se exponen imágenes de mujeres encontradas desnudas y brutalmente asesinadas, sus cuerpos usados como herramientas de humillación pública. Estas imágenes y testimonios demuestran que la violencia fue deliberada y planificada, una táctica para desmoralizar no solo a las víctimas, sino a toda una comunidad. Como recoge el informe de la ARCCI (Association of Rape Crisis Centers in Israel), “los cuerpos de las mujeres fueron usados como armas de guerra”. Este testimonio debería conmover a cualquiera, pero ha sido recibido con indiferencia o, peor, con negación.
Un informe de Naciones Unidas publicado a principios de 2024 confirmó la ocurrencia de violencia sexual sistemática durante los ataques del 7 de octubre de 2023. El reporte señala que existen “fundamentos razonables para creer” que mujeres fueron sometidas a violaciones, violaciones grupales, mutilación genital y tortura sexualizada.
Además, revela información “clara y convincente” de que algunas rehenes han sido víctimas de violencia sexual y que este abuso podría continuar ocurriendo. Estas palabras no solo confirman la atrocidad de los hechos, sino que también nos obligan a enfrentar la realidad de que este sufrimiento persiste ante el silencio de muchos.
Desde la Liga Antidifamación (ADL), hemos reiterado en múltiples ocasiones nuestra solicitud al secretario general de las Naciones Unidas para incluir a Hamás y Hezbollah en el Anexo del Informe sobre Violencia Sexual en Conflictos Armados. Esta inclusión no solo subrayaría la gravedad de los crímenes cometidos, sino que también enviaría un mensaje contundente: el uso de violencia sexual como arma de guerra será reconocido y condenado de manera inequívoca por la comunidad internacional.
En los días posteriores al ataque, algunos se apresuraron a negar que la violencia sexual hubiera ocurrido. Cuando las pruebas se hicieron irrefutables, surgieron excusas: “casos aislados”, decían. ¿Cómo pueden ser aislados cuando los relatos describen un patrón claro de violencia? Aquí es donde se evidencia el doble estándar: en cualquier otro contexto, estos testimonios habrían impulsado un clamor universal. Sin embargo, en este caso, han sido minimizados, como si el sufrimiento de estas mujeres fuera menos digno de apoyo.
Restar importancia o negar la violencia sexual contra las mujeres israelíes, no solo hiere profundamente a las víctimas, sino que también compromete la lucha mundial en contra de la violencia sexual y por la equidad de género. Si dejamos que los sesgos políticos determinen a quién defendemos y a quién ignoramos, debilitamos los valores esenciales del feminismo: la solidaridad y protección incondicional de todas las mujeres.
Es profundamente doloroso ver cómo el movimiento feminista, que debería ser el refugio para todas, ha escogido acompañar solo a algunas. O, mejor dicho: a todas, menos a las judías. Al leer estos testimonios, siento una profunda soledad. Me enfurece ver que, en nombre de una agenda política, las mujeres israelíes violadas, torturadas y asesinadas han sido relegadas, como si su dolor fuera menos importante.
El feminismo no debería tener fronteras ni condiciones. Las mujeres que sufren violencia sexual, sin importar su nacionalidad, cultura o situación, merecen ser escuchadas, acompañadas y defendidas. Hoy más que nunca, al conmemorar el Día Internacional contra la Violencia de Género, debemos abrir los ojos y defender a cada mujer, sin excepciones ni excusas.
*Marina Rosenberg es vicepresidenta sénior de Asuntos Internacionales de la Liga Antidifamación (ADL). (@_MarinaRos)
Es mucho peor aun, primero porque no pocas de las víctimas eran comunistas, algunos de los más comunistas de los que defienden a los palestinos, los que estaban en kibutz en la frontera con Gaza más al sur, kibutz como los que acogieron a políticos socialistas como Josep Borrell, el representante de exteriores de la Unión Europea, cuando en su juventud era un socialista de los cercanos al comunismo.
Y segundo, el nuevo partido comunista Podemos tuvo un programa de televisión de debates políticos en la televisión iraní en español, HispanTV. Además, se acusó al nuevo partido comunista, al parecer falsamente, de haber recibido financiación de Irán, o también de Venezuela, lo que en España sería ilegal. Aunque ahora mismo los comunistas de Podemos forman parte de la coalición del gobierno de izquierdas, gobierno en el que los socialistas son un partido mainstream que cumple las obligaciones contractuales de España con la Unión Europea, la OTAN, etc. o hace muchos años que dejaron atrás sus locos años de juventud, resulta más que pintoresco que los españoles más de izquierdas, sobre todo los comunistas, apoyen a terroristas fundamentalistas como son los de Hamás o a regímenes fundamentalistas como Irán. Al ser los españoles más activistas políticos tienen más influencia de la que les corresponde, con sus afines manipulando a una gran parte de la sociedad española. En Irán todavía a día de hoy obligan a las mujeres a llevar velo, ahorcan en público a homosexuales o las autoridades religiosas permiten que hombres mayores se casen con niñas, en ocasiones son niñas de muy corta edad. Mientras que nunca mencionan, los comunistas, que Israel es la única democracia que existe en la región, un país que cuenta con unos valores y leyes occidentales.
Fue años más tarde de la guerra de Independencia de Israel en 1948, con el apoyo muy interesado del entonces bloque soviético, que aparecieron los terroristas de Fatah de Arafat y se autodenominaron pueblo palestino, adoptando una ideología un tanto comunista, tanto fue así que actuaban por su cuenta en el Reino de Jordania, conspirando contra este estado capitalista y contra la monarquía, ambos sistemas políticos enemigos para los comunistas. Mientras el Reino de Jordania pretendía que estos autodenominados palestinos fuesen sus súbditos, los terroristas de Arafat iban exigiendo un impuesto revolucionario a los jordanos y actuando al margen del estado que les acogía. La situación se hizo insostenible, iniciándose un conflicto terrorista entre estos nuevos palestinos comunistas y Jordania, fue a partir de entonces que Jordania ya no quiso gobernar a los actuales palestinos. Mientras que los terroristas palestinos de Gaza pueden ser confundidos con los actualmente palestinos más moderados de la Autoridad Palestina, cuando en realidad Gaza estaba sometida por el grupo terrorista Hamás mediante fatwas y la sharía, se hizo con el poder mediante un golpe cruento contra la Autoridad Palestina, asesinando a funcionarios de Fatah, a algunos arrojándolos desde la azotea de un edificio mientras lo celebraban con júbilo. Hamás también tiene muchos apoyos en Cisjordania, podrían gobernar si se celebrasen elecciones democráticas.