El Holocausto serbio

8 agosto, 2021 , ,

Como en otras partes de Europa, la maquinaría genocida del Holocausto se puso en marcha en Serbia nada más ser ocupada por los nazis e instalada en la capital serbia, Belgrado, una administración dócil y sumisa ante los nuevos ocupantes. El jefe de la misma, el general Milan Nedic, colaboró durante tres largos años (1941-1944) con los nazis, toleró las prácticas antisemitas y las matanzas de los ocupantes alemanes perpetradas, mayoritariamente, contra los judíos. Nedic fue un fiel colaborador de la Alemania nazi hasta que la derrota se hizo presente a las puertas de Belgrado.


Se calcula que, en 1941, vivían en Yugoslavia unos 78.000 hebreos, incluidos cerca de 4.000 judíos extranjeros o sin patria que habían hallado refugio en el país durante la década de los años treinta del siglo pasado, de los cuales vivían en Serbia algo más de 20.000 como mucho.


“Belgrado, la capital de Serbia, era la ciudad con más judíos de Yugoslavia y por tanto el primero objetivo del Tercer Reich y del Gobierno del presidente Milan Nédic. Como consecuencia de esta numerosa comunidad hebrea, a partir de marzo de 1942, tropas de las SS y auxiliares de la Guardia del Estado Serbio al mando del oficial Harald Turner secuestraron a todos los judíos de la ciudad, fusilando inmediatamente a los varones y reteniendo provisionalmente a los mujeres y niños en un recinto ubicado en el campo de internamiento de Sajmiste”, resumía una página web dedicada al Holocausto.
Fuente citada y consultada:
https://www.eurasia1945.com/acontecimientos/crimenes/serbia/
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En ese campo de concentración de Sajmiste se calcula que fueron asesinados unos 8.000 judíos de Belgrado y apenas sobrevivieron en la capital serbia unos centenares escondidos o viviendo en la clandestinidad con la ayuda de algunos civiles piadosos y  resistentes yugoslavos (partisanos). El oficial responsable de la matanza, Harald Turner, manifestaría en esos días, exultante ante sus camaradas, que “Serbia es el único país de Europa donde se ha resuelto el problema judío”.


Croacia y el campo de Jasenovac


Sin embargo, las mayores matanzas de judíos y deportaciones se produjeron en otros territorios que habían sido separados por la fuerza tras la desmembración de Yugoslavia por Alemania e Italia. En Croacia, por ejemplo, los fascistas croatas, que estaban bajo la égida de la Roma de Mussolini, asesinaron a casi un millón de judíos, gitanos, serbios y comunistas, principalmente, en el tristemente conocido campo de Jasonevac. Hasta los nazis se escandalizaron por la crueldad de los fascistas croatas. En Serbia, sin embargo, al haber una población judía menor, están documentadas menos matanzas, aunque no por su cantidad revisten menos brutalidad.

Por ejemplo, como buena muestra de ello, “el 9 de mayo de 1942, los supervivientes encerrados en Sajmiste fueron eliminados dentro de un camión hermético que se había enviado desde Berlín, en cuyo interior se asfixió a los judíos con mangueras de gas que liberaban monóxido de carbono. Una vez aniquilados las mujeres y los niños, se procedió al exterminio de los enfermos del Hospital de Belgrado y también de todos aquellos ex-militares de origen judío del disuelto el Ejército Real Yugoslavo”, según relataba la fuente ya citada anteriormente en esta nota.

Aparte de las masacres y matanzas ya reseñadas, el ejecutivo colaboracionista de Nedic practicó una política casi calcada de los nazis y segregó a los gitanos y los judíos de los serbios, promulgando leyes y decretos racistas casi calcados de las Leyes de Nuremberg alemanas. El régimen serbio, además, abrió campos de concentración en Banjica, Nîs, Trepca, Sabac, Bor, Zrenjanin, Krusevac, Smederevska Palanka, Petrovac na Mlavi y Zagubica, donde perecieron otros miles de judíos sobre todo debido a los malos tratos, el hambre y los fusilamientos indiscriminados.

Aproximadamente 60.000 judíos yugoslavos fueron asesinados en el Holocausto. Miles de judíos yugoslavos sobrevivieron escondiéndose en casas de amigos o vecinos, o uniéndose a los miembros de la resistencia, aunque las cifras de sobrevivientes en casi todas las partes de la desmembrada Yugoslavia, fue más bien escasa. Hasta la fecha de la salida de los alemanes y la liberación de Serbia, se estima que un total de 14.500 judíos serbios habían sido asesinados a manos de alemanes, croatas y de los propios serbios durante el Holocausto, el equivalente al 90% de la comunidad hebrea de Serbia. Sin embargo, las cifras entre las fuentes varían e incluso son contradictorias, pero en cualquier caso el cómputo total oscila entre las 12.000 y las 15.000 víctimas en toda Serbia. Solamente sobrevivieron en Belgrado 1.115 judíos tras la contienda mundial y el Holocausto.

Tras la Segunda Guerra Mundial, como en otras partes del continente, los judíos emigraron masivamente hacia Occidente e Israel ante la llegada al poder de los comunistas. La vida judía fue decayendo paulatinamente y en el censo realizado en Serbia del año 2011 algo menos de un millar (787) de serbios se definen como hebreos.

A pesar de que en Serbia también encontramos los famosos verdugos voluntarios de Hitler, hay que reseñar que centenares de serbios ayudaron a esconderse y refugiaron a numerosos judíos durante el periodo de la ocupación alemana y que hay más de 131 serbios declarados Justos entre las Naciones, el número más alto de todas las naciones de los Balcanes. La sociedad serbia, a diferencia de lo que ocurre en Croacia, Grecia y Rumania, no ha sido tradicionalmente antisemita e incluso durante la época socialista se permitió la emigración de los judíos de Yugoslavia hacia Israel sin problemas. Las relaciones diplomáticas entre Israel y Yugoslavia siempre fueron muy buenas hasta que, en 1967, a raíz de la Guerra de los Seis Días, el mariscal Tito dio un viraje en su política exterior y orientó la misma hacia posiciones muy cercanas a las tesis árabes con respecto al Estado hebreo.

Termino con unas palabras del director de cine Goran Paskaljevic, que es una reflexión en voz alta sobre la relación de Serbia con el Holocausto y el espinoso asunto de la memoria: “Serbia no ha honrado debidamente a las víctimas del nazismo. Tradicionalmente, ha sido un país antifascista, pero se ha hablado poco de las víctimas civiles”.

Fotos del autor:  Museo y Cementerio judío de Belgrado

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