Nació en Brooklin, Nueva York (EEUU). En twitter se lo conoce como Rabbi Tailor, tiene su negocio en la zona de Williamsburg, en la misma ciudad que lo vio nacer. Tuvo que decidir, hace muchos años, si sería Rabino o sastre (profesión de herencia familiar). Su nombre es Yosel Tiefenbrun y es el mejor sastre a medida de la actualidad. Varias veces premiado, sus trajes son (tanto en calidad como corte) de altísima fineza.
Como a todos alrededor del globo, a Yosel también lo afectó la pandemia. Sentía la incomodidad de leer, trabajar, movilizarse mientras sus lentes se empañaban y su barba se aplastaba. Esto despertó su gen creativo y diseño una máscara/barbijo que no sólo no le empañaría los anteojos por el vapor de la respiración, sino que mantendría perfecta su barba una vez quitado.
El que alguna vez soñó con la alta costura, dada su educación ortodoxa, y la imposibilidad de crear vestidos y a la vez compartir espacio con mujeres en ropa interior, decidió la sastrería de élite. En un mundo industrializado, su trabajo se destaca por el plus de la hechura a mano.
El Coronavirus, la cuarentena, la interrupción de las ventas de elementos no esenciales o del tipo social (como el traje) hizo que su negocio comenzara a replantearse la crisis. La molestia en la visión y la mala presencia de su barba por el uso de máscaras faciales lo hicieron probar u modelo que lo satisfaga.
Así nació su barbijo y ante la crisis, optó por intentar comercializar el nuevo producto. No creía que tendría éxito, pero fue la excusa para el regreso de sus empleados y un objetivo a cumplir: pagar la renta y pagarle a sus empleados.
Fiel a su trabajo de sastrería a medida, crea este producto también a medida. Cada pedido es exclusivo y único. Varía acorde al cliente, al estilo, a la tela, al tipo de rostro. Sus barbijos oscilan entre 50 USD a 300USD. Su mayor clientela proviene de los Hipsters (subcultura de jóvenes bohemios que mueven modas, alimentaciones sanas, apoyan las causas ecológicas, etc) quienes suelen utilizar barbas como las del Rabino. La publicidad se mueve de boca en boca. Rueda en las redes y terminan en su casilla de mail o sus perfiles en las redes.
El Rabino Yosel Tiefenbrun no logró solo un buen negocio en medio de la pandemia. No sólo encontró un nicho especial que le permite continuar con todo su plantel. Lo que no todos saben es que dona un 10% de su ganancia a organizaciones que ayudan a quienes luchan en la primera línea contra el Covid-19.