Juicios de Núremberg. (Delante, de arriba a abajo): Hermann Göring, Rudolf Heß, Joachim von Ribbentrop, Wilhelm Keitel. (Detrás, de arriba a abajo): Karl Dönitz, Erich Raeder, Baldur von Schirach, Fritz Sauckel. - Foto: Wikipedia - Dominio Público

Bejla Rubin

La Conferencia de Wannsee

Pero la verdadera y única catástrofe pensada cual un nuevo Paradigma de Mal es cuando el 20 de enero de 1942, quince canallas de la más alta estirpe de las SS se reúnen en la mansión expropiada de un industrial alemán judío, en las afueras de Berlín, en la zona residencial de Wannsee y allí se da la Conferencia de Wannsee y se firma la Solución Final, Die Endlösung, eufemismo que dictaminaba el exterminio de judíos, ya sea por agotamiento al ser utilizados cual mano de obra esclava en los campos de concentración, o por las cámaras de gas y crematorios para no dejar rastros de tal improferible masacre, donde los pobrecitos que llegaban a las rampas de selección, ni bien bajaban de esos trenes que transportaban ganado, el ominoso dr. Joseph Mengele dictaminaba a la derecha a los que vivirían por un tiempo, a la izquierda, los inservibles, madres embarazadas, ancianos, bebés y menores de 16 años, ellos iban directo a las cámaras de gas.

Y una vez perdida la guerra, en ese cruel invierno de enero de 1945, se da “la marcha de la muerte” para que se vayan decantando por agotamiento aquellos que ya no podían seguir caminando, y el que caía, recibía el tiro de gracia final.

Y esta maldad única, sin precedentes en la historia de occidente, iba acompañada de la frase cínica de los nazis: “y aunque sobrevivan y cuenten lo que les hicimos quién les va a creer?”. O sea, no eran ni inconscientes, ni psicóticos, ni ingenuos, simplemente malvados, crueles que bien sabían lo que estaban haciendo y fueron entonces responsables de sus actos. Debido a ello, esta criminalidad a sabiendas, metódica y a mansalva podemos nominarla cual “crímenes de lesa humanidad”.

De la misma manera hacemos responsable a Perón de haber dejado entrar en Argentina a los altos jerarcas nazis ni bien finaliza la Segunda Guerra Mundial, escapando del juicio de Nüremberg, llegando con pasaportes falsos, portando el oro espurio robado de las pobres víctimas gaseadas durante el régimen nazi al cual sirvieron en nombre del Führer y de la patria alemana. Y con este presidente argentino, que pide lo envíen a Italia durante la guerra, para juntos leer Mi Lucha con Mussolini y aprender de dicho caudillo, el Duce, sus técnicas demagógicas de cómo someter y manejar a las masas. Y fue eso lo que importó al país, y a partir de ese momento nos ha legado nuestro “huevo de la serpiente” que ya por más de 80 años hemos sufrido y que seguimos padeciendo hasta la actualidad y que en esta última gestión no sólo vemos implementar la demagogia, las técnicas totalitarias, la mentira, sino así mismo el capricho de una mujer que pone de manifiesto un nuevo condimento en su conducción: La Maldad.

Esta Santa que quiere emular a Evita, es más, destronarla, ha logrado un séquito de fanáticos, palabra que proviene de Fanum, que equivale a Santuario, ergo con fanáticos descerebrados y fundamentalistas imposible dialogar vía la razón, y es precisamente ésto lo que esta Faraona quiere lograr, ser adorada en su Santuario, ser intocable, y regir hasta la inmortalidad y perpetuarse en el poder rompiendo con toda legalidad republicana y constitucional.

Con la venida de alemanes a la Argentina simpatizantes del nazismo se importa dicha ideología a nuestro país. Nace así Tacuara, tenemos el acto nazi en el Luna Park en 1938 y con total anuencia de sus gobernantes.

Y los testigos de dichas manifestaciones del nazismo en Sudamérica fueron observadas en silencio dado que los sujetos no se atrevían a expresar su opinión en contra, aunque veían emular los métodos opresivos y esclavistas que infligían a la oposición, amenazándolos con la pérdida de la fuente de trabajo cuando no su vida. ¿Pasado? Todo parecido con el presente es pura “imaginación”. La repetición demanda lo nuevo, los métodos serán más sofisticados, las evidencias se pueden encubrir en cuanto a los supuestos suicidios, pero cuando su móvil es la maldad, la dictadura, vemos con dolor cómo la Historia se repite y peligra la libertad de expresión, los valores constitucionales que hacen al concepto de Nación libre y soberana, y comienza a regir por poderes neutros y estados de excepción.

Hubo voces de alemanes exilados en la Argentina durante el nazismo y no todos eran judíos. Consideraban que alzar la voz y darla a conocer era una forma de combatir las atrocidades de Hitler y su cohorte contra todo aquel que no simpatizara con el nazismo. Considero entonces, y apoyo todo pensamiento libre en contra de todo gobierno totalitario, ya sea del pasado nazi como de nuestro ominoso presente y que es nuestro gran empeño cortar la cabeza de la serpiente para que esta no se multiplique cual cabeza de medusa.

Contra este demonio está luchando la Argentina para recobrar la cordura, la normalidad, pero de sobre manera la justicia que hemos perdido debido al temor de los jueces o su compra de ética y moralidad. Estamos solos frente a un gobierno que bien ha emulado a un régimen totalitario en la línea venida de Hitler y Perón y mejorada por esta señora K.

Pero este movimiento nacionalista y totalitario ya aconteció en la década del 30, con modos de operar xenofóbicos de corte antisemita, coartando las individualidades y encaminándose en contra del liberalismo.

Esa época contó con canales de difusión como las publicaciones mensuales de Crisol, Pampero y Clarinada que ayudaron a introducir a Argentina un antisemitismo militante.

En 1934 el diario Crisol va a publicar que “la raza judía es dañina a la humanidad como los piojos y las sabandijas. De esto resulta que nosotros justifiquemos en cierto modo su persecución, o extrañamiento”. Será luego Hitler que habría de llevar a cabo fácticamente tal amenaza de exterminar bacilos, ratas e insectos judíos sin la mera culpa o responsabilidad por tal criminalidad.

Entonces vemos como de a poco se va gestando el huevo de la serpiente también en la Argentina que habría de llegar a su climax con la entrada de un número importante de nazis de alto rango escapando del juicio de Nüremberg en 1945, y que será Perón quien les dará una calurosa bienvenida, ya sea por sus similitudes ideológicas, pero sobre todo por el oro con que compraban su lealtad, venido de las pobres víctimas asesinadas en los crematorios.

Para finalizar, una reseña personal. Cuando se crea el colegio alemán Pestalozzi para dar educación alemana a los hijos de los judíos emigrados y/o escapados de la Alemania nazi, el director del colegio, con lágrimas en los ojos nos dice: “cada niño emigrado ha sido lesionado en su alma inexorablemente. Expulsados de la escuela pública en Austria y Alemania, eran marcados y segregados amén de injuriados, pero lo más tortuoso e insoportable fue la de cargar en silencio, ser testigos de la angustia y los temores desesperados de sus padres”:

Doy fe de dichas palabras dado que ser hija de sobrevivientes implicaba todo eso descripto. La angustia constante, los temores no dichos pero que flotaban en el ambiente familiar, el estar sola en el mundo, el hablar otro idioma y que los chicos no me entendieran a la hora de jugar, pero el punto más oscuro y horroroso de mi historia es cuando Perón no nos deja desembarcar del barco francés llamado Provence, y nos regresan nuevamente a Europa, al puerto de Marsella. Volvemos nuevamente en avión con una visa que decía “de tránsito a Bolivia” país al que nunca arribamos.

Este es mi recorrido, mi investigación y mi testimonio para que nadie Nunca Más deba ser víctima de la segregación tanto religiosa como política.

¡Por ello y por mucho más estamos acá, por la República y la Libertad!

* Dra. en Psicología, autora de la tesis editada en 2012, Letra Viva Editorial, Buenos Aires, Argentina. Título: Auschwitz Paradigma del Mal del siglo xx. Análisis psicoanalítico, social y político. 

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